21 noviembre, 2007

Cada vez más ejecutivos del sector creen que la producción de crudo tiene un límite


Cada vez más personas clave en la industria del petróleo están apoyando una idea que durante mucho tiempo fue marginal: que el mundo se acerca a un límite práctico para la cantidad de barriles diarios que se pueden bombear.

Algunos pronostican que los productores de crudo podrían alcanzar ese techo tan pronto como en 2012. Este límite aproximado —que dos altos ejecutivos de la industria sitúan en torno a los 100 millones de barriles diarios— está muy por debajo de la demanda que se proyecta para las próximas décadas. La producción actual está en unos 85 millones de barriles al día.

Ciertamente, el petróleo no se acabará pronto. Y muchos expertos en energía predicen que los elevados precios del crudo acelerarán el desarrollo de combustibles alternativos y mejorarán la eficiencia energética. Pero existen cada vez más evidencias de que la producción de petróleo crudo podría alcanzar una meseta antes de que esas innovaciones irrumpan a gran escala. Esto podría dar inicio a una época de cortes de energía, altos precios y feroz competencia por el combustible.

El actual debate es un giro importante respecto a una antigua y muchas veces ridiculizada noción conocida como la teoría del cenit del petróleo. Los defensores tradicionales de esta teoría, muchos de los cuales no pertenecen a la industria petrolera o son geólogos retirados, argumentan que la producción de petróleo pronto alcanzará su máximo y entrará en un declive irreversible. Una razón de ello es que casi la mitad del crudo del mundo ya ha sido bombeado. Pero se han equivocado tantas veces que su teoría ha sido degradada.

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Los nuevos adherentes —que incluyen a ejecutivos de petroleras occidentales y funcionarios o ex funcionarios de los mayores países exportadores de crudo— no creen que el estanque de petróleo esté medio vacío. Sin embargo, comparten la noción de que se alcanzará un techo en la producción global de crudo, aunque por razones diferentes: el acceso restringido a los campos petroleros, costos que no paran de crecer y una geología de exploración cada vez más compleja. Ellos argumentan que esto creará una meseta en la producción global, no un cenit, lo que llevará a que la producción se mantenga relativamente estable, pero que no crecerá ni caerá.

Un techo a la producción marcaría un cambio monumental en el mundo de la energía. Desde 1965, la producción petrolera ha tenido un crecimiento anual promedio de 2,3%, según estadísticas reunidas por la petrolera británica BP. Este crecimiento estimuló la expansión económica global en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Ejecutivos con dudas

En una conferencia realizada en Londres el 31 de octubre, el presidente ejecutivo de la petrolera francesa Total, Christophe de Margerie, sorprendió a los asistentes al decir que los pronósticos de producción de la Agencia Internacional de Energía no eran realistas. La AIE, un grupo independiente que sigue las estadísticas del sector y que tiene fama de sobriedad, proyecta que la producción crecerá entre 102,3 millones y 120 millones de barriles al día hacia 2030. Margerie afirmó que incluso será "difícil" lograr una producción de 100 millones de barriles diarios hacia 2030.

"Esta es la visión de la gente a la que le gusta hablar de manera clara y honesta, y que no sólo trata de complacer a los demás", declaró tajantemente. El ejecutivo dijo que muchos campos se están explotando a un ritmo que dañará sus estructuras geológicas, lo que limitará la producción futura mucho más de lo que la mayoría de la gente admite. Además, algunos países que tienen grandes reservas no aprovechadas están generando tantos ingresos de su producción actual, que sienten que no necesitan desarrollar esos campos. Esto pone otro límite a la producción.

Hace unas semanas, el presidente ejecutivo de la petrolera estadounidense ConocoPhillips se hizo eco de estas conclusiones en un discurso durante una conferencia en Wall Street. "No creo que el suministro supere los 100 millones de barriles al día", dijo. "¿De dónde se supone que saldrá todo ello?".

Incluso algunos funcionarios de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo pronostican límites, pese a que la OPEP siempre ha insistido en que es capaz de abastecer al mundo. El presidente de Libya National Oil Corp. también afirmó en la conferencia de Londres que será difícil para el mundo producir más de 100 millones de barriles diarios. Por su parte, el ex jefe de exploración y producción de la petrolera nacional de Arabia Saudita, Sadad Ibrahim Al Husseini, afirmó que la falta de ingenieros y equipos limitará la capacidad de aumentar la producción y mantener el ritmo de demanda de la economía global. Además, dijo, los campos recién descubiertos tienden a ser más pequeños y más difíciles de desarrollar.

¿Exageración?

Muchos en la industria todavía descartan la idea de que existen razones para preocuparse. "Yo no suscribo la idea de que el suministro de petróleo ya haya alcanzado su cenit", afirmó hace poco el presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward.

Los escenarios fatalistas acosan al sector desde hace tiempo, pero nunca se han materializado. "En los años 70, la industria del petróleo estaba convencida de que el precio llegaría a US$100 el barril en 1990 y que necesitaríamos gigantescas minas de petróleo de esquisto bituminoso (para obtener petróleo encerrado en las rocas)", dice Michael C. Lynch, presidente de la consultora Strategic Energy & Economic Research Inc. Al final, esto no ocurrió. Los nuevos descubrimientos dieron inicio a una era de petróleo barato que duró desde mediados de los años 80 hasta fines de los 90.

Los expertos del gobierno de Estados Unidos están más optimistas y pronostican que la producción mundial llegará a 118 millones de barriles diarios hacia 2030. Sin embargo, advierten que esto no se logrará si países ricos en recursos, como Venezuela e Irak, no invierten suficiente capital en sus operaciones.

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