Es hora de que EE.UU. apruebe el TLC con Colombia
por Daniel T. Griswold
Daniel T. Griswold es Director del Centro de Estudios de Política Comercial del Cato Institute.
En su discurso sobre el Estado de la Unión del 28 de enero pasado, el presidente Bush urgió a los legisladores estadounidenses a aprobar el TLC entre Colombia y EEUU firmado en el 2006, pero el cual aún no ha sido ratificado por el Congreso norteamericano. El acuerdo promete ser el voto comercial más controversial dentro de un año electoral bastante contencioso.
En los últimos 5 años ninguna nación en el mundo ha hecho más para resucitar por sí misma como Colombia. En el 2002, cuando Álvaro Uribe tomó posesión como presidente, los carteles de las drogas y las guerrillas marxistas amenazaban con poner al país de rodillas. Bajo su liderazgo, Colombia está experimentado un renacimiento de paz, esperanza y crecimiento.
El presidente Uribe ha realizado avances impresionantes en la erradicación de la violencia, lo cual incluye ataques contra sindicalistas. Su gobierno ha incrementado la presencia policial en todas las ciudades y regiones del país. Más de 30.000 paramilitares han regresado a la vida civil. Gracias a una acción policial y militar más agresiva contra los insurgentes, el nivel de violencia ha caído dramáticamente. Desde el 2002, los homicidios han disminuido en un 40%, los secuestros en un 82% y los ataques terroristas en un 77%.
La agresiva acción gubernamental ha reducido los asesinatos a sindicalistas en casi un 90%. El Ministerio de Protección Social colombiano reportó que estos asesinatos declinaron a 25 en el 2007 de una cantidad de 200 en el 2002. Los sindicalistas en Colombia están ahora más a salvo que los ciudadanos no sindicalizados. El año pasado, la tasa de asesinatos en Colombia fue ocho veces más alta que hacia los 831.000 sindicalistas del país.
El pueblo de Colombia ciertamente reconoce el progreso adquirido. Uribe fue reelecto para un segundo período en el 2006 con un 62% de los votos. La vida ha regresado a la normalidad en las principales ciudades colombianas. Como recientemente reportó USA Today, "Ha sido un giro maravilloso, incluso ha disminuido la tasa de asesinatos en Medellín a menos de un décimo de la cifra de 1991 y ha sembrado esperanza donde antes solo reinaba el desconsuelo".
El comercio es imprescindible para mejorar la calidad de vida en Colombia. Como otros tratados similares, el TLC entre EEUU y Colombia eliminaría casi todos los aranceles comerciales entre ambos países. Más del 80% de las exportaciones estadounidenses hacia Colombia, de los productos industriales y de consumo, entrarían libres de impuestos con la ratificación, y los aranceles restantes quedarían eliminados en los próximos 10 años.
Mas allá del comercio, el TLC fortalece los lazos entre ambos países. El presidente Uribe ha sido un obstáculo en contra del presidente venezolano Hugo Chávez y sus planes de difundir el socialismo antidemocrático alrededor de la región andina. Rechazar el TLC pone en peligro nuestra relación bilateral y debilitaría la credibilidad de Uribe.
Bajo presión de ciertos sindicatos, la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, junto con otros líderes demócratas, anunció el verano pasado que se oponía al TLC con Colombia debido a la preocupación sobre el nivel de violencia en el país y por la carencia de investigaciones y procesos judiciales alrededor de la misma. Su declaración leía así: "Creemos que primero debe haber evidencia concreta de resultados sostenibles en Colombia, y los miembros del Congreso continuarán trabajando con todas las partes interesadas en ayudar a cumplir esta meta antes de considerar cualquier TLC. Por lo tanto, no podemos apoyar el TLC con Colombia por ahora".
La posición de los líderes del Congreso estadounidense es un insulto a una nación colombiana que quiere seguir progresando. La seguridad y la esperanza han impulsado la economía, y el desarrollo económico ha alcanzado su mayor nivel en muchos años, reduciendo el desempleo y atrayendo cantidades récord en inversión extranjera. El turismo se ha duplicado entre el 2002 y el 2007.
Para apaciguar a los simpatizantes de su partido, los líderes demócratas van a castigar al pueblo colombiano por los fracasos de gobiernos anteriores. Han establecido un vago e imposible estándar con la intención de bloquear cualquier consideración justa del TLC. ¿Qué más puede hacer el presidente Uribe en los próximos seis meses para brindar "evidencia concreta de resultados sostenibles", que no haya provisto en los últimos cinco años?
Las acciones del presidente Uribe desde que tomó posesión y los dramáticos resultados logrados deberían ser más que suficientes para demostrar su compromiso con la libertad, la seguridad y la democracia en Colombia. Si el Congreso demócrata rechaza este enriquecedor tratado, y Colombia retrocede a la narcoanarquía, tendrá que cargar con mucha de la culpa.
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