Vive el ex subprocurador, según datos que de nuevo circulan en Washington
Desde que el gobierno de Estados Unidos diera a conocer el suicidio de Mario Ruiz Massieu el 15 de septiembre de 1999, la polémica sobre su muerte creció a través de los años, debido a que nadie, en ningún momento, vio el cuerpo sin vida de quien fuera subprocurador general de la República.
Casi nueve años después, en Washington comienza a circular información sobre el paradero de Ruiz Massieu.
La muerte del ex funcionario mexicano se dio justo dos días antes de que compareciera ante una corte de Texas para enfrentar cargos por lavado de dinero y depósitos en el Texas Commerce Bank por más de 9 millones de dólares.
Desde un principio se dudó que el ex procurador se hubiera suicidado; sin embargo, autoridades mexicanas y estadounidenses insistieron en que el ex funcionario estaba muerto.
El 21 de septiembre de 1999, el entonces embajador de Washington en México, Jeffrey Davidow, dijo a la prensa mexicana que no había ningún truco en el fallecimiento: "Mario Ruiz Massieu está muerto, ¿okey? No hay duda. No es Elvis Presley viviendo en algún lugar (de Estados Unidos). Y si ustedes piensan que Mario Ruiz Massieu todavía está vivo, piensan que quizá está en algún bar bebiendo con Elvis. Pero está muerto".
Ante la insistencia de los periodistas aseguró: "Nosotros lo sabemos. Yo he visto su cuerpo. Es una tragedia, pero no hay que ejercer la paranoia de pensar que éste es un gran truco".
Ese mismo día, funcionarios de la embajada de Estados Unidos llamaron a las redacciones de los diarios para explicar que Davidow no quiso decir que él hubiera visto personalmente el cadáver, sino que otros funcionarios del gobierno de Washington habían atestiguado que Ruiz Massieu estaba muerto.
Mario Ruiz Massieu renunció a la PGR en noviembre de 1994 cuando investigaba el asesinato de su hermano José Francisco, ocurrido el 28 de septiembre de ese año. "Los demonios andan sueltos", expresó en ese momento.
Después del anuncio de las autoridades de Estados Unidos de su suicidio, nadie vio su cuerpo.
Este hombre dejó una carta en la que acusaba al sistema emanado del priísmo de haber asesinado a su hermano.
El entonces presidente Ernesto Zedillo "no perdonó que denunciara a los dirigentes del PRI, el 23 de noviembre de 1994. Se vengó por eso. Para encontrar a los homicidas de mi hermano hay que iniciar una investigación que empiece por Zedillo. Él y yo supimos que no era ajeno a los dos crímenes políticos de 1994".
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