23 agosto, 2008

Corea del Sur destrona a Cuba en béisbol olímpico

PEKIN

Con la tristeza contenida al máximo, Michel Enríquez ofreció la mejor definición sobre la derrota de su equipo en la despedida del béisbol olímpico: "ahora mismo, Cuba está llorando''.

Este no era el guión que la poderosa escuadra antillana tenía preparado para decir adios a los Juegos hasta quién sabe cuando, pero Corea, una vez más, se convirtió en verdugo en un choque que decidía demasiadas cosas.

Si esta olimpiada tenía algún interés especial para la delegación de la isla, lo perdió ayer con un fracaso en el deporte más emblemático y querido por los cubanos de todas partes del mundo.

"Duele muchísimo, pero hay que aceptarlo'', comentó el mánager antillano, Antonio Pacheco. "Nuestra única meta era el oro. Corea jugó mejor, hizo las cosas necesarias en los momentos precisos. Nosotros nos entregamos por completo. No pudo ser''.

La pérdida de un metal dorado que parecía seguro, es el último golpe a la actuación de una embajada deportiva que tenía como meta encontrarse entre los 10 primeros lugares del medallero y que llega al último día de los Juegos iba en el puesto 27.

Pero por encima de todo, el no tener el oro del béisbol en específico, constituye un pena compartida para millones de cubanos, que consideran a este deporte el pasatiempo nacional.

Si la derrota de Cuba ante Corea en un choque de preparación antes de estos Juegos provocó una avalancha de críticas en todos los niveles, esta caída en la final será motivo de discusión durante semanas.

"Dimos una entrega total, pero no alcanzó'', expresó Pedro Luis Lazo. "No quería retirarme sin un oro olímpico más y ahora tengo que resignarme. Sólo puedo decir que dejé el alma en el terreno''.

Y por poco también deja el brazo, porque tras una actuación aceptable del abridor Norberto González durante 5.1 entradas, Pacheco apeló nuevamente a su veterano relevista para contener a los coreanos.

Lazo, aparentemente cansado por el trabajo del día anterior y de otros tantos en el torneo, no se mostró con su velocidad habitual y permitió una carrera que a la postre sería decisiva en el séptiumo.

A juzgar por el uso del pitcheo, Pacheco pareció no confiar en otros relevistas y Lazo se convirtió en una figura fija en los momentos claves.

Los cubanos, sin embargo, marcan el punto decisivo del encuentro en el mismo primer capítulo, cuando un elevado de Young Kyu Lee picó entre Yuliesky Gourriel, Eduardo Paret y Giorbis Duvergel.

Dos turnos al bate más tarde, el inicialista Seung Yuop Lee pegó un vuelacercas de dos carreras.

"Cuesta decirlo, pero esa jugada definió el partido'', explicó Pacheco. "Esa pelota nunca debió ir al terreno. Ellos son peloteros experimentados y debieron organizarse mejor para capturar la bola''.

A pesar de dos jonrones solitarios de Enríquez y Alexei Bell, el abridor Hyun Jin Ryu, estuvo soberbió ante la artillería cubana que no pudo descifrar los pitcheos del coreano durante 8.1 entradas.

Ryu, que días antes había lanzado una lechada de 1-0 contra Canadá, está a punto de llegar a Grandes Ligas, luego de impresionar enormemente a la mayoría de cazatalentos presentes en el parque de Wukeson.

Si Ryu no completó el choque se debió en parte a una mala actuación del árbitro de la goma, el boricua Carlos Rey Cotto, que casi le regaló dos boletos a los antillanos -esto provocó la expulsión del receptor Min Ho Kang por protestas- para llenar las bases en el noveno con un out.

Pero el relevista Tren Yon Chong dominó a Gourriel, quien conectó para doble matanza.

Si la frase de Enríquez lo resumía todo, el rostro de Gourriel, era la mejor definición de la derrota.

Después de todo, un hombre no llora por gusto.

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