17 mayo, 2011

Bombas y Sobornos

Bombas y Sobornos

– Por Ron Paul

Español: ¿Qué pasaría si mañana por la mañana uno se despertara y viera los titulares de que otra vez un bombardeo efectuado por un avión Chino teledirigido en suelo Estadounidense mató a varias docenas de rancheros de una comunidad rural mientras dormían? ¿Que una aeronave teledirigida cruzó la frontera canadiense en medio de la noche y efectuó el último de muchos ataques? ¿Qué tal si se dijese que muchas de las víctimas tenían sentimientos anti-China, pero que la mayoría de los muertos fueron mujeres y niños? ¿Y qué tal si la administración china, en un esfuerzo por mejorar su imagen pública en los Estados Unidos, aprobara un paquete de ayuda para enviar fondos para ayudar con las carreteras y escuelas americanas y promover aquí los valores chinos?

La mayoría de los estadounidenses no lo toleraría. Sin embargo, los eventos hipotéticos anteriores son similares a lo que nuestro gobierno está haciendo en Pakistán. La semana pasada, el Congreso aprobó un paquete de ayuda para Pakistán con el fin declarado de mejorar nuestra imagen y promover la democracia. Una vez más volví a presentar el punto, en la cámara del congreso, que nadie parece escuchar: ¿Qué tal si esto ocurriese en suelo estadounidense? ¿Qué tal si Estadounidenses inocentes fueran muertos en repetidos ataques teledirigidos por alguna fuerza extranjera que intentara arreglar nuestros problemas por nosotros? ¿El enviar dinero ayudaría a nuestra imagen? ¿Si otra nación cometiese este tipo de destrucción y violencia en nuestra patria, estaríamos interesados en adoptar sus valores?

Lamentablemente, una cosa que ha escapado enteramente a la política exterior estadounidense es la empatía. Sin mucha humildad ni respeto por la vida humana, nuestra política exterior se ha reducido a alternadamente sobornar y bombardear a otras naciones, todo con el fin declarado de “promover la democracia”. Pero si un país elige democráticamente a un líder que no es lo suficientemente pro-estadounidense, nuestro gobierno se rehusará a reconocerlo, impondrá sanciones sobre ellos, y posiblemente incluso apoyaría esfuerzos encubiertos por removerlo. Es evidente que no es la democracia en lo que estamos interesados. Lo más probable es que nuestro gobierno esté interesado en imponer su voluntad sobre otros gobiernos. Esta política de intervención sin fin en los asuntos de otros es muy perjudicial para la libertad y la seguridad estadounidenses.

Si realmente estuviésemos interesados en democracia, paz, prosperidad y resguardo, buscaríamos comerciar más libremente con otros países. El comercio libre y abundante es mucho más propicio para la paz, ya que generalmente es mal negocio el matar a tus clientes. Cuando los medios de subsistencia de uno están en juego, y los acuerdos comerciales son mutuamente beneficiosos, es en el mejor interés de todos el mantener relaciones de cooperación y amistad, en vez de matarse unos a otros. Pero en cambio, para obligar a otros países a que obedezcan nuestra voluntad, imponemos sanciones y barreras comerciales. Si nuestro gobierno realmente quisiera promover la libertad, los estadounidenses deberían ser libres de viajar y comerciar con quienes quisieran. Y si simplemente viéramos nuestras políticas alrededor del mundo a través de los ojos de los demás, entenderíamos cómo estas acciones nos hacen estar más en la mira, y por ende menos seguros, del terrorismo. La única respuesta es volver al libre comercio con todos y no enredarnos en alianzas con nadie. Son nuestras bombas y sanciones, y los condescendientes paquetes de ayuda, las que nos aíslan.

No hay comentarios.: