31 mayo, 2011

Chávez vota en Perú

Chávez vota en Perú

   Partidarios del candidato presidencial peruano Ollanta Humala participan en una concentración electoral en el Mercado Central de Lima, la semana pasada.
Partidarios del candidato presidencial peruano Ollanta Humala participan en una concentración electoral en el Mercado Central de Lima, la semana pasada.
Esteban Felix / AP

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha dicho muy poco sobre el candidato presidencial de la izquierda en Perú, Ollanta Humala. Ha dicho solo que lo conoce, que fue un “buen soldado” y que en “un gesto de rebeldía” contra el gobierno de Alberto Fujimori en el 2000 se fue a las montañas y luego fue detenido.

La historia verdadera del levantamiento militar de Humala contra Fujimori es mucho más complicada y sangrienta pero Chávez la simplificó y le quitó importancia. Es la interpretación de un golpista hablando de otro golpe. (Aquí está el video de Chávez http://bit.ly/ggFFX7)

La elección de este 5 de junio en Perú demuestra lo frágil que es la democracia en nuestro continente. Enfrenta a la hija de un dictador y ex primera dama, Keiko Fujimori, con un exmilitar que prefirió usar las balas y no las leyes para resolver sus diferencias con el gobierno en turno.

Gane quien gane, la democracia pierde fuerza en Perú. Ninguno de los dos candidatos se merece el calificativo de “demócrata” o “defensor de la democracia”. Sus pasados dicen otra cosa.

Una vez dicho esto, todo parece indicar que Hugo Chávez será, otra vez, un elemento determinante en las elecciones en Perú. De alguna manera, Chávez vota en Perú. No es algo nuevo.

La vinculación con Chávez hizo que Humala perdiera las votaciones hace cinco años. Lo mismo le pasó al candidato mexicano Andrés Manuel López Obrador en el 2006 a pesar de que no se conocen. “Fue una guerra sucia”, me dijo López Obrador, a quien acusaron de ser tan intolerante y autoritario como el líder venezolano. Y el golpe de estado contra Manuel Zelaya en Honduras en el 2009 fue justificado, en parte, por su supuesta alianza con Chávez.

Humala sabe que el de Chávez es el abrazo de la muerte (electoral) y ha tratado de marcar una distancia. En una entrevista antes de la primera vuelta, le pregunté a Humala cuál era su relación con el presidente venezolano. “Es la misma relación que tengo con todos los presidentes latinoamericanos”, me dijo. “Yo no estoy metiendo a Chávez en la campaña; son más bien nuestros adversarios políticos que quieren meter a Chávez en la campaña”.

Eso es cierto. El chavismo está absolutamente desgastado. Ningún país del continente se quiere parecer a la Venezuela de Chávez. Basta mencionar la inflación, la inseguridad, la falta de libertad de expresión, y la ridícula y ciega idolatría al jefe máximo en Venezuela para dar marcha atrás. Y eso lo sabe Humala. Pero quizás ya es muy tarde para lograr desligarse del apretón chavista.

Chávez, no queda la menor duda, genera miedo en muchos países. ¿Quién quiere un Chávez mexicano, colombiano, chileno, salvadoreño…? Más que admiración, Chávez se ha convertido en el ejemplo perfecto de lo que no debe ser un candidato presidencial en América Latina.

A pesar de tener un significativo (pero cada vez más pequeño apoyo) en Venezuela, Chávez no es un demócrata y ha mentido, flagrantemente, en varias ocasiones para llegar y mantenerse en el poder.

El 6 de diciembre de 1998, en una entrevista, Chávez me mintió tres veces. Me dijo que estaría dispuesto a entregar el poder en cinco años o “incluso antes”. Mintió. Me dijo que no nacionalizaría “absolutamente nada”, ninguna empresa. Mintió. Me dijo también que no tomaría el control de ningún medio privado de comunicación porque “basta con el medio del estado”. Mintió otra vez.

¿Por qué me mintió Chávez un día antes de las elecciones de 1998? Muy sencillo: para ganar. Pero después dio marcha atrás y hoy es un líder autoritario con la intención de atornillarse eternamente al poder.

El video de esa entrevista que tuve con Chávez (http://bit.ly/106E6f) ha circulado ampliamente en Perú, particularmente entre los opositores de Humala. La intención es muy clara: quieren hacerle creer al electorado que las promesas de Humala de que respetará la democracia, la libertad de prensa y el sistema de mercado libre –al igual como las que hizo Chávez en 1998– no tienen ninguna credibilidad.

Imposible saber si Humala las cumpliría. Pero lo que sí sabemos perfectamente es que si para este domingo 5 de junio Humala no logra zafarse del abrazo de Chávez, perderá otra vez la elección. Así de sencillo.

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