16 mayo, 2011

Kirchner tiene a Argentina en vilo

Kirchner tiene a Argentina en vilo

La presidenta sigue sin confirmar si optará en octubre a la reelección, pese a la presión de los sindicatos

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ - Buenos Aires -

Cristina Fernández de Kirchner tiene a Argentina con el alma en vilo. La presidenta no solo no ha confirmado todavía que vaya a acudir a la reelección, el próximo mes de octubre, sino que mantiene un discurso muy ambiguo al respecto y en ocasiones, incluso, amenaza con no presentarse. Su ausencia en la batalla electoral cambiaría completamente el tablero y dejaría a los kichneristas, situados a la izquierda dentro del peronismo, en una posición difícil.

Los sindicalistas quieren más representantes en las listas peronistas

"Es distinto discutir con un hombre que con una mujer", dice un líder de la CGT

El ambiguo discurso de Cristina Fernández parece dirigido a los sindicatos y muy especialmente a Hugo Moyano, secretario general de la CGT, que le ha pedido formalmente que sea de nuevo candidata, pero que continúa agitando la calle, reclamando mayores subidas salariales y, sobre todo, presionando para conseguir una mayor representación sindical en las listas peronistas. La actividad política de los sindicatos no es una novedad en la agitada historia de Argentina, pero ha ido declinando en las últimas épocas. Moyano parece decidido a forzar un regreso a etapas anteriores y colocar a sus hombres en importantes cargos electivos. Algunos de sus críticos opinan que busca también garantizarse la inmunidad ante las denuncias por corrupción que se van acumulando en su contra.

La presidenta, que, según todos los sondeos, tiene una considerable ventaja sobre cualquier otro posible candidato, peronista o no, debe decidirse antes de finales de junio, cuando se formalizarán las listas. Su intensa actividad política y sus viajes por todo el país parecían indicar que su candidatura estaba ya decidida, pero los últimos acontecimientos han vuelto a levantar dudas.

Primero están las sospechas sobre su salud, alimentadas por la cancelación de algunos actos oficiales y días de reposo recomendados por sus médicos. "Estoy haciendo un inmenso esfuerzo personal y físico", admitió en una de sus últimas intervenciones. Y, en segundo lugar, están las dudas sobre su voluntad de hacer frente a todas las presiones a las que se encuentra directamente sometida desde que falleció, el pasado octubre, su marido, el expresidente Néstor Kirchner, que actuó hasta el final como la punta de lanza de su proyecto presidencial.

Cristina Fernández tuvo una intensa carrera como diputada y senadora durante más de 10 años, antes de ganar la presidencia en 2007, en primera vuelta, lo que alienta a quienes confían en su vocación política. En su entorno, además, se ha situado toda una generación de jóvenes que se identifican con el kirchnerismo y que la presionan para seguir adelante porque, sin Cristina en la presidencia, sus carreras sufrían un duro golpe. La presidenta parece también estar preparando la incorporación de nuevos miembros en la llamada mesa chica de consejeros, entre los que siempre se nombra al actual embajador en España, Carlos Bettini, su amigo personal desde la juventud universitaria y con quien se ha visto muy a menudo últimamente.

Para algunos de los jóvenes kirchneristas, Cristina Fernández de Kirchner no va a abandonar la pelea, sino que está simplemente tratando de sacudirse la excesiva presión de Moyano y estableciendo los límites para que la CGT no crea que puede tenerla como rehén durante un segundo mandato. "Cuando un sindicato solamente ve lo que les importa a sus afiliados y va en contra del resto, pasa a ser una corporación", advirtió hace pocos días Cristina Fernández, irritada por varias decisiones sindicales que complicaron el tráfico aéreo o el abastecimiento de gas y de fuel. "A mí no me van a correr", se enfadó la presidenta.

Para colmo, el hijo mayor de Moyano, Pablo, que como su hermano Facundo ocupa importantes cargos en la organización sindical de su padre, se despachó en una radio recordando que "la relación con Néstor era diferente". "Es distinto discutir con un hombre que con una mujer", precisó. "Es lo que le pasa a cualquier persona en el trabajo: no es lo mismo discutir con una jefa que con un jefe". Pablo Moyano dejó claro de qué se discute: "Hay muchos trabajadores y dirigentes capacitados para ocupar cargos de poder, como diputados, senadores, intendentes, concejales y otros cargos que se eligen en octubre".

Los Moyano tienen que tener cuidado con la presión que ejercen sobre la presidenta, porque si Cristina Fernández no opta finalmente a la reelección, podría ser el momento de un candidato peronista más a la derecha, como el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, bien colocado en los sondeos.

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