18 junio, 2011

Caso Hank: un fracaso político

Caso Hank: un fracaso político

Jorge Fernández Menéndez
La liberación de Jorge Hank Rhon, absuelto por falta de pruebas del delito de acopio de armas, es un fracaso rotundo para el gobierno federal. Se podrá argumentar que se trata de un yerro de la justicia; que la juez Blanca Evelia Parra Meza tomó una decisión equivocada; incluso, como se ha dejado trascender, aunque se considere inverosímil, que la detención fue apresurada y no producto de una decisión evaluada conscientemente. Lo cierto es que haber detenido a Hank Rhon exactamente un mes antes de las elecciones del Estado de México y tener que dejarlo en libertad unos días después sólo puede considerarse un fracaso más político que judicial.
La pregunta es quién toma las decisiones y cómo. Se ha dicho de todo, desde que el presidente Calderón se enteró de la detención en la mañana del sábado 4 de junio pasado, cuando estaba en Cozumel, hasta que la misma se produjo debido a una información proporcionada por la DEA estadunidense que obliga a actuar. En realidad, importa poco, lo que queda de manifiesto, como hemos dicho muchas veces en los temas relacionados con la seguridad, es que el problema no estriba en la estrategia, sino en la política. Una detención como la de Hank Rhon no se puede realizar con bases tan endebles como la efectuada, con fundamento solamente en el presunto acopio de armas, sin tener amarrados los hilos políticos y judiciales suficientes para garantizar que no habrá marcha atrás. Y eso es tarea, sobre todo, de la Secretaría de Gobernación, que además está encabezada, y la mayoría de sus funcionarios de primer nivel tienen el mismo origen, por un bajacaliforniano que no puede ignorar lo que está pasando en su estado, Francisco Blake Mora.
Es la política, o mejor dicho, la ausencia de ésta, lo que nos debe preocupar, en éste y en muchos otros casos. No se puede gobernar (y una detención de ese calibre es un acto de gobierno) bajo el sistema de prueba y error. No se pueden tomar decisiones sin saber cuáles serán los pasos posteriores. Y eso está ocurriendo una y otra vez. Pero, además, todo se da en el marco de una fuerte ofensiva política contra el PRI, en la que declaran contra ese partido desde el presidente Calderón hasta sus precandidatos, donde se quiere poner como ejemplo de esa corrupción a Hank Rhon… para que la juez encargada del caso lo deje en libertad. No es la estrategia, sino la política, la que no funciona, desde hace tiempo, en el gobierno federal.
No sé si Hank Rhon debía ser procesado por acopio de armas, pero no me cabe duda que tendría que haber sido por lo menos consignado por el asesinato del periodista Héctor El Gato Félix, cometido hace 20 años. Jorge Hank ha vivido mucho tiempo en la impunidad, por ése y otros hechos, aunque nunca, luego del paso de 12 procuradores y cinco gobernadores desde la muerte del periodista Félix Miranda, había sido molestado. Pero precisamente por eso, si se decidió finalmente activar el sistema de justicia en su contra, el gobierno federal no podía hacer el ridículo y menos aún en un operativo donde se involucra al Ejército, donde se invoca la figura de la flagrancia para no contar con una orden de cateo, donde es evidente que se está dando un golpe judicial, pero también político. Si la idea era dejar en claro que la justicia llega también a los peces gordos, pues resulta evidente que éstos no tienen por qué preocuparse.
Y tampoco el PRI. Luego de la sorpresa inicial por la detención de Hank Rhon, sus dirigentes se quedaron al margen del debate, se limitaron a decir que esperarían la decisión de la justicia y no entraron en una defensa en la que no tenían nada que ganar. Como aquí dijimos, políticamente Hank Rhon es impresentable, antes y después de la decisión de la juez Parra Meza, y el priismo no cayó en la tentación de defenderlo. Pero ahora tiene un terreno muy amplio para contraatacar sin costo político alguno. En estos días hemos insistido en que existe una profunda confusión: que no se entiende que la elección de 2012 no será como la de 2006. Pero tampoco, sean justas o no las comparaciones, se va a tratar de un referéndum sobre el pasado del PRI. Lo que se ha dicho del PRI en muchos sentidos es verdad: durante sus gobiernos hubo crisis, también inseguridad, hasta se decidía si se hacía o no un concierto de rock (y recuerdo que en el  Congreso también hubo panistas que exigieron que Madonna no se presentara en México o que comentaron, como José Ángel Conchello, que los conciertos de rock se tenían que prohibir porque eran diabólicos, así que en todas partes se cuecen habas). Pero se olvida que el último gobierno priista habrá terminado, el día de las elecciones, 12 años atrás. Que votarán millones de jóvenes que nunca han vivido bajo el priismo y a los que les importan más las vicisitudes del futuro que los fantasmas del pasado.
Y cuando esos fantasmas se agitan y al final quedan impunes, se tornan inofensivos.

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