04 junio, 2011

Keynes, Mundell y las devaluaciones

Keynes, Mundell y las devaluaciones

por Manuel Hinds

Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).

El famoso economista inglés Lord John Maynard Keynes escribió en su obra más famosa: "Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando no lo son, son más poderosas que lo que es comúnmente entendido. De hecho el mundo está regido por poco más. Los hombres prácticos, que se creen totalmente exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente los esclavos de algún difunto economista. Locos en posiciones de autoridad, que oyen voces en el aire, destilan su frenesí de algún escritorzuelo académico de algunos años atrás".

Estas palabras acentúan la importancia de conocer los orígenes de las ideas, sus motivaciones y sus limitaciones antes de pasar a aplicarlas. En ellas, Keynes también destila la profunda ironía con la que él veía a las personas que se consideran libres de toda influencia intelectual y se enorgullecen de eso. Pero a Keynes, un profesor de la Universidad de Cambridge que vivió en la Inglaterra de la primera mitad del siglo XX, no se le ocurrió que podía también haber personas que se consideran intelectuales y que aún así fueran esclavos de ideas viejas y polvorientas de las cuales no supieran los orígenes.

Este es el caso, por ejemplo, de los entusiastas de las devaluaciones de las monedas, que creen que éstas son modernas y que creen que el que las volvió modernas fue precisamente el mencionado Lord Keynes. Si lo supiera Keynes se revolcaría en su tumba, ya que él siempre fue enemigo de las devaluaciones y un defensor de los tipos fijos de cambio. De hecho, él tuvo la oportunidad única de darle forma a un sistema monetario global (el de Bretton Woods), que diseñó con Harry Dexter White de EE.UU. al final de la Segunda Guerra Mundial. Ese sistema incorporó dos características que ponen los pelos de punta a muchos de los que se consideran modernos en la tradición de Keynes: uno, estaba basado en el oro; dos, su estructura era de tasas fijas de cambio.

El valor del dólar estaba valuado con un precio fijo del oro (a 35 dólares la onza troy) y todas las demás monedas del mundo estaban valuadas en términos de un precio fijo del dólar (la valuación del colón salvadoreño era 2,50 colones por dólar). De esta forma, a través del dólar, todas las monedas del mundo estaban valuadas en dólares. Keynes y White diseñaron una institución, el Fondo Monetario Internacional, para vigilar que estas tasas fijas se mantuvieran y para manejar, en casos extremos de irresponsabilidad fiscal o monetaria, una devaluación forzosa. El concepto que Keynes tenía de las devaluaciones lo encapsuló en una sentencia: "El método de la depreciación monetaria es un mal método al que uno recurre sólo si no hay nada más que hacer" (para más detalles ver mi artículo en el Financial Times de Londres/Nueva York del 23 de mayo de 2011).

Los más sofisticados entre los que creen que devaluar monedas es bueno atribuyen sus ideas a Robert Mundell, profesor de economía en la Universidad de Columbia, premio Nobel de economía, que escribió sobre las áreas monetarias óptimas, en las cuales podría hacerse tenerse una moneda independiente —es decir, que no estuviera sujeta a tasas fijas de cambio. Estas áreas serían enormes, tan grandes como la del euro o la del dólar. Equivocadamente, mucha gente tomó esto como que cualquier país, aún uno del tamaño de El Salvador (que produce cerca del uno por ciento del PIB de la ciudad de Nueva York) debería de tener su propia moneda. Para aclarar dudas, Mundell después ganó el premio Nobel por su trabajo con su trabajo sobre cómo unificar monedas pequeñas en grandes bloques con una sola moneda. Los que creen que Mundell apoyaba tener monedas propias y devaluarlas lo entendieron al revés.

Para terminar de aclarar, Mundell acaba de dar una conferencia en el Manhattan Institute en Nueva York, en la que dijo que lo que se necesita hacer para salir de estos tiempos inestables y promover el crecimiento mundial es ir restringiendo los movimientos del dólar contra el euro hasta llegar a fijar la tasa de cambio entre estas monedas. Esto sería el principio de la creación de un sistema monetario mundial en el que se restablezcan las tasas fijas de cambio entre todas las monedas.

Lo que en el fondo está proponiendo Mundell es quitarle a los burócratas y políticos la potestad de crear dinero, generando burbujas, recesiones y amenazas de depresión, que luego usan como argumentos para crear más dinero y sumir al mundo en aún más miseria. En esto está en el mismo lado que Keynes. Y que Hayek.

Los que están en posiciones de autoridad, sea que oigan o no voces en el aire, deberían abandonar los viejos textos de antaño y darse cuenta de que el mundo está cansado de la manipulación monetaria que nos ha llevado a la crisis global de la que no terminamos de salir, y está moviéndose hacia ponerle una brida a la creación monetaria, restituyendo así un sistema que pare la inflación mundial y estabilice el valor del dinero.

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