18 junio, 2011

La prueba del nuevo PRI

La prueba del nuevo PRI

Ivonne Melgar
Todo iba bien para el candidato puntero del PRI en el estado de México, Eruviel Ávila, hasta que el pasado asomó la huella indeleble del origen.
Fue el momento de mayor tensión teatral del primer debate protagonizado el miércoles entre los tres aspirantes a la gubernatura: la cita por parte del perredista Alejandro Encinas de algunos párrafos de la carta que el alcalde con licencia dedicó a uno de sus mentores políticos, Arturo Montiel, ex gobernador de esa entidad.
Leído en un informe de su anterior gestión municipal en Ecatepec, hace seis años, el texto permitió al ex jefe capitalino impugnar la autopresentación que en el inicio del debate televisado hizo el priista.
“¿Integrante de la nueva generación?”, reviró Encinas, quien acto seguido repitió, con auxilio de una tarjeta, lo expuesto por Ávila el 6 de agosto de 2005.
Montiel fue siempre como el árbol fuerte y frondoso al que acudimos para protegernos bajo su sombra del inclemente sol. Arturo Montiel brilla con luz propia y con gran intensidad pero en su sencillez, en lugar de elevarse desde lejos e iluminarnos como una estrella, prefirió convertirse en antorcha y quedarse entre nosotros para irradiar su luz y su calor a todos los que nos aproximamos a él en busca de más progreso y desarrollo”, leyó Encinas para, enseguida, cuestionar una vez más: “¿Esa es la nueva generación?”.
Ávila no pudo o no supo o no quiso sacudirse el golpe —fronterizo a un gancho al hígado— y optó por apegarse a su estrategia electoral de responder con propuestas a los ataques y a las provocaciones.
La escena de un candidato sin guantes para defenderse fue, sin embargo, más que una lección para los tricolores de cara a 2012. Porque todo indica que la idea del político propositivo resulta insuficiente cuando el pasado los alcanza.
Se trata de una moraleja para lo que viene, porque la ventaja de Ávila en la contienda mexiquense se perfila imbatible, al casi triplicar las simpatías frente a Encinas y casi cuadruplicarlas si se le compara con el panista Luis Felipe Bravo Mena.
Pero la escena del candidato sin guantes no quedará sólo como el recuerdo de un mal momento para Eruviel, sino que podría convertirse en una imagen más del collage que el gobierno federal y sus aliados están dispuestos a integrar sobre el pasado siempre presente del autoproclamado nuevo PRI.
Porque en los hechos, la decisión del aspirante a gobernador de aguantar el golpe sobre sus afectos hacia Montiel, es la misma que sus correligionarios tomaron ante la detención y consignación de Jorge Hank Rhon, militante del PRI, ex alcalde de Tijuana y a quien se le tilda de financiador electoral de sus compañeros.
Hijo del fundador del llamado grupo Atlacomulco, Carlos Hank González, el ahora preso por posesión ilegal de armas de fuego, muchas de éstas pertenecientes al Ejército, no ha contado con el respaldo público de sus amigos. Nos mantendremos al margen, declaró el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, quien sin embargo soltó la sospecha de que situaciones como ésta podrían enrarecer el clima político.
Tampoco Humberto Moreira, líder nacional del PRI, ha expresado una solidaridad activa hacia el excéntrico político, cuya suerte y la del gobierno federal están en manos de los jueces.
Porque si el expediente abona la historia de los tantos presuntos peces gordos que acabaron nadando libres en las aguas de la impunidad o la falta de pruebas, el presidente Felipe Calderón, su administración y su partido perderán el primer intento del sexenio de demostrar que hay un “basta ya” contra los intocables y la posibilidad de marcar electoralmente con el concepto corrupción el pasado presente priista.
Pero si, como las autoridades correspondientes lo plantean, las armas de Hank Rhon conducen a otros caminos chuecos, violentos e ilícitos, éste sería apenas el prólogo de una novela negra con futuros caídos, entre ex gobernadores y gobernadores activos, del PRI, por supuesto, pero sin descartar a funcionarios de otros partidos, incluido el PAN.
A diferencia de Eruviel, que todavía puede acariciar el triunfo, la cúpula tricolor tiene que cuidar en extremo su ventaja hacia 2012 porque,  independientemente del curso judicial que las cosas tomen, hay costos electorales y políticos.
Sobre éstos últimos, por ejemplo, ya hay algunos ex gobernadores damnificados que se quedaron esperando para integrarse a la dirigencia priista y que, sin embargo ahora únicamente quieren ser borrados de la lista gubernamental de sospechosos, porque en sus gestiones creció o reinó el narco.
Por eso cuando Eruviel calló ante Encinas, quien dijo que Montiel fue el gobernador que prometió acabar con las ratas y terminó aliándose con ellas, el peso del pasado siempre presente se asomó, como sombra del futuro que viene. Y fueron muchos los espantados.

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