18 junio, 2011

Perú, con las narices tapadas

Perú, con las narices tapadas

En esa división que recuerda el panorama de México en la elección de 2006, llegó ayer el país andino a las urnas.

Ana Paula Ordorica
Recuerdo muy bien, hace cinco años, cuando Perú iba a ir a las urnas para elegir presidente. Entonces el escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa decía que los peruanos llegaban a las urnas con las narices tapadas a elegir entre Alan García, el actual presidente y ganador de esa contienda, y Ollanta Humala.
Alan García había sido anteriormente presidente de Perú (1985-1990) dejando a su país marcado por la peor crisis económica en la historia con una insólita hiperinflación, un recrudecimiento de los embates del terrorismo liderado por Sendero Luminoso, y por diversos actos de corrupción que involucraban a gente de su gobierno.
Ollanta Humala era visto como un político de izquierda radical; ex militar bajo el cual se cometieron fuertes abusos contra la población civil en la región andina de Huanuco en donde ordenó torturas y desapariciones.
También se le liga con el narcotráfico.
Por si ello no fuera suficiente, además Humala era y aún continúa siendo visto como un títere del presidente Hugo Chávez de Venezuela.
Por eso decía Vargas Llosa, en aquel 2006, que Perú acudía a las urnas con las narices tapadas.
Cinco años después, la contienda de ayer domingo fue entre Keiko Fujimori, la hija de Alberto Fujimori, el ex presidente de Perú que hoy se encuentra preso por crímenes contra la humanidad, y de nuevo Ollanta Humala.
Y aunque ahora ha sido todo un escándalo el que Vargas Llosa pidiera abiertamente el voto a favor de Humala, su abrazo al candidato nacionalista ha sido bastante forzado por las circunstancias.
En un artículo extenso publicado en el diario El País, Vargas Llosa explicó lo que está en juego en esta elección: “la disyuntiva que tiene por delante el Perú […] es la de salvaguardar la imperfecta democracia política que tenemos desde hace 10 años y una política de mercado y de apertura al mundo que ha hecho crecer nuestra economía de manera notable, o volver a un régimen dictatorial que, guardando ciertas formas institucionales, restablecería en el gobierno a quienes, en complicidad con Fujimori y Montesinos, destruyeron el Estado de derecho, se enriquecieron cometiendo las más descaradas pillerías y durante ocho años perpetraron horrendos crímenes con el pretexto de combatir la subversión.
A mi juicio en semejante disyuntiva la peor opción es Keiko Fujimori.”
Así como Vargas Llosa se encuentran la mayoría de los electores peruanos: en un escenario no de votar a favor de un candidato sino en contra del otro.
Por ello las encuestas de opinión previas a la elección de ayer hablaban de preferencias sobre el candidato por el cual los ciudadanos NUNCA votarían.
Y el resultado le dio la ventaja a Humala.
Con el recuento rápido a 97 por ciento, los datos le dieron el triunfo al aspirante de Gana Perú con 51.4 por ciento de los votos frente a 48.6 por ciento que le otorgaron a la populista Keiko Fujimori, de Fuerza 2011.
Los peruanos votaron (porque así lo manda la Constitución) con las narices tapadas, una vez más.
Y así le dieron el triunfo a Humala… como un voto en contra de Fujimori.

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