24 junio, 2011

Venezuela: Caracas, en las estadísticas negras

Venezuela: Caracas, en las estadísticas negras – por Pilin León

Recientemente, una noticia que leí –casi al margen de muchas otras que coparon la escena nacional venezolana– daba cuenta de unas encuestas y datos publicados por las revistas Forbes y ForeingPolicy, y recopiladas por una cadena internacional de noticias donde Caracas aparece como “una de las 10 ciudades más peligrosas del mundo”, al lado de otras que sufren guerras civiles y terrorismo.

Nuestra ciudad capital también fue designada con el muy triste título de la “Capital mundial del homicidio”, sin sumarle a todo esto el número no contabilizado de heridos por armas de fuego o armas blancas, producto no solo de ajustes de cuentas o rivalidades entre bandas delictivas sino los producidos por robos y atracos a ciudadanos comunes.

Hace apenas pocos días mi propio hijo fue víctima de un atraco, a plena luz del día, en una calle sumamente concurrida, donde 2 delincuentes en una moto, apuntándole con un arma de fuego le robaron el celular, que gracias a Dios mi muchacho lanzó lejos el aparato, lo que provocó que los asaltantes, más preocupados por recuperar el equipo, se alejaran de él, permitiéndole salir ileso de la situación. Todo esto frente a trabajadores de una empresa de las cercanías, varios autobuses repletos de personas, peatones y otros choferes en sus carros.

Por supuesto que los alegatos de los responsables de la seguridad de la nación aluden que esas estadísticas son parte de manipulaciones del imperio, que los oligarcas manipulan la información a través de los medios de comunicación golpistas y demás ya típicos argumentos. Yo hasta podría atreverme a pensar que es comprensible que ellos piensen de esa manera ya que no creo que ninguno haya sido víctima de la violencia si están 24 horas protegidos por guardaespaldas, policías y carros blindados, no solo ellos sino también sus familias, sus casas, sus bienes. Así es muy fácil hablar de seguridad, pero el ciudadano común, la gente de los barrios, pasa todos y cada uno de sus días con el miedo de que le arrebaten la vida por apenas un par de zapatos.

Hoy, cuando ya no circulo a diario por las calles de mi añorada capital venezolana, me estremezco aún más de terror ante lo que se está viviendo, lo que se está padeciendo. Una hermosa ciudad, adornada por el Cerro El Ávila, uno de los paisajes más bellos que ciudad alguna pueda tener, privilegiada por un clima de primavera constante, que sufre y se desangra día a día por culpa de la indolencia de quienes tienen la responsabilidad de cuidar de ella y de sus ciudadanos.

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