04 julio, 2011

Freno a la desvergüenza

GUATEMALA

Freno a la desvergüenza

Por Raúl Benoit

A costa del erario, repartiendo bolsas solidarias, dinero y materiales de construcción a las personas menos favorecidas, Sandra Torres Casanova hizo campaña política fungiendo como primera dama de Guatemala. Cuando resolvió oficializar su candidatura para los comicios del próximo 11 de septiembre, comprobó que no podía hacerlo: la Constitución del país no se lo permitía por estar casada con el actual mandatario, Álvaro Colom.

Con el fin de evadir la pequeña traba se sacó de la manga una carta: se divorció. Por su parte, Colom dijo a los guatemaltecos que se sacrificaba por el país. Pocos le creyeron.

Como nuestra Latinoamérica es Macondo, Sandra Torres y Álvaro Colom siguieron con su plan burlesco, se metieron en campaña y se gastaron una fortuna en vallas publicitarias y comerciales. También intensificaron el reparto de las bolsitas solidarias.

Usar plata del gobierno para ganarse simpatías populares es un método propio de pícaros e injusto, pues no está al alcance de los otros candidatos presidenciales. Nadie, en ningún lugar del mundo, debería utilizar el propio sistema para mantenerse en el poder. Encima, Torres se sirvió de miembros de la Fuerza de Seguridad Civil para embalar y distribuir los alimentos. Los militares están para velar por la seguridad del país o para actuar en situaciones de emergencia, no para ayudar a un aspirante a la Presidencia.

Sin respeto al pueblo, la ahora señorita Torres Casanova siguió adelante... hasta el pasado día 29, cuando el Tribunal Supremo Electoral frenó la desvergüenza y le negó la inscripción como candidata:

El fraude de ley, por el divorcio que se llevó a cabo, en el presente caso está plenamente consumado, ya que la intención del mismo fue evadir la prohibición constitucional.

Torres presentó un recurso de nulidad, pero fue rechazado.

Torres es militante de una izquierda dudosa. Afirman ciertos subalternos que tiene un carácter fuerte, y que cuando estaba en el Palacio de Gobierno daba órdenes a ministros, militares y policías. Aseguran que es el poder detrás del trono. Luego de escuchar algunas de sus intervenciones públicas, puedo asegurar que en su discurso hay más populismo que ideas sólidas para sacar a la nación del ostracismo social y económico en que vive.

Ella estaba convencida de que el pueblo la reclamaba; sea como fuere, las encuestas auguran que el ganador será el exgeneral Otto Pérez Molina. Nadie le impide que anhele gobernar Guatemala, pero que lo haga en función de lo dispuesto en la constitución y las leyes.

Al negársele la posibilidad de inscribirse como candidata, el abanico electoral cambiará sustancialmente, a menos que los aliados de Torres hagan jugadas tramposas, se burlen del pueblo y la permitan, de una u otra forma, seguir en la contienda.

Guatemala necesita líderes que, además de ofrecer desarrollo social, posibiliten a los guatemaltecos el salir a la calle sin temor a morir en un asalto o ser víctima casual de un acto violento.

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