Políticos sin padre

Políticos sin padre

MANUEL MOLARES DO VAL

Nadie puede imaginarse una campaña electoral de Felipe González presentándose como Felipe G. Márquez, anulando su primer apellido, no para resaltar el de su madre, sino porque el paterno es demasiado común y provoca rechazo.

Esa negación del padre del político se engrandeció con José Luís Rodríguez (51) al usar sólo el segundo apellido, molestándole además que alguien le llamara Rodríguez.

Ahora, hace lo mismo el candidato socialista a las elecciones generales, Alfredo Pérez (60), que se presenta como Alfredo P. Rubalcaba. Podría parecer que se americaniza. Los estadounidenses suelen ponerse una inicial entre su nombre y el apellido, pero esa letra corresponde sólo al segundo nombre.

Allí Z. sería Pepito L. Rodríguez. Suelen usar el hipocorístico para parecer más cercanos y familiares: Jimmy, por James Earl Carter, o Bill, por William Jefferson Clinton. Hay quien trata de evitar su segundo nombre por razones obvias, en el caso de Obama, Hussein.

Rodríguez y Pérez no sólo rechazan sus hipocorísticos, Pepito, Pepe, Pepín, Josito, y Alfredito, Fredo, Fredy, sino que reniegan del apellido paterno.

Y no porque sea más eufónico el segundo apellido. Un motivo es que hay millones de personas como ellos, y otra razón es que el apellido paterno tiene orígenes políticamente incorrectos, molestos para los progresís.

Veamos, primero, la renuncia a partir del complejo de Edipo: en Rodríguez, porque aunque su abuelo Rodríguez (Lozano) fue fusilado por el franquismo, su padre juró los Principios del Movimiento para prosperar dentro de la dictadura.

En el caso de Pérez, su padre fue un aviador sublevado con Franco en la guerra civil.

Pero no olvidemos que los políticos españoles, especialmente de la izquierda, luchan por alejarse aristocráticamente de las masas: Rodríguez y Pérez desean que el Rey ennoblezca sus apellidos dándoles un ducado, como el de Suárez.

Abandonarían el Zapatero, de origen artesano, o el Rubalcaba, que es un pueblo cántabro, por los títulos de duque de Rodríguez de León, y Duque de Pérez de Solares y Rubalcaba.

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Y el test al que someterán dentro de unos días los bancos, a los que Pérez acusa ahora de concederle hipotecas a quien no podía pagarlas, cuando protestaba antes porque no le daban más facilidades a los pobres.