06 octubre, 2011

Chávez amplía sus apariciones mientras empeora su aspecto

El presidente trata de acallar los rumores sobre su salud



Chávez apareció ayer en pantalla, en medio de una reunión de negocios con delegados bielorrusos. El sábado, se le vio, por la mañana, regalando electrodomésticos a familias pobres y presidiendo un Consejo de Ministros por la tarde. El viernes, Chávez habló por teléfono hasta la medianoche a través del programa de opinión La Hojilla, que transmite la estatal Venezolana de Televisión. Y el jueves, el presidente venezolano batió récord con cuatro apariciones a través de las radios y televisiones del Estado, después de haber estado ausente de los medios por casi una semana, desde que el 23 de septiembre volvió de Cuba tras someterse a una cuarta sesión de quimioterapia para tratarse el cáncer que padece. Cada día se le ve más calvo, más hinchado, más amarillo. Y cada aparición él repite que está mejor, que su salud se está recuperando.

“Yo le pido a Dios que nos siga dando vida, salud y energía. A mí, en lo personal, que estoy en el duodécimo día del último ciclo de la quimioterapia. No estoy grave, para nada”, dijo el sábado, mientras repartía cocinas, y neveras y aires acondicionados chinos en el Palacio de Miraflores. Es así como el propio presidente y su Gobierno intentan acallar los constantes rumores sobre la gravedad de su salud. La semana pasada, un diario de Miami informó que Chávez sufría una complicación renal y por ello había sido hospitalizado de emergencia. Al día siguiente, Chávez se mostró en los jardines del Palacio de Gobierno, jugando béisbol con sus ministros.

Desde que Chávez admitió su enfermedad, el 30 de junio pasado, pocas certezas se tienen acerca de la gravedad de su estado. Durante los últimos tres meses, el presidente se ha negado a revelar qué órganos de su cuerpo han sido afectados por el cáncer. Se molesta cuando, en las pocas ocasiones que se expone a ruedas de prensa, los periodistas le preguntan. “Ya he dicho suficiente”, es siempre su respuesta airada, insultante.

La oposición elegirá a su representante a las presidenciales en las elecciones primarias convocadas para el 12 de febrero

Chávez insiste en que su salud no le impedirá competir por la reelección a un tercer mandato consecutivo de seis años en las presidenciales pautadas para octubre de 2012. Por eso hace lo indecible por mostrarse fuerte, saludable, tanto en televisión como en las encuestas, que le otorgan una popularidad cercana al 50%. En medio de la campaña electoral adelantada que vive Venezuela, Chávez hace alarde de esos números y de la ventaja que tiene sobre los potenciales candidatos presidenciales de la oposición.“Lo menos que dicen (las encuestas) es que estamos empatados. No estamos en ningún (caso) empatados. (…) Estoy encerrado, saliendo de un cáncer y con todo esto les llevo el doble por delante, los estamos duplicando”, dijo el sábado, durante la transmisión en directo de una reunión del Consejo de Ministros.

Sin embargo, en las encuestas más recientes también comienzan a aparecer los nombres de otros dirigentes que el chavismo identifica como posibles candidatos de la revolución en caso de que el presidente-comandante no pueda competir. En la lista está el actual vicepresidente ejecutivo Elías Jaua; el gobernador del Estado Barinas y hermano del presidente, Adán Chávez; y el canciller Nicolás Maduro.

La oposición, en tanto, elegirá a su representante a las presidenciales en las elecciones primarias convocadas para el próximo 12 de febrero. Al menos cinco líderes de la Mesa la Unidad Democrática, la alianza opositora de más de 20 partidos contra Chávez, ya han anunciado su participación en el proceso: el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, que hasta ahora lleva la delantera en las encuestas internas; el gobernador de Zulia, Pablo Pérez; el ex alcalde Leopoldo López; el alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma; y la diputada independiente María Corina Machado.

Hasta que esa elección no ocurra, Chávez seguirá siendo, en los hechos, el único candidato que está en abierta y doble competencia: por mantenerse seis años más en la presidencia y para ganarle unos años más de vida a la enfermedad.

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