27 octubre, 2011

Recursos naturales: ¿Maldición o bendición?

Por Gabriela Calderón de Burgos

Varios estudios han señalado que los recursos naturales constituyen una maldición para el desarrollo de un país. Según estas investigaciones, la riqueza natural de estos países desacelera su crecimiento económico. Y en Latinoamérica el ejemplo más conocido es “la Venezuela Saudita”: de ser una de las economías más prósperas y pujantes de la región, ha involucionado durante las últimas cuatro décadas, a pesar de dos bonanzas petroleras. Pero alrededor del mundo hay ejemplos de países que convirtieron “la maldición de los recursos” en una bendición. Por ejemplo, hay estudios que muestran que países tan distintos como Chile, Botswana y Holanda lograron aprovechar su riqueza natural para desarrollarse. ¿Por qué para unos resulta una maldición y para otros una bendición? 

Para economías como la venezolana, la renta petrolera ha generado un deporte nacional –la búsqueda de una porción de esa renta–. En el análisis económico de la política esto se conoce como “la búsqueda de rentas”: las personas están concentradas en obtener una porción de la riqueza existente mediante favores de los que administran el Estado –es decir, los políticos– en lugar de concentrarse en la producción de nueva riqueza. La renta petrolera en un país con instituciones débiles se convierte en un importante foco de corrupción. Además, la capacidad del gobierno de turno de gastar más sin tener que aumentar los impuestos deriva en un aumento desproporcionado del tamaño del Estado, lo cual a su vez, presenta más oportunidades para cometer actos de corrupción. En una situación como esta, el gobierno puede gastar la renta de los recursos naturales sin rendir cuentas y pierde el incentivo de adoptar las políticas e instituciones que fomenten el desarrollo.

No obstante, en países con instituciones sólidas, la maldición puede convertirse en una bendición. Un estudio del Fraser Institute de 2009 analizó la calidad institucional entre 1970 y 2006 –medida por el índice de Libertad Económica en el Mundo del mismo instituto– para descifrar qué distingue a los países que lograron aprovechar su riqueza natural de los que fracasaron. Además de medir el Estado de Derecho, el índice de Libertad Económica en el Mundo considera: el tamaño del Estado; la protección de la propiedad privada; una moneda estable; libertad para comerciar a través de las fronteras; y las regulaciones al crédito, el trabajo y los negocios.

El estudio concluye que sobre un nivel de libertad económica de 6,89 (en una escala de 0 a 10, siendo 10 la mayor libertad económica), los países logran convertir sus recursos naturales en una bendición. Sobre ese umbral están Chile y el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Por debajo de ese umbral están Bolivia, Venezuela y el promedio de los países de Oriente Medio. De los 23 países considerados “dependientes de recursos naturales” por el estudio, solamente 9 estaban por encima de ese umbral.

Ecuador ha atravesado ya dos bonanzas petroleras desde 1970 sin haber implementado las políticas e instituciones que convierten a los recursos naturales en una bendición, nos hemos mantenido por debajo de ese umbral (6,0 en 2009). En 2011 nuestro país todavía atraviesa la segunda bonanza petrolera, aunque ahora sin rastros de un estado de derecho.

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