16 diciembre, 2011

Arde Guerrero

José Cárdenas
Ángel Aguirre Rivero no sabe ni contar muertos. Hasta en eso se equivoca. Desde la soberbia del poder guerrerense dio por fallecido al empleado de la gasolinería atacada por los normalistas de Ayotzinapa. El IMSS lo desmintió. Está muy grave… pero vivo.


El asesinato a mansalva de los dos estudiantes en Chilpancingo y la criminalización de la protesta recuerdan que vivimos en el México bronco… y también nos trae a la memoria el origen de este gobernador tránsfuga del PRI. Sí… el mismo que arribó al poder guerrerense después de la matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas. Aguirre Rivero tapó los agujeros que dejaron las balas disparadas por órdenes de su “padrino”, Rubén Figueroa. Dieciséis años después, se evidencia que la historia violenta de Guerrero es circular, los demonios son los mismos, la maldición se repite.
Da vergüenza la incapacidad de los uniformados para levantar una barricada incendiaria en una gasolinera y emprenderla a tiros contra los estudiantes armados de piedras y bombas de humo. No es lo mismo una “molotov” que un arsenal de rifles R-15. El gobernador culpa a la Policía Federal, le avienta los muertos al titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y  suplica una investigación de la PGR, como si él no tuviera vela en el entierro.
“Yo tengo la conciencia tranquila... yo no di la orden de que llevaran armas y menos de que dispararan… no vamos a permitir la impunidad”, alega el nervioso mandatario, en defensa propia.
La Policía Federal revira: “No hay un solo video o fotografía que muestre a los elementos federales disparando; bloqueos como éste tenemos de 10 al mes, y jamás se ha registrado un muerto”. Sí, la PF reconoce que abusó de la fuerza. Pero de ahí a disparar sobre los jóvenes, hay un abismo. El caso es que de todas las policías involucradas no se hace una. Once agentes municipales han sido presentados ante la justicia. Entre ellos, el gordo de camiseta verde a rayas. El que se ve cuando dispara contra los estudiantes de Ayotzinapa, protegido por uniformados.
–¿Con esos detenidos pretenden lavarle la cara a sus superiores ineptos?
Estudiantes, partidos de oposición y la sociedad guerrerense exigen juicio político al gobernador, que se vaya, como el procurador y el secretario de Seguridad Pública. Negligencia y abuso de autoridad podrían ser las acusaciones contra quienes resulten responsables del sangriento episodio. Aunque parezca ridículo,  Aguirre dijo que “todo esto es un complot… y que por eso no se va… y que le hagan como quieran”. Con esto demuestra el calibre de su liderazgo movido por las mañas caciquiles aprendidas en las cloacas de la política mafiosa.
–¿Aguirre Rivero es el mejor ex alumno de Rubén Figueroa?
–¿Quien viene de la sangre, a la sangre regresa?
Si la cabeza del gobernador no pende de un hilo, debería.
MONJE LOCO: El último, que apague la luz y cierre. La inestabilidad es crónica en el gobierno panista de Felipe Calderón. Por una razón o por otra, llega a su penúltimo capítulo: cinco secretarios de Gobernación, tres procuradores, tres titulares de Comunicaciones; dos de Educación; tres secretarios particulares… más el “cambiadero” intenso en paraestatales, no permiten atinar el rumbo. Los cambios en Hacienda, Economía y demás contrastan con las únicas secretarías donde los titulares son inamovibles: Defensa, Marina y Relaciones Exteriores. Si alguna vez se acusó al Presidente de llevar a los cargos a puros cuates, hoy lleva a puros “cuatitos”. Del gabinetazo al “gabinetito” y, ahora, al “gabinetitito”. Ya se sabe, ya se supo…

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