La “república amorosa” no es más que una vulgar estratagema “engañabobos” y emparentada con las prácticas de la derecha y la ultraderecha...
Ricardo AlemánPocos entendieron el significado de la chabacana propuesta amorosa, hasta que un puñado de intelectuales antagónicos al “lopezobradorismo” le explicaron “al respetable” que el amor y la moralidad poco tienen que ver con la política y con el ejercicio del poder, ya que las reglas del Estado están en la Constitución y la ley, y no en cartillas morales y menos en moralinas.
Con los argumentos de la ciencia y el conocimiento, demostraron que “la república amorosa” no es más que una vulgar estratagema “engañabobos” y emparentada con las prácticas de la derecha y la ultraderecha y, por si hiciera falta, con gobiernos populistas nada serios. En pocas palabras, que “la república amorosa” es una estratagema diseñada sólo para ganar votos y para alcanzar el poder por el poder.
Y claro, ante el razonamiento científico, apareció la barbarie de los fanáticos de AMLO, que no dudaron en recurrir a su fórmula preferida; el insulto, la ofensa y hasta la amenaza de muerte a los críticos del “mesías tropical”; a todos aquellos que piensan diferente.
A su vez, en este espacio revelamos que “la república amorosa” de AMLO no era más que una grosera copia de “la república del amor” que enarboló el dictador venezolano Hugo Chávez, quien la utilizó como palanca electoral para alcanzar su primera reelección —en 2006— y que fue el paso inicial de una insultante dictadura que lo tendrá en el gobierno hasta 2036.
Por su parte, el líder del alzamiento zapatista de enero de 1994, el motejado sub Marcos, metió en un brete ideológico y de congruencia —en realidad de incongruencia— a los fanáticos de AMLO. ¿Por qué?
Porque buena parte de la fanaticada que hoy quema incienso a AMLO, fueron fanáticos del sub Marcos, luego del alzamiento. ¿Y eso qué?, se podría cuestionar. Pues resulta que hasta el sub Marcos hizo mofa de la “república amorosa” de López Obrador. Y si quieren ejemplos, basta revisar el diario La Jornada de la década de 1994 a 2004. Ese diario pasó de ofrecer la apología ciega y sorda del sub Marcos, a ofrecer la apología ciega y sorda del “lopezobradorismo”.
Así, cuando AMLO pregona su “república amorosa”, el sub Marcos lo califica como “uno de los tres bribones” que disputan lo que queda de México. Denuncia que los personeros de AMLO le pidieron “silencio”, y que el prohombre de la izquierda en realidad se mueve a la derecha con su “república amorosa”; que no es más que “un grupo porril ilustrado, ávido de poder, pleno de intolerancia y con un discurso más cercano al de Gaby Vargas y Cuauhtémoc Sánchez, que al de Alfonso Reyes”.
Luego, el sub Marcos se burla de la farsa “de izquierda” que son el PT de Alberto Anaya y Convergencia de Dante Delgado, y crítica al diario La Jornada, a cuyos directivos y editorialistas califica de incongruentes y fanáticos del “lopezobradorismo”.
Y aquí es donde aparece la crisis de identidad y congruencia de aquellos a los que por años se les vendió la imagen del EZLN y de su líder, Marcos, como el ejemplo de las causas justas de la izquierda, y luego se les vendió la imagen de AMLO, como el ejemplo de las causas justas de la izquierda.
El problema es que la primera causa, la del zapatismo, sólo dio lustre a los vividores de las causas justas, en tanto que la segunda, la de AMLO, sí regala candidaturas, cargos públicos, lana, lana, lana… ¿Y qué creen? Pues sí, que hasta la adorada Rosario Ibarra prefirió la segunda causa, porque no le importan los desaparecidos, sino la lana.
¿Qué van a decir ahora los adoradores del sub Marcos, si son los mismos a los que engañaron con ese otro mesías que se llama Andrés Manuel López Obrador? Si no quieren ser parte de la esquizofrenia del tabasqueño, tendrán que estar con alguno de los dos: Marcos o AMLO. ¿Cuál de los dos dice la verdad, quién miente, quién es engañabobos, quién es auténtico..?
Por lo pronto, en redes sociales circula la congruente nómina de la “Constitución Moral” de AMLO. ¿Y qué creen? Sí, que la encabezan René Bajarano y Dolores Padierna, seguidos de Carlos Ímaz y Claudia Sheinbaum; Alberto Anaya, Dante Delgado, Ricardo Monreal y… toda la cauda de honestos y honorables generales de AMLO. ¿Qué tal? Pura congruencia. ¿O no?
EN EL CAMINO
¿Sabrá AMLO que, en su nombre, se amenaza a los periodistas que piensan diferente?
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