Putin se niega a anular la elección y crece el rechazo a su gobierno
El premier ruso descartó ayer una revisión del resultado de los comicios parlamentarios del 4 de diciembre. Pero la oposición y amplios sectores populares, que no cesan en sus protestas, lo acusan de fraude para perpetuarse en el poder.
Fiel a su estilo áspero, el hombre duro del Kremlin dijo que “ no se puede abrir un debate sobre una posible revisión de los resultados ”. “Las elecciones a la Duma –Cámara baja– terminaron. La cámara funciona, su presidente ya ha sido elegido y los grupos parlamentarios ya han comenzado a trabajar”, afirmó.
Putin le adjudicó a la oposición política la conducción de las protestas y sostuvo que sólo buscan “ deslegitimar y devaluar todo lo que tiene lugar en la esfera pública, en particular las elecciones”. Y usó un lenguaje despreciativo para referirse a los dirigentes de partidos opositores: “No tienen un programa unificado, ni tampoco medios claros y comprensibles para lograr objetivos que tampoco lo son.
Tampoco tienen gente capaz de hacer cosas concretas ”.
Lo que despertó el enojo del primer ministro, y candidato a suceder al presidente Dimitri Medvedev, son las masivas protestas que se vienen produciendo desde el 10 de diciembre. El pasado sábado 24 fue la más populosa y en donde se gritaron duras consignas contra Putin y su rígido manejo de la política rusa. La más insistente reclamaba una “ Rusia sin Putin ”.
La oposición, que cuenta con personalidades que van de la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por liberales o estrellas de televisión, exige que se desconozcan los resultados de las elecciones legislativas sospechadas de fraude y se realicen nuevamente el año próximo.
La mayoría de los manifestantes son jóvenes de clase media, sector que está entre los más afectados por el freno que viene sufriendo el crecimiento económico ruso. Por eso no sólo reclaman cambios a nivel político, sino también socioeconómicos.
Putin, quien ya anticipó que se presentará como candidato en las elecciones presidenciales de marzo del año próximo, ejerce el poder en Rusia desde 1999 –fue presidente electo en dos oportunidades–. En las recientes elecciones legislativas, su partido Rusia Unida se quedó con el 49 % de los votos, aunque la oposición lo pone en duda. En esta oportunidad, Putin obtuvo 238 bancas, cuando en el 2007 había logrado 315. Pese a ser el político más influyente, está sufriendo un declive en su popularidad que los especialistas adjudican a los efectos de la debilitada economía.
Rusia integra el famoso grupo de países del BRICS –junto a Brasil, India, China y Sudáfrica–, pero a diferencia de los otros miembros padece los rigores de la crisis global: la inflación es de casi el 8 %, la desocupación está apenas por debajo de ese porcentaje, hay bajo poder adquisitivo y una creciente fuga de capitales. Desde el 2000 al 2007, la economía rusa creció a un promedio de 7 % anual, pero fue decayendo y en el 2011 cerrará con un alza de sólo 4,1 %. Incluso se prevé que el año próximo sea de 3,5 %, recortando las previsiones. Todo esto está repercutiendo sobre la población, que expresa su bronca en las protestas .
Frente a las manifestaciones y al descontento popular, Putin se presenta como un líder capaz de garantizar la estabilidad y modernizar la economía. Al mismo tiempo, y en virtud de los reclamos, promete garantizar que haya transparencia en las presidenciales. “Yo mismo quiero que (los comicios) sean lo más transparentes posibles y quiero que todos lo entiendan bien, quiero apoyarme en la expresión de la voluntad popular y en su confianza”, dijo ayer en el discurso que dio a sus partidarios.
Pero el ex oficial de la KGB soviética también puso límites a las protestas con términos que sonaron a una advertencia para los manifestantes: “ Debemos acabar con todas las posibles insinuaciones sobre la ilegitimidad de este proceso . Esto es importante para el país y para el Estado”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario