Los subsidios son
sumas de dinero extraídas de los contribuyentes que son otorgadas en
forma arbitraria por los gobiernos a ciertos sectores según la
conveniencia política. Si bien los que los manejan aducen que se
utilizan como una herramienta de política económica, en la práctica
vemos que se utilizan discrecionalmente para beneficiar a algunos
sectores a costa de otros, aunque dicha redistribución sea por demás
absurda (como el caso actual de los subsidios a los casinos o la gente
del interior subsidiando los subterráneos de buenos aires, por tomar
sólo dos ejemplos).
Los subsidios
atentan contra el derecho de propiedad. Los mismos se financian con
impuestos, que como la misma palabra lo dice, son sumas de dinero
extraídas por la fuerza a los ciudadanos, que de no pagarlos se encuentran en graves aprietos, teniendo problemas con la justicia y pudiendo incluso llegar a perder su libertad.
Es por eso que desde el Partido Liberal Libertario no
creemos que haya subsidios buenos. Los subsidios siempre van contra la
voluntad de las personas, puesto que de disponer de ese dinero que le
quitan de sus salarios en el caso de empleados o de sus ganancias en el
caso de los comerciantes y empresarios, seguramente lo utilizarían de
otra manera: de la forma que crean más conveniente o que les otorgue
mayores satisfacciones. Imaginate qué podrías hacer con el dinero extra
que tendrías de no mediar impuestos como IVA,
ganancias, ingresos brutos, etc. Seguramente podrías ahorrar más rápido
para llegar a la vivienda propia, enviar a tus hijos a un colegio
privado, tener un mejor servicio de salud y por qué no, tener un ingreso extra que te permita donar a algún servicio de beneficencia para ayudar a aquellos que lo necesiten.
El subsidio es la
forma que tienen aquellos que manejan los gobiernos, de impedir que la
gente pueda utilizar su dinero (es decir, anular la voluntad popular),
sino que tengan que utilizarlo según lo que los funcionarios crean
conveniente y para sus propios fines, la mayoría de las veces ligados a
negociados e intereses apartados de lo que los legítimos propietarios de
dichas sumas querrían y atado sobre todo a que los políticos puedan
mantener el poder que cosiguieron a costa de esta distribución de dinero
malhabido.
El Partido Liberal
Libertario es el único partido político que propone acabar con los
subsidios, que constituyen un verdadero atentado a la voluntad de las
personas. Desde su slogan “Derechos Individuales, Mercados Libres, y No Agresión” proponemos que la relación entre las personas debe ser pacífica y de mutuo acuerdo y no
utilizando la fuerza o la amenaza de violencia para quitar a algunos lo
que tanto esfuerzo le cuesta para otorgarlo a aquellos que tienen
contactos con el poder y no tienen escrúpulos en utilizarlos para mejorar su situación económica.
El camino correcto es que quien utiliza o goza de un servicio en particular pague el mismo, sin que las personas que no
lo hacen tengan que soportar una carga mayor sobre sus espaldas para
beneficiar a los primeros. Y si queremos ayudar a aquellos que no
pueden acceder a los servicios básicos siempre podemos en forma
voluntaria formar o financiar a fundaciones o asociaciones para juntar
fondos y remediar esa situación en forma activa, pacífica y
colaborativa.
Por eso constituímos la única forma de renunciar a los subsidios que tenemos los ciudadanos:
Renunciamos a seguir pagando un impuesto para poder alimentarme, vestirme, divertirme y vivir (IVA).
Renunciamos a seguir aportando a la estafa que es el sistema jubilatorio.
Renunciamos a seguir financiando un banco creado para emitir dinero y licuar ahorros y salarios.
Renunciamos a seguir financiando un sistema de medios estatales.
Renunciamos a seguir financiando viajes lujosos de comitivas de gobierno como si fuesen reyes.
Renunciamos a seguir subsidiando a un estado elefantiasico que lo único que hace violar derechos individuales.
Renunciamos a seguir
subsidiando legisladores que en lugar de defendernos del poder
ejecutivo, quieren decirnos cómo debemos vivir, trabajar y divertirnos y
convertir hábitos personales en delitos.
Renunciamos a seguir
subsidiando empresas como si las mismas fueran más importantes que el
hecho que los ciudadanos puedan disponer de su propio dinero.
Renunciamos a subsidiar la televisación de deportes aunque sean considerados los más populares.
Renunciamos a
subsidiar las empresas estatales, verdaderos cotos de caza de pichones
de políticos que buscan tomar vuelo para su futura carrera.
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