La debacle azul
Carlos Puig
Toda elección es, también, un
referendo.
Una manera de evaluar a los gobiernos, a quienes toman decisiones y lideran el rumbo de los países.
Una manera de evaluar a los gobiernos, a quienes toman decisiones y lideran el rumbo de los países.
La de ayer también lo fue.
Y la primera conclusión es que la ciudadanía castigó con dureza inusitada al Partido Acción Nacional. Castigó al partido del Presidente a lo largo y ancho del territorio nacional. Han perdido las gubernaturas de Jalisco y Morelos, donde gobernaban hace más de un sexenio. Se les complicó en Guanajuato, donde se redujo una ventaja que hace unos meses era abismal.
Y la primera conclusión es que la ciudadanía castigó con dureza inusitada al Partido Acción Nacional. Castigó al partido del Presidente a lo largo y ancho del territorio nacional. Han perdido las gubernaturas de Jalisco y Morelos, donde gobernaban hace más de un sexenio. Se les complicó en Guanajuato, donde se redujo una ventaja que hace unos meses era abismal.
En el Distrito Federal han perdido —hasta el momento que escribo— las delegaciones Miguel Hidalgo y Benito Juárez, bastiones del panismo capitalino. Y Cuajimalpa, que tuvieron momentáneamente.
Falta hacer bien las cuentas, pero todo indica que el Partido Acción Nacional seguirá siendo la segunda fuerza como partido en la Cámara de Diputados, pero tercero si se unen los votos de los partidos del Movimiento Progresista. Y en la carrera presidencial ha quedado lejos de competir, disputando, a la baja, el segundo lugar.
Muchos tendrán la tentación de culpar al presidente Calderón, y solo a él, de la debacle. Harán un mal diagnóstico. Por supuesto que hay responsabilidades en Los Pinos: la economía sigue atorada, hay, según el INEGI, más pobreza patrimonial, empleos peor pagados. La violencia ha inundado zonas enormes del país. Y puede que haya explicaciones para todo eso, pero según los votos, no fueron suficientes.
Pero difícilmente eso explica tal catástrofe: los terceros lugares en Jalisco, Morelos, Chiapas, Distrito Federal.
Doce años de presupuesto, poder, dominancia en legislativos y ejecutivos y nunca fueron capaces de hacer crecer una nueva generación que pudiera renovar a Acción Nacional. No hubo nuevos cuadros ni nuevas ideas. Al contrario, empezaron las historias de corrupción, en los estados se volvieron caciques.
En el edifico de la colonia Del Valle habrá que revisar lo que se ha hecho en los últimos 12 años. Ganar el gobierno les ha costado no exactamente perder el partido, sino que el partido pierda.
La primera tentación será la de señalarse unos a otros, culparse y seguir debilitándose.
Cuando terminen los conteos, la situación de Acción Nacional será similar a la de hace lustros. Y el año que entra viene Baja California, donde en 1989 comenzaron tantas cosas. Buen pretexto para volver a comenzar.
Me quedo con una imagen que tal vez explique algo del panismo. En Monterrey ha triunfado Margarita Arellanes, del PAN, protegida de Fernando Larrazabal.
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