24 julio, 2012

La izquierda perdió una oportunidad

C U A U H T é M O C   C E L A Y A   C O R E L L A 
La izquierda perdió una oportunidad
No sé si la tendencia política de México en un futuro distante sea la izquierda

No sé si la tendencia política de México en un futuro distante sea la izquierda. Es decir que algún día el Poder Ejecutivo nacional lo ejerza un Presidente nacido, creado y con práctica de una política diferente a la que hasta ahora se ha tenido. Si bien la política que se desprendió de la Revolución Mexicana tuvo pinceladas de socialismo, la filosofía se fue perdiendo a medida que lo político se fue corrompiendo y el capitalismo se fue apropiando de la economía mexicana.

La actual izquierda es heredera de aquella que se forjó en las catacumbas, que ni el sistema ni el clero podían descubrir. Soterrada en esos oscuros espacios, avanzaba evitando hacer visible su cabeza, so pena de ser alcanzada por la ley pactada por el Gobierno y sus grupos. El movimiento ferrocarrilero de finales de los 50 con Vallejo y Campa a la cabeza, fue acabado por el régimen priista de López Mateos y de su Secretario de Gobernación Gustavo Díaz Ordaz. En 1968, el Gobierno de éste último adujo a la izquierda y al comunismo un plan para derrocar al régimen y acalló la protesta y con ello justificó la matanza.

Sin embargo, la izquierda ganó espacios que pagó con la vida de cientos o miles de jóvenes estudiantes. Tuvieron que pasar 20 años para que esa izquierda pudiera cohesionarse, siendo políticos que salieron del PRI los responsables de darle visibilidad a una corriente de pensamiento que difería de los esquemas convencionales que políticos y sectores alineados al Gobierno profesan. Empresarios, opositores y clero se amalgamaron al Gobierno ejercido por priistas para disponer del poder y de las acciones en detrimento de muchas tareas sociales y económicas que el propio poder ha desdeñado, tanto en estados, municipios, como en el llamado Gobierno federal.

El nuevo modelo político de la izquierda, más definido, se coaligó en el PRD. Los demás partidos que se alinean a su alrededor lo hacen por conveniencia o cooptados por algún líder que los somete, como es el caso del PT.

La primera gran oportunidad la tuvo la izquierda, fue en las elecciones del 88 con Cuauhtémoc Cárdenas, y si no es por aquella famosa caída del sistema implementada por Miguel de la Madrid y cuya responsabilidad la asumió Manuel Bartlet, curiosamente ahora Senador plurinominal por el PRD, Salinas nunca hubiera llegado. Pero así de olvidadizos son los partidos, esta vez el PRD le dio cobijo a sus verdugos.

Desde entonces la izquierda y no el comunismo, había encontrado un buque para navegar en el océano de la política mexicana como una franca opción de Gobierno. Esto sucedía a la par que los errores que el Gobierno priista cometía y confirmaba los dos médicos, el que lo tiene todo y el que le falta mucho. Para ese Gobierno, justificar esto le era muy fácil: las crisis y el mundo convulsionado por el progreso mismo eran culpables.

Así llegó el PAN al Gobierno, sin más mérito que ser una fuerza débil alterna que le daba al PRI la oportunidad de reacomodarse al interés de sus grupos para regresar. Vender a la izquierda como un peligro para México funcionó. Meter miedo en el sector medio de la sociedad funcionó también. El PAN le dio las gracias al PRI por haberle dejado gobernar, el PRI le dio gracias al PAN por no haberle permitido a la izquierda movimientos para su desarrollo. Ambos están pagados, pero tienen una cuenta pendiente con la sociedad.

El primer intento con AMLO por llegar a la presidencia catapultó a la izquierda a una posición que nunca había tenido. En 40 años se alzó de los calabozos de la política a ser segunda fuerza nacional. El segundo intento conserva su postura, y se intercambia tercera y primera. Con trampas visibles pero no comprobables, está el PRI en lo suyo: el poder.

¿Cuál fue el error de las izquierdas? Tener la amenaza de su candidato. O soy yo, o fracasan sin mí, pareciera haber sido la consigna. López Obrador convertido en obstáculo, ayudado por las conductas de políticos non gratos que usufructúan el poder en moldes de corrupción y desconfianza ciudadana. Ellos son los culpables de que no pueda emerger una izquierda progresista como sucedió en España con Felipe González o en Brasil con Lula de Silva o en Chile con Bachelet.

Sin duda que en las bases políticas del PRD debe de haber políticos no graduados en el PRI ni mecidos por las cunas priistas. Esa generación deberá crecer y madurar para presentar una opción de Gobierno más acabada en futuras contiendas. Todo parece que el PAN no será en un largo tiempo una opción viable y posible de Gobierno federal.

No se veía en la recién terminada campaña por donde pudiera López Obrador alcanzar al candidato priista, si bien alcanzó a la panista y se posicionó en un sólido segundo lugar y despertó a una juventud en el movimiento nacido en la jesuita universidad Iberoamericana, no resultó suficiente debido a su falta de congruencia en sus discursos y su amenazante postura de desmantelar al Estado con prácticas de dudosa funcionalidad. Ante los discursos cansados de la panista, y alejada de ella toda la estructura de su partido, la opción menos mala para mucha gente, aunque fuese la menos experta, fue la fórmula priista, hacia donde inclinó su preferencia, aun siendo votos comprados.

La falla de la izquierda fue entonces haberse dejado dominar por un López Obrador que engañó a todos al ponerse una piel de cordero y salir a las plazas predicando el amor que no sentía y sabiendo en su yo interno, que nada de lo que el decía, cumpliría. Tal vez hizo bien el ciudadano en no confiar.

De hacer sido Marcelo Ebrard estaríamos ante un escenario distinto. Tal vez. Pues su sentido moderado, su visión como político y el grado de confianza ganado al gobernar la ciudad más grande de México le hubieran dado toda ventaja sobre Peña y Josefina.

Yo creo Inge., que en la caída de AMLO y la izquierda, aún conservando ese segundo lugar, han hecho caer también la opción de Ebrard para el 2018.

El error entonces de la izquierda, fue no haber sabido decirle no a AMLO. Hoy pagan su factura y deben saber en su fuero interno que no les dejó su candidato perdedor alguna rendija para asomarse la próxima elección. Por el bien de la izquierda el candidato del segundo lugar debería irse a su rancho en Tabasco, pues así lo prometió a un grupo de empresarios y olvidarse de la política partidista.

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