Derecho
a impugnar, no a engañar
Pablo Hiriart
Sí, el candidato derrotado el 1 de julio y los partidos que lo acompañan tienen todo el derecho a inconformarse y pedir nueva elección ante el Tribunal Electoral.
A lo que no tienen derecho es a mentir con premeditación y confundir a la sociedad con engaños fabricados.
El doble juego de manifestar apego a la ley y, a la vez, tratar de burlar a los juzgadores y a la población con acusaciones falsas, tiene un precio.
Pablo Hiriart
Sí, el candidato derrotado el 1 de julio y los partidos que lo acompañan tienen todo el derecho a inconformarse y pedir nueva elección ante el Tribunal Electoral.
A lo que no tienen derecho es a mentir con premeditación y confundir a la sociedad con engaños fabricados.
El doble juego de manifestar apego a la ley y, a la vez, tratar de burlar a los juzgadores y a la población con acusaciones falsas, tiene un precio.
La factura más alta no la pagan ellos pues son “intocables”, sino que es con cargo a la credibilidad en las instituciones y al deterioro de la convivencia diaria entre quienes piensan diferente.
Que le vaya mal a México porque así le va bien a ellos. Esa es su divisa, y no es republicana, ni demócrata ni responsable.
Desde la noche misma de la elección manifestaron su intención de desconocer los resultados. Inventaron que habían ganado por dos puntos según una encuesta.
Esa encuesta sí estaba trucada, pues nunca tuvieron el valor ni la responsabilidad de enseñarla a la sociedad, decir cuál fue la metodología y quienes los realizadores de esa muestra que los dio por ganadores.
Luego inventaron que “a los gobernadores les encargaron cuotas de votos”. ¿Con qué prueba? “El Intocable” lanzó una mentira, una mentira tan infantil como ofensiva: “a Eruviel Ávila le encargaron dos millones 900 mil votos, y ya ven, eso fue lo que obtuvo Peña Nieto”.
Si Peña hubiera sacado tres millones habría dicho que a Eruviel le encargaron tres millones.
Enseñó una boleta cruzada a favor del PRI, y dijo que fue de las que metieron a las urnas. Si hubiese enseñado una cruzada a favor suyo, habría dicho que las sustrajeron de las urnas para restarle votos.
La mentira no tiene cabida en un alegato de invalidez de la elección. Esa se castiga con multa y cárcel en el artículo 406 del Código Penal Federal, pero no se lo van a aplicar nunca porque es, precisamente, “el Intocable”.
Más adelante acusó la compra de cinco millones de votos por parte del candidato del PRI, sin sustento alguno.
Presentó tarjetas de Soriana como si fueran alcancías con dinero, cuando en realidad eran tarjetas de puntos y de descuento que vienen funcionando desde hace años.
Falsificaron un estado de cuenta de Scotiabank, con errores insultantes sobre cambios de domicilios “recientes”, como por ejemplo uno realizado en noviembre de… 2012.
Entre el material que enviaron al Tribunal para probar la compra de votos en la elección presidencial, incluyeron videos de la elección para gobernador de Michoacán celebrada en 2011, como lo mostró una esclarecedora nota de Jaquelin Coatécatl, en La Razón.
Cuando se les critica dicen que tienen derecho a impugnar, y es verdad. Pero lo que han hecho es acumular mentiras para engañar a una parte de la sociedad y dañar a la democracia.
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