“Hugo Chávez: “No tengo oposición en Venezuela. Yo la quisiera pero no hay nadie que me pueda dar la pelea”. “Estoy seguro que si me ganan, cosa que dudo mucho pues las encuestas que tengo me dan la razón, y en el supuesto negado que llegara a entregar el poder estoy seguro que antes de seis meses, o mas allá máximo un año, regresaría triunfal y en hombros, pues el despelote, la ingobernabilidad que se desataría y la falta de apoyo militar al elegido convertirían el país en un caos”.



La versión moderna de Luis XV y su célebre frase: “Après moi le déluge”, (“después de mi el diluvio”) pareciera estar inmersa en el rojo cerebelo del comandante. Lo cree así. Los análisis que ha hecho ante sus interlocutores los ha estructurado de tal forma que algunos lo dan como un hecho. Aún sigue creyendo que podrá construir los millones de vivienda que ofrece y por eso sigue “contratando de gobierno a gobierno” sin oír, no a los empresarios nacionales, sino a los internacionales que no ven viabilidad en alcanzar la meta ofrecida con bombos, platillos y muchos dólares.”
Puedo casi asegurar que Usted, amigo lector, pensó que estas palabras fueron pronunciadas por el presidente saliente o repitiente hace apenas unas horas ante la avalancha de información que recibe sobre el venidero triunfo de Henrique Capriles el 7 de Octubre.
Sin embargo, debo decirle que esto es extraído de mi columna Runrunes del pasado 9 de Junio de 2011 tras habernos confesado Chávez que tenía una dolencia en la pierna que lo había obligado a usar un bastón en su reciente viaje a Brasil y Ecuador. Un mes después nos confesaría la operación de su cáncer desde La Habana.
Esas mismas palabras se las repitió Chávez a su fraternal amigo Luiz Inácio Lula da Silva unos días antes cuando éste lo visitó en Miraflores. Allí, intercambiando diálogos de todo tipo, el brasilero le preguntó sobre sus aspiraciones a otra reelección. Se puso él mismo como ejemplo tras haber gobernado 8 años, con una reelección, considerando que ya había sido suficiente. Le espetó a su amigo Hugo que 12 años era ya demasiado para permanecer en el poder en Venezuela y que buscar otros 6 más sería un error.
Allí fue que el caudillo militar venezolano se consideró imprescindible por primera vez ante un interlocutor de la altura de Lula. La seguridad de que si alguien tomaba el poder, aunque fuera por los votos, sería defenestrado en tiempo record -le recordó la sucesión de presidentes por días en Argentina tras la renuncia de De La Rúa- pues” él único líder que tienen los venezolanos soy yo”.
Esas palabras amenazantes, locuaces o insanas, no pueden pasar desapercibidas estos días en que la realidad de Venezuela se mueve en otro sentido. Se mueve para sacarlos del poder por los votos de Octubre. Pero hay que pensar que una perversa jugada desde el régimen rojo fue retrasar la entrega del poder por tres meses en vez del acostumbrado mes de diferencia entre el día de la elección y el de la asunción del poder.
Dejar el país en la carraplana, endeudado, sin dinero en las arcas de la República, con cientos de contratos colectivos vencidos, damnificados y desempleados además de una serie de compromisos con gobiernos extranjeros que como China, Rusia y Bielorrusia han pactado en forma provechosa para ellos, es una realidad que debe enfrentar el nuevo gobierno.
Universidades sin fondos, empresas de Guayana exigiendo inversión y sus trabajadores mejoras salariales son apenas algunos escenarios de confrontación si no se le habla claro al país apenas se obtenga el triunfo el 7-O.
Una Asamblea con mayoría roja en la que darían la presidencia a uno de los diputados demócratas es apenas un saludo a la bandera mientras sigan teniendo la mayoría oficialista.
Firmar y firmar entre el 8 de octubre y el 10 de enero hipotecando al nuevo gobierno es una de las premisas de quienes rasparán la olla al perder.
¿Hay algún recibo cierto o alguna Contraloría seria, efectiva y transparente?
La meta roja es prender al país en una inestabilidad provocadora. Por eso escribía un twitter hace unos minutos señalando lo que acontece en Madrid, donde las políticas de Zapatero lo hicieron perder el poder, permitir a Rajoy ganar la presidencia del gobierno, y hoy día tener al pueblo alzado ante las medidas de emergencia que han de tomarse tras la debacle económica. Los socialistas se lavan las manos y exigen respuestas a los gobernantes de la derecha.
Tenemos que vernos en ese espejo. Si bien es cierto que el crédito global de Venezuela puede ser bueno todavía hay que prepararse.

Runrunes El Universal 09.06.2011

ALTO

EL LABERINTO:
El dejar por unos días la rodilla en tierra, y cambiarla por la rodilla en cama, le sirvió para pensar con mas ¿claridad? en lo que será su campaña electoral. Las reuniones en Miraflores fueron diarias con los miembros de sus diferentes “salas situacionales” integradas por venezolanos, cubanos, españoles, mexicanos, argentinos un ex embajador suizo, un inglés y dos gringos. No todos juntos sino en grupos de trabajo. En este viaje, los últimos días, en Brasil y Ecuador, se puso filosófico por momentos con algunos de sus amigos de más confianza en esos destinos. Frases así se le oyeron: “No tengo oposición en Venezuela. Yo la quisiera pero no hay nadie que me pueda dar la pelea”. “Estoy seguro que si me ganan, cosa que dudo mucho pues las encuestas que tengo me dan la razón, y en el supuesto negado que llegara a entregar el poder estoy seguro que antes de seis meses, o mas allá máximo un año, regresaría triunfal y en hombros, pues el despelote, la ingobernabilidad que se desataría y la falta de apoyo militar al elegido convertirían el país en un caos”. La versión moderna de Luis XV y su célebre frase: “Après moi le déluge”, (“después de mi el diluvio”) pareciera estar inmersa en el rojo cerebelo del comandante. Lo cree así. Los análisis que ha hecho ante sus interlocutores los ha estructurado de tal forma que algunos lo dan como un hecho. Aún sigue creyendo que podrá construir los millones de vivienda que ofrece y por eso sigue “contratando de gobierno a gobierno” sin oír, no a los empresarios nacionales, sino a los internacionales que no ven viabilidad en alcanzar la meta ofrecida con bombos, platillos y muchos dólares…