13 septiembre, 2012

¿Existe riesgo de una paralización del comercio global?

Por FRANCESCO GUERRERA

El banquero en el otro extremo de la línea sonaba ansioso. Era la mañana siguiente al colapso de Lehman Brothers Holdings Inc., en septiembre de 2008, y estaba llamando desde Hong Kong con sorprendentes novedades. "Los barcos no se están moviendo", dijo. "No se están moviendo".
Esa conversación apresurada, mientras el banquero miraba un puerto de Hong Kong extrañamente calmado, sigue siendo para mí la mejor descripción de la crisis mundial crediticia que siguió a al colapso de Lehman.
Los buques no se movían porque el flujo de dinero se había paralizado debido al pánico y la desconfianza mutua que surgió entre los bancos y las empresas.

Las presiones sobre la compleja máquina que financia el comercio mundial cedieron con el tiempo gracias a enormes inyecciones de fondos de los bancos centrales, gobiernos e instituciones como el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD).
Sin embargo, la súbita evaporación del capital que sustenta enormes flujos comerciales entre las economías exportadoras de Asia y América Latina, y las masas consumidoras de Occidente dejó huella en ejecutivos de la banca y empresas.
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En medio de una nueva crisis económica, la pregunta es si el actual desastre europeo podría tener el mismo efecto sobre la financiación del comercio a medida que los problemas se extienden a Estados Unidos.
Por lo pronto, la Organización Mundial de Comercio (OMC) prevé que el comercio global crecerá 3,7% este año, muy por debajo del promedio de dos décadas de 5,4%. "Han pasado más de tres años desde el colapso del comercio de 2008 y 2009, pero la economía y el comercio global siguen siendo frágiles", señaló en abril Pascal Lamy, director general de la OMC.
Las preocupaciones más apocalípticas parecen exageradas, dado el estado relativamente saludable tanto del comercio mundial como de los grupos financieros que lo apoyan, pero los acontecimientos de 2008 son un recordatorio de lo rápido que pueden cambiar las cosas. Tal vez más importante son los movimientos sísmicos que están ocurriendo entre los proveedores y usuarios de la financiación del comercio en Asia. Se destaca la retirada de los bancos de la zona euro, especialmente los franceses, de operaciones de financiación de comercio en Asia.
Hace menos de dos años, entidades de crédito de la zona euro (a excepción de Alemania, puesto que le ha ido mejor que a la mayoría de los países) fueron responsables de alrededor de 43% de los grandes préstamos comerciales en Asia, según analistas de Morgan Stanley. En el primer trimestre de este año, representaron alrededor de 3%.
Los datos más recientes no son completos ni están actualizados, pero las conversaciones con banqueros confirman esta tendencia. "Los bancos franceses se están reagrupando", me dijo un ejecutivo de un gran prestamista francés. "No se trata de algo cíclico. Es un cambio estructural".
Las razones apuntan a un "desapalancamiento". Afectados por los problemas financieros en el país y obligados a apuntalar sus reservas de capital en línea con nuevas normas bancarias, actores de la talla de BNP Paribas SA, Société Générale SA y Crédit Agricole SA están racionalizando gastos.
Para empeorar las cosas, la mayoría de la financiación del comercio se realiza en dólares y las reservas en dólares de los bancos franceses son bajas. La brecha que dejaron los bancos franceses ha sido ocupada por dos grupos de jugadores: los bancos internacionales con muchos dólares, como HSBC Holdings PLC y Standard Chartered PLC, y, más sorprendentemente, grandes bancos de Japón, que gozan de sólidos balances.
"Creemos que está teniendo lugar un cambio a largo plazo y la participación de mercado está pasando de la zona euro a bancos locales y extranjeros", escribió Huw Van Steenis, analista de Morgan Stanley.
Hasta el momento, hay poca evidencia de que este reordenamiento signifique menos fondos disponibles para alimentar el apetito mundial por las exportaciones. Pero para que el crecimiento económico se reactive, los buques de carga se tienen que mover más rápido.

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