28 septiembre, 2012

Historia para hoy. 2. El “cambio estructural” (1982-1994)



Historia para hoy. 2. El “cambio estructural” (1982-1994)

Héctor Aguilar Camín

La reforma liberalizadora iniciada en los ochenta del siglo pasado desafió todas las certezas de la cultura política posrevolucionaria. Según esa cultura, México era y debía ser, orgullosamente, un país laico, agrarista, sindicalista, nacionalista y estatista.
 
El “cambio estructural” informó al país laico que la Iglesia debía recobrar sus derechos públicos; al país agrarista, que el reparto agrario debía llegar a su fin; al país sindicalista, que la productividad estaba reñida con las prebendas laborales vigentes.


Al país nacionalista le dijo que las oportunidades de la nación no estaban en el rechazo, sino en la asociación con Estados Unidos. Y al país estatista le dijo que el Estado no era parte de la solución, sino parte del problema: por su tamaño, su corrupción, su ineficiencia.


Los gobiernos del “cambio estructural” privatizaron la banca, las líneas de aviación, los ingenios azucareros, la compañía telefónica. Recortaron subsidios a una población acostumbrada a ellos y protecciones a una economía especializada en los mercados cautivos.


La reducción de los subsidios golpeó a distintos grupos sociales. La sequía de las finanzas públicas sacudió viejas redes de lealtades políticas. La contracción del Estado afectó a muchas clientelas del presupuesto y fue vista por diversos sectores como una renuncia a los deberes sociales del gobierno. La apertura comercial significó la quiebra de muchas empresas que eran eficientes en condiciones de proteccionismo.


Las privatizaciones tuvieron pocos triunfadores y muchos derrotados. La normalización de las relaciones con la Iglesia fue un escándalo en el corazón del laicismo oficial. Los énfasis en la productividad enfriaron la relación de los sindicatos con el gobierno. El fin del reparto agrario sacudió intereses asociados a la tutela y a la corrupción en el campo.


Los costos fueron altos. En 1987, por la inconformidad con las reformas liberalizadoras, se dio la primera escisión en la historia del PRI. La escisión, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, fue el acto fundador de la izquierda mexicana actual.


Finalmente, el Tratado de Libre Comercio y el acercamiento a Estados Unidos fueron vistos por muchos como una entrega de soberanía y una rendición del país. No es casual que el TLC fuera invocado como causa de la rebelión chiapaneca de 1994: sellaba, según los rebeldes, el olvido definitivo de los pobres de México. Era, es verdad, el intento de dejar atrás una época. Su año terrible fue 1994.

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