28 septiembre, 2012

La rabia de Corral

Francisco Garfias

Javier Corral pagó la factura de sus impulsos. No presidirá ninguna comisión en el Senado. Ni él ni Marcela Torres, esposa del ex gobernador Francisco Garrido de Querétaro, incondicional del legislador de Chihuahua. El controvertido legislador ni siquiera fue incluido como integrante en la de Comunicaciones y Transportes, a la que abiertamente aspiraba. La exclusión parece ligada a la injuriosa carta que le envió a Felipe Calderón, luego de que éste lo acusó de “cobarde”, por no asistir a una cena con los senadores electos. En la misiva, no sólo le devolvió al Presidente de la República el calificativo de “cobarde”. Le agregó los de “colérico” y “fracasado”.


En este espacio manifestamos dudas de que Corral hubiese filtrado la carta al periódico Reforma, donde se publicó. Advertimos también que eso lo aislaría en los momentos en que se negociaba el reparto de las comisiones. Javier confirmó que él no era el autor de la filtración, pero reconoció que repartió copias entre todos los senadores de Acción Nacional. ¿A poco no se imaginó que alguno de ellos la filtraría?
Sus compañeros de bancada nos dicen que está furioso. No se equivocaron. Lo reflejó en su nocturna intervención en la tribuna.
“No busqué, ni aspiré a formar parte de ninguna directiva de comisión del Senado. Me hice cargo de las consecuencias de mi postura crítica. Simplemente aspiré a mi derecho a participar como miembro de las comisiones en las que he acreditado un trabajo, una vocación, una especialización”, dijo en tribuna. “Se me ha excluido de manera indebida, sin una razón válida o una explicación suficiente. Me parece un exceso”.
Ya encarrerado, habló de la intolerancia y el dogmatismo de quienes lo dejaron fuera de la citada comisión. “Se anteponen fobias personales a la importancia de una discusión más equilibrada, donde puedan estar todas las voces”, aseveró. Se refirió también a las presiones y chantajes de los poderes fácticos. “La exclusión no me lastima. Define a quienes la han llevado a cabo”, recalcó. Javier trae bronca casada con Javier Lozano, flamante presidente de la Comisión de Comunicaciones y Transportes. Dicen que el pleito fue tan ácido, que el ex secretario del Trabajo pidió que se le aplicara “la solución Espino”.
Le pedimos a Lozano su versión de lo ocurrido. Prefirió no hablar del tema.
Javier parece liquidado en la bancada de Acción Nacional. Sólo Teresa Herrera y Ernesto Ruffo abogaron por su inclusión y anunciaron públicamente un voto en contra en ese punto preciso.
Corral tuvo más defensores en el PRD y el PT. Encinas, Bartlett, Benjamín Robles. No es extraño. Están más cerca de él en sus posturas frente a lo que llaman los “poderes fácticos”. Javier, es cierto, sabe mucho del tema de las comunicaciones, pero no debería estar en el Senado. Perdió las elecciones locales para la candidatura del PAN a la Cámara alta. A propuesta de él fueron comicios abiertos. Quedó en tercer lugar.
Pero es grillo, capaz. Sabe manipular. Lo hizo con éxito. Acusó al PRI de meter las manos. Movió cielo y tierra. Se quedó con el escaño. Pero de eso no hablan sus defensores.
David Penchyna se acercó a la mesa donde comíamos con el senador Patricio Martínez, ex gobernador de Chihuahua, y con Héctor Lie, coordinador de Comunicación Social de la bancada del PRI. Traía la cara descompuesta. “¿Cómo ven que los salvadores de la patria piden que el receso se prolongue hasta las ocho de la noche?”
Se refería irónicamente a las broncas que, según él, había en el PRD por el reparto de comisiones.
El receso, de ocho horas, obligó a no pocos senadores a cancelar los vuelos a su respectivo estado. Le preguntamos a Dolores Padierna sobre el supuesto conflicto de los Los Bejaranos con Los Chuchos por el reparto de comisiones. La senadora del PRD respondió: “No es verdad. Desde las seis de la tarde entregamos la lista. En la Junta de Coordinación Política no han terminado de redactar y hacer las copias de la publicación de la ley”.
Otra que quedó fuera de la Comisión de Juventud y Deporte fue Ana Guevara. Es una lástima. Era el perfil idóneo. La presidencia de esa comisión se quedó nuevamente en el PVEM. Los senadores de este partido, afirmó la velocista, no tienen idea de qué hacer con el deporte. “No saben ni cómo se come”, ilustró.
El senador del PAN, Héctor Larios, le ofreció su lugar en la Comisión. Pero Ana estaba indignada, enfadada, lastimada. Declinó. “Trabajaré por fuera”, anunció.
Hubo otra disputa entre los dos grupos parlamentarios de izquierda. Manuel Bartlett peleó hasta el final para que la Comisión de Derechos Humanos se quedara en el PT. Perdió. La perredista Angélica de la Peña, esposa de Jesús Ortega, la encabezará.
Nos topamos con Javier Lozano en el Senado. Nos aclaró “errores técnicos” en la columna de ayer. De entrada dijo que la multa a las empresas por no cumplir con los mínimos requisitos de salubridad y seguridad es de cinco mil salarios mínimos, y no 50 mil, como escribimos.
Otro error. A Pemex lo ubicamos junto con el SNTE y la FSTSE, en el apartado “B”, que agrupa a los trabajadores del estado. Está en el apartado “A”. Hablamos también de un apartado “C” que no existe. Al error nos arrastró un diputado muy querido, pero terriblemente despistado. No es disculpa. Faltó rigor.

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