28 septiembre, 2012

¿Por qué es importante aprobar la reforma laboral?

Leo Zuckermann

Sólo Dios sabe qué reforma laboral saldrá de la Cámara de Diputados, la cual, después, tendrá que revisar, y quizá corregir, el Senado. En este momento se está discutiendo en la Comisión del Trabajo de la Cámara baja el dictamen que se turnará al Pleno para su debate y aprobación. En este proceso legislativo todo puede cambiar.
Se habla de un sinnúmero de cambios a la iniciativa original enviada por el presidente Calderón. Se dice que no pasarán las disposiciones relacionadas con la democracia, transparencia y rendición de cuentas de los sindicatos. Tampoco en cuanto a la regulación del derecho de huelga. Sobre la flexibilización de los procesos de contratación y despido de los trabajadores, pues hay información que dice que quedará lo propuesto por Calderón, pero con algunos cambios que en la práctica podrían deslavar aún más una reforma de por sí tijereteada.


Se informa que los principales cambios “están en corchetes”, lo que significa que todavía hay diferencias entre los partidos, por lo que nada está escrito en qué sí pasará, qué no pasará o qué pasará modificado. Por eso digo que, a estas alturas, sólo Dios sabe lo que se aprobará este fin de semana en la Cámara de Diputados. Y luego vienen los posibles cambios que introduzcan los senadores.
En la discusión de la reforma laboral hay un debate sobre el impacto económico que ésta tendría en caso de aprobarse. Hay quienes argumentan que, de pasar los cambios, sobre todo los relacionados con la flexibilización de la contratación y el despido de los trabajadores, podría haber una especie de boom en la generación de empleo. Ricardo Cervantes, diputado del PAN, me dijo que ellos tienen un estudio econométrico que prueba que podrían ser 400 mil  empleos al año los que se generarían. El economista Raúl Feliz, en cambio, es más escéptico. Argumenta que, en la práctica, el mercado laboral mexicano ya es flexible gracias a un sinnúmero de subterfugios legales. Lo que haría la ley, en todo caso, es legalizar prácticas de contratación y despido que ya existen: hacer de jure lo que existe de facto. Si este es el caso, más que generar empleos reales, lo que haría la reforma sería convertir puestos que hoy están en la informalidad, a la formalidad.
Puede ser. En todo caso, en mi opinión, lo más importante de esta reforma sería la señal que enviará México a los inversionistas nacionales e internacionales. Nuestra economía, a diferencia de otras, está creciendo y bien. Si a esta situación se le suma una reforma estructural que muestre que las cosas están cambiando en México, esto podría generar un boom de inversiones en el país.
Las estrellas se están alineando para que México se ponga de moda entre los inversionistas del mundo entero. En primer lugar, como mencioné, la economía mexicana va bien. En segundo lugar, los bancos centrales del mundo entero están implementando políticas monetarias súper relajadas, lo cual significará que habrá un chorro de liquidez buscando buenas oportunidades de inversión. Si a esto le sumáramos una reforma laboral, pues ya puede usted imaginarse que esto atraería mucho capital que eventualmente sí generaría más empleos.
Por supuesto que todo depende de la amplitud y profundidad de la reforma laboral. Si, a final del camino legislativo, sale algo más cosmético que real, pues los inversionistas, que no son tontos, van a recibir el mensaje de que las cosas siguen atoradas en México. Si, en cambio, del Congreso sale algo con carnita, sobre todo en lo que más les importa a los capitalistas, que es la flexibilización en la contratación y el despido de los trabajadores, pues el mensaje será que algo positivo está sucediendo en este país, por lo que vale la pena meterle un dinerito del mucho que estará circulando en el mundo entero. Eso, me parece, es lo que estará en juego estos días en San Lázaro.

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