03 octubre, 2012

EEUU: Libertad y riqueza en la historia (II)

EEUU: Libertad y riqueza en la historia (II) – por Armando Ribas

Mientras más leo los análisis políticos internacionales, más me siento preocupado por lo que considero la confusión reinante. Esa confusión surge evidentemente de la ignorancia colectiva respecto de la naturaleza, ética, política y jurídica del sistema que cambió la historia del mundo, y permitió la creación de riqueza por primera vez en la historia. Tanto así que  como lo expone Wlliam Bernstein en su obra “The Birth of Plenty” (El Nacimiento dela Abundancia) en los 1500 años después de Cristo el ingreso per cápita en el mundo prácticamente no varió y fue solo a partir de mediados del siglo XVIII que comenzó el proceso de generación de riqueza. Ese hecho inusitado fue reconocido por el propio Marx que en el Manifiesto Comunista dice: “La burguesía en solo cien años de dominio ha creado más riquezas y más fuerzas productivas que todas la generaciones anteriores juntas”.


No obstante ese reconocimiento, lejos de considerarlo como un evento favorable a la humanidad lo descalificó éticamente como “capitalismo” en que se producía la explotación del hombre por el hombre (sic). Tal proyecto se considera entonces como un sistema económico, hoy más expuesto en el mundo a su descalificación por la izquierda apropiada de la ética en nombre de la supuesta búsqueda de la igualdad económica. Aun Guy Sorman recientemente escribió que el capitalismo era eficiente pero injusto. Creo que sería evidente que si la desigualad es éticamente injusta ella no procede del sistema sino del origen de los hombres y sus distintas capacidades para generar riqueza.
Entonces creo que no debe haber muchas dudas respecto que ese proceso de transformación se inició en Inglaterra a partir de la ignorada Glorious Revolution en 1688 que bajo la égida del pensamiento liberal de John Locke y más tarde influenciada por David Hume y Adam Smith lograra la llamada revolución industrial, de la cual se desconoce igualmente que su origen se produjo en el ámbito político, a partir del reconocimiento de los derechos individuales a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la propia felicidad. Ese proceso sin igual en la historia fue llevado a sus últimas consecuencias en los Estados Unidos.
Es pertinente entonces analizar las fuentes que produjeron ese milagro histórico, pero antes debo igualmente explicitar el hecho de que otra de las confusiones del momento es considerar a Estados Unidos como un imperio. Independientemente de las definiciones que encontramos en los diccionarios de las lenguas española e inglesa, la historia nos muestra que los imperios se crearon a partir de la dominación de los estados vecinos, en un mundo en el que la guerra era la razón de ser de los estados. Creo que es evidente que esa no ha sido la historia de Estados Unidos. Así podemos ver que ha sido el único país en la historia que después de haber ganado una guerra, en lugar de pedir reparaciones a los vencidos les repara su economía. Tal fue el caso del final dela Segunda GuerraMundial con la implementación del plan Marshall en Europa.
A partir de esa confusión me atrevería a decir que Lenín está presente mediante su “Imperialismo Etapa Superior del Capitalismo” y en función de ella el odio a los americanos sigue siendo una fuerza profunda en el acceso al poder en el llamado mundo civilizado en el cual me atrevería a considerar incluida América Latina, no obstante su pertinaz desasosiego en nombre de la democracia. Aquí llegamos a otra confusión pertinaz que es el concepto mismo de democracia como el gobierno del pueblo y por el pueblo. Así se olvida la advertencia de Aristóteles al respecto cuando escribió: “Tan  pronto como el pueblo se hace monarca, pretende actuar como tal. Porque sacude el yugo de la ley y se hace déspota, y desde entonces los aduladores del pueblo tienen un gran partido”. Es ahí que surge la demagogia y de ella se deriva el socialismo en la búsqueda de hombre nuevo.
Volviendo a los Estados Unidos es evidente que en su oportunidad los Founding Fathers tomaron conciencia del pensamiento de David Hume en “Lo celos del comercio” que diría está hoy relativamente vigente en el mundo por primera vez en la historia. Y así dijo Hume: “Yo me aventuro a decir que el incremento de la riqueza y el comercio de cualquier nación, en lugar de dañar, comúnmente promueve la riqueza y el comercio de todos sus vecinos”. Creo que teniendo en cuenta esta realidad es quela Chinasigue comprando los bonos de los Estados Unidos.
Pasemos entonces a la problemática de la democracia, y a tales efectos es pertinente rever el pensamiento de los Founding Fathers que ha sido ignorado en el mundo y hoy parece olvidado en los Estados Unidos; tanto así que ha aparecido en la figura del nominado candidato a la vicepresidencia Paul Ryan, un intento de recordarlo. En primer lugar no puedo menos que empezar recordando las palabras de Thomas Jefferson: “Un despotismo electivo, no fue el gobierno por el que luchamos”. Gran parte de América Latina es hoy un ejemplo de esa tergiversación de la libertad del poder de las mayorías.
En ese sentido se pronunció claramente James Madison para distinguir el concepto de república de la democracia. Consecuentemente establece el principio de que las mayorías no tienen derecho a violar los derechos de las minorías, y por tanto se reconoce la primacía del derecho de propiedad, que como tal se considera el eje de la creación de riqueza. Igualmente Alexander Hamilton tomó conciencia de la problemática actual que como reconociera Nietche, socialismo y democracia serían la misma cosa. Y así respecto a los supuestos derechos del pueblo, hoy a mi juicio también confundidos bajo el concepto de los derechos humanos, dice: “Una peligrosa ambición subyace detrás de la especiosa máscara del celo por los derechos del pueblo”. Yo diría que esa peligrosa ambición representa hoy el sistema social demócrata europeo, hoy en crisis, que la izquierda hábilmente pretende considerar la crisis del capitalismo.
Ya debiéramos haber aprendido que cuando los derechos son del pueblo, Ud. no tiene derechos, pues la definición de los mismos queda a cargo del poder político, y el intento de desconocerlo en función de nuestro derecho individual, aparece como una violación de la democracia y aun la pretensión de un golpe de estado. Podemos ver entonces que la pretensión de la supuesta igualdad económica, hoy puesta de manifiesto en las palabras del presidente Obama, constituye la violación del derecho de propiedad, y asimismo esa ilusión que lleva al poder, es la generadora de la pobreza, y porqué no decirlo de la presente crisis europea. Asimismo es la violación de la necesaria limitación del poder político, ante la conciencia de la naturaleza humana.
Perdón por las citas, pero en ese sentido vale recordar el pensamiento de Alexis de Tocqueville, quien sostuvo que los economistas habían sido más culpables que los filósofos por el fracaso dela RevoluciónFrancesa, pues para ellos no había derechos privados, sino solamente utilidad pública (sic). Y aquí nos encontramos con otra confusión histórica que es la creencia de quela RevoluciónFrancesafue la continuación dela RevoluciónAmericana, cuando en la realidad fue su antítesis. Y tanto así que el propio Lenín consideraba que los bolcheviques eran los jacobinos del siglo XX. Y al respecto debo rescatar el análisis de Peter Drucker, quien en sus “Escritos Fundamentales” escribió: “Tan difundida y tan falaz como la creencia de quela Ilustraciónengendró la libertad en el siglo XIX, es la creencia de quela RevoluciónAmericanase basó en los mismos principios quela Revolución Francesa”. En función de ese criterio he sostenido que el socialismo es la denominación que le diera el Iluminismo a la demagogia.
Otro elemento esencial del mundo en que vivimos es tomar conciencia de que la guerra ha dejado de ser el objetivo de los estados tal como lo creía Hegel que consideraba a la guerra como el momento de eticidad de los pueblos. Las armas nucleares mal que nos pese han evitado la guerra pues como sostuviera el Papa que mataron Juan Pablo I, son disuasorias y no bélicas. En ese sentido vale recordar las palabras de Alberdi: “Las guerras serán cada ves más raras, cuando los que las incitan y las declaran corran la misma responsabilidad que los que las pelean”. En consecuencia hoy el nacionalismo y el antagonismo externo no son más que una estrategia para justificar el poder político interno en nombre de la nación.
Así surgió en su oportunidad el fascismo, que su versión moderna se le denomina capitalismo de amigos. Esta, otra vez, no es más que la consecuencia de la inseguridad jurídica interna, basada una vez más en la supuesta pretensión igualitaria, que por supuesto determina la desigualdad política del poder absoluto en nombre del pueblo. Ante la ausencia de derechos surge la alternativa de la colusión frente a la posibilidad de las nacionalizaciones por el bien público. En esas condiciones desaparece el rol fundamental de la justicia y como bien dijera Alberdi: “Cuando la justicia es mala, la vida el honor y la propiedad son bienes nominales.
Estoy convencido por tanto de que en la medida que sigamos ignorando la realidad histórico-política que he tratado de describir, nos encontramos ante el predicado de Séneca: “Para el que no sabe donde va no hay viento favorable”. Así investido de democracia presenciamos la generación de pobreza a través del socialismo, que en Europa es democrático, y en América Latina tiende al totalitarismo fascista como fuela Europade Hitler y Mussolini.  Por favor sigamos el juicio de David Hume la historia es un aprendizaje y de ella se deriva la conciencia de la justicia de donde deriva la esencia de la libertad.

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