01 octubre, 2012

El Salvador: La inversión y el crecimiento

El Salvador: La inversión y el crecimiento

Printer-friendly versionSend to friendpor Manuel Hinds

Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).
Este gobierno se ha caracterizado por su lenta comprensión de los procesos económicos. La lentitud no tiene que ver con motivaciones ideológicas o políticas, ya que si bien es cierto que a veces las cosas que le cuesta ver van en contra de sus intereses políticos, en otras veces les podrían ayudar. Por ejemplo, el gobierno tardó mucho tiempo en reconocer que el país estaba creciendo menos que el resto de América Latina. Esta lentitud podría atribuirse a sordera por conveniencia.


Pero igualmente, el gobierno todavía no se ha dado cuenta de que una gran parte de la diferencia en las tasas de crecimiento se debe a que la mayor parte de los países latinoamericanos dependen de la exportación de materias primas y productos primarios, que han estado gozando de un boom prolongado en sus precios, mientras que sólo alrededor del 15 por ciento de las exportaciones de El Salvador son de este tipo de productos. Si nosotros tuviéramos cobre, o soya, o hubiéramos explotado el oro que tenemos, la diferencia con el crecimiento con Chile o Argentina o Perú habría sido mucho menor. Esto, que les habría convenido decirlo, nunca han llegado a descubrirlo.
Eventualmente el gobierno se dio cuenta de que El Salvador no crecía lo suficiente y de que esto se debía a que la inversión privada es muy baja. Pero patinó seriamente al tratar de identificar las razones por las cuales la inversión es tan baja, comenzando por creer en explicaciones altamente improbables. Así, por años el gobierno pensó que el problema era que el Presidente de la República le caía mal al sector privado y que no invertía para molestarlo a él, sin detenerse a pensar en que nadie le da tanta importancia al Presidente como para perder millones de dólares al detener grandes proyectos o como para dejar de crecer en las empresas pequeñas, sólo por molestarlo.
Eventualmente, el gobierno parece haber comprendido que esta explicación no tenía sentido. Pero todavía no termina de entender los procesos que determinan la inversión y las cosas que son necesarias para que ella se realice. Es triste que esto pase porque por esa razón no logran entender que el problema está ligado con el estilo del mismo gobierno en cuatro dimensiones distintas:
Primero, el gobierno es prepotente y le gusta demostrar que puede hacer lo que le da la gana. El gobierno cree que con eso, como con las largas caravanas de carros carísimos con luces y motos, impresiona favorablemente a la gente. Al contrario, esto asusta a la inversión, que lo interpreta como signo de primitivismo y arbitrariedad.
Segundo, el gobierno demuestra que le tiene un resentimiento enorme al sector privado, manifiesto en los pleitos sin sentido que busca continuamente con las asociaciones gremiales del sector. Como las encuestas de la ANEP (Asociación Nacional de la Empresa Privada) y la AMCHAM (Cámara Americana de Comercio de El Salvador) demuestran, ni los salvadoreños ni los extranjeros quieren invertir en este ambiente.
Tercero, el gobierno no sólo está manejando muy mal las finanzas públicas sino también hace una extraña ostentación de su miseria, publicando a todos los vientos que no tiene dinero, sin darse cuenta de que eso asusta más a los inversionistas, que creen que aquí habrá un corralito o algo peor como consecuencia de una quiebra del Estado. Es ridículo pensar que esto pueda darse, excepto porque el gobierno mismo hace ostentación de su miseria.
Cuarto, el gobierno sacó a la gente capaz y puso en su lugar a partidarios del FMLN, que no sólo no tienen idea de cómo manejar el gobierno sino que además quieren sacarse resentimientos contra los inversionistas y empresarios. Desde sus posiciones, obstaculizan la inversión y el crecimiento económico.
Estos son los problemas. El gobierno todavía no lo entiende. Todavía no se da cuenta de que el enemigo que detiene la inversión lo tiene adentro. ¿Lo logrará entender alguna vez? ¿O seguirá destruyendo él mismo las oportunidades de inversión?

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