03 octubre, 2012

¿Misión imposible?

José Cárdenas

La reforma laboral llegó al Senado. De nuevo, viejos conocidos se verán las caras. El motivo: darle oxígeno a la transparencia sindical, ahorcada por los diputados.
Echador como siempre, Javier Lozano dice que luchará a muerte contra la opacidad en los gremios laborales. Que a la rendición de cuentas y al voto secreto en los sindicatos todavía se le mueve la colita. Sin embargo, la lucha del panista poblano suena más a una misión imposible.


El PRI tiene mayoría en la Comisión del Trabajo. Ahí pelearán con todo los “rudos”, defensores de los intereses de sus aliados corporativos, encabezados por el sonorense Ernesto Gándara, los sindicalistas Isaías González (CROC) y Armando Neyra (CTM)… y reforzados por el trapecista Humberto Mayans, quien ayer mismo abandonó al Partido Verde para sumarse… y sumirse al partido tricolor.
Del lado de Lozano, sólo se suman los afanes de la perredista Alejandra Barrales y el panista César Octavio Pedroza.
Aún así, los reformistas sientan sus esperanzas en la discusión en el pleno. Ahí, la dupla PAN-PRD tiene lo suficiente para imponer su mayoría frente al PRI, con todo y el peso de peces tan gordos, como el líder petrolero, Carlos Romero Deschamps y Joel Ayala, cabeza visible de la burocracia nacional.
Los senadores sesionarán blindados, alejados del acoso de trabajadores y organizaciones civiles “protestantes”, que mantienen sitiada la “Casa Blanca” de Insurgentes y Reforma.
Ernesto Gándara ha advertido que ni él ni sus compañeros cederán a las presiones externas… aunque las presiones internas coman aparte.
Para el ala radical del PRD, el debate senatorial por la transparencia sindical será una segunda oportunidad de detener las ansias priistas, por lograr una reforma laboral a la medida de sus intereses. –¿Esos senadores del sol azteca podrán resarcir el papelón protagonizado por los 48 diputados “excusados” para no asistir a la votación del dictamen en San Lázaro?
Por cierto, el coordinador de la fracción perredista en el Senado, Miguel Barbosa, debe estar más preocupado por no correr con la misma mala suerte de su compañero Silvano Aureoles, quien aún no sabe a cuál parte de la fracción del PRD sigue coordinando en San Lázaro.
En 30 días, o menos, sabremos de qué cuero saldrán más correas… y si la reforma incompleta se queda pelona… o nomás  rasurada.
MONJE LOCO: La Universidad Autónoma de la Ciudad de México —con una población de 18 mil estudiantes y un presupuesto de casi 700 millones de pesos— resulta un fracaso monumental. Padece la incorregible condición de escuela “patito”. Lleva seis semanas cerrada. La rectora, Esther Orozco, habla de “fosilización” del alumnado, escasez de egresados y deficiente calidad del profesorado… califica de “fraude educativo” el sistema abierto y permisivo que opera en esa institución educativa creada por el GDF, más para fines políticos que académicos. –¿Por eso en diez años no han egresado más de 40 alumnos? Los aludidos, eso sí, profundamente ofendidos, exigen la renuncia de la rectora por corrupta, fascista, racista y machista. –¿En ese afán termina aquella urgencia de Andrés Manuel por crear nuevos espacios universitarios para atender la creciente demanda de los jóvenes egresados del nivel medio superior en la capital del país?

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