Hace un par de años un buen
amigo empresario, que conocí al llegar a Cancún hace 26 años, se
despidió de mí con la mirada triste y la convicción de que nada podía
salvar su negocio de los extorsionadores en Cancún y Playa del Carmen.
Mira Lydia, me dijo Toño, ni el Gobierno ni la prensa entienden que
estos cárteles tienen una especie de gobierno paralelo y por eso les
obedecemos, pero yo estoy harto, me voy a vivir a Estados Unidos.
Alguien debe investigar bien cómo operan los cárteles contra la economía
nacional, me insistió.
Y ese alguien lo logró impecablemente. Extorsión y otros círculos del
infierno (Ed. Grijalbo) es un libro de 206 páginas que arrojan luz como
una linterna, que rompe el molde y sale de la oscuridad de la nota roja
siempre reiterativa y descontextualizada. Su autor tenía que ser Marco
Lara Klahr, uno de los colegas líderes en la evolución del periodismo
mexicano y parte de un pequeño grupo de reporteros y reporteras que ha
comprendido la necesidad de hacer periodismo de paz, es decir, aquél que
investiga e integra a todos los elementos y actores que conforman el
surgimiento y evolución de un fenómeno social, que investiga desde una
perspectiva sociológica y no solamente reporta hechos aislados que
resulten escandalosos.
Este libro hacía mucha falta, no solamente por la minuciosidad con la
que su autor documenta hechos concretos y los analiza a la luz del
contexto local y nacional, sino porque hace las preguntas adecuadas a
empresarios extorsionados y a sus familias, a victimarios y policías que
reman en un mar de poder, corrupción e incertidumbre. Marco teje con
precisión los hechos que muestran el brutal desgaste emocional,
económico y de salud de las víctimas. Desnuda el dolor del destierro.
Revela la ideología de los victimarios, relata la forma puntual en que
operan creando instituciones paralelas a las del Estado mexicano.
Al final del día deja a quienes leemos el libro con información
suficiente para comenzar a hacernos nuevas preguntas. Con testimonios de
expertos, Marco cuestiona lo que miles dicen en voz baja: que el Estado
es parte de un montaje para fingir la muerte de líderes criminales, en
este caso concreto nos habla de Nazario Moreno González, a quien él
llama el cerebro de la más conspicua empresa extorsiva: La Familia
Michoacana.
Este libro lo necesita leer mucha gente; las autoridades en primer
lugar, porque podrán entender los mecanismos precisos que conforman las
redes de extorsión que comenzaron como actividades criminales aisladas y
se han convertido en empresas formales. Empresas cuya estructura formal
es de tal magnitud que sus "mediaciones" y negociaciones resultan más
efectivas que las de los juzgados. Si bien es cierto que sabíamos que
los cárteles se han profesionalizado al grado de contar con abogados,
administradores, contadores, publirrelacionistas y otros profesionales
que dan forma a su corporación criminal, Marco Lara nos ayuda a
comprender con precisión cómo, detrás de la ineptitud de servidores
públicos de todos los niveles, se ha construido una cultura en que
cogobiernan las bandas criminales, el Poder Judicial, el Ejecutivo y el
Legislativo. Con testimonios reales, Lara demuestra que en ciertas
comunidades, desde Durango hasta Chiapas, una parte de la sociedad
acepta como inevitable este gobierno paralelo criminal.
Sin duda cuando una investigación de esta naturaleza está bien lograda
va más allá de la simple denuncia de hechos; busca respuestas y mapea la
realidad de tal forma que deja una sensación de que hemos comprendido
mejor un fenómeno determinado, y por lo tanto podemos movilizarnos más
estratégicamente como sociedad.
Para la importancia, gravedad e impacto social de la extorsión y todas
las estrategias que la componen, este es un libro breve. Y lo es
justamente porque no se regodea en el tan manido periodismo morboso,
reiterativo y sangriento; por el contrario, Extorsión es un documento
narrado con honestidad, que humaniza el fenómeno y nos permite
comprender las dimensiones de esta transición que los cárteles, en
particular La Familia y Los Caballeros Templarios, han vivido en los
últimos años. Marco Lara nos recuerda nuevamente el valor educativo que
tiene el buen periodismo de investigación; reivindica con ello la
valentía de miles de empresarios, ganaderos, ejidatarios, campesinos y
de quienes para subsistir con honestidad y sostener la economía local,
han quedado atrapados entre un gobierno inepto y una organización
criminal sumamente efectiva y profesional. Sin duda es un nuevo
diagnóstico para una nueva intervención.
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