23 marzo, 2013

Nacionalismos

Por: SERGIO SARMIENTO

JAQUE MATE
No sólo es México. También Estados Unidos tiene reglas nacionalistas absurdas que al final sólo castigan al propio país. El llamado Jones Act, por ejemplo, afecta a las refinerías estadounidenses y beneficia a las de Europa. Los mexicanos podríamos aprovechar también los beneficios... si no tuviéramos leyes nacionalistas igualmente estúpidas.
El Jones Act es una disposición que data de 1920 según la cual el transporte marítimo de productos entre distintos puntos de Estados Unidos debe llevarse a cabo en embarcaciones construidas en el país, propiedad de estadounidenses y que cuenten con tripulaciones locales. El propósito original era permitir a la armada asegurarse los servicios de una marina mercante en caso de guerra.


En un momento en que virtualmente ya no se construyen barcos en la Unión Americana, en que los cargueros utilizan banderas de conveniencia y en que las flotas de carga se sirven de tripulaciones internacionales, el Jones Act sólo ha servido para dificultar que la gasolina que se refina en Texas y Louisiana pueda ser transportada al importante mercado de la costa noreste del país.
Esta disposición nacionalista afecta los intereses nacionales de Estados Unidos. Las refinerías de Francia, los Países Bajos y el Reino Unido pueden enviar barcos de cualquier nacionalidad y cualquier tripulación al mercado de Nueva York desde donde la gasolina se distribuye a toda la región. Según un artículo publicado por el Financial Times el 4 de febrero, los márgenes de ganancia de las refinerías europeas han aumentado después de que la empresa Hess anunció el cierre de una refinería en Nueva York. Algunos productos refinados se transportan desde Texas hasta Nueva York por ductos, pero su capacidad está saturada.
El que alguien pueda cerrar una refinería en estos tiempos de altos precios del crudo sorprenderá a Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores que afirman que México debería reducir las exportaciones de petróleo y construir cinco nuevas refinerías en el país. La verdad es que, al contrario del crudo, el negocio de la refinación tiene márgenes muy pequeños. Muchas refinerías de Estados Unidos y de otros lugares del mundo están perdiendo dinero. En los últimos tres años han cerrado tres refinerías en el noreste de la Unión Americana y otras tres en el Caribe que aportaban gasolina al mercado neoyorquino. Pemex podría comprar hoy una refinería en Estados Unidos por la mitad de lo que invertirá en la planta de Tula que está construyendo con lentitud.
Según Kevin Lindemer, un consultor en energía citado por el Financial Times, la gasolina de Texas y Louisiana puede desplazar en el futuro a la europea, que se produce con un crudo más caro. Pero esto dependerá de la capacidad de llevar el producto a Nueva York y de la capacidad que puedan mostrar los productores de Latinoamérica de llenar el hueco que hoy existe.
En México la prohibición a la inversión privada en refinación hace virtualmente imposible que puedan construirse en nuestro país refinerías que nos permitan aprovechar la demanda que hoy está beneficiando a los europeos. A Pemex no le interesa invertir más en un mercado de baja rentabilidad como el de la gasolina, mientras que la prohibición a la inversión privada impide que otras empresas, con mayor productividad, puedan construir refinerías. Así como el Jones Act perjudica a los estadounidenses, nuestra prohibición impide a México servirse de oportunidades de mercado para generar más actividad económica y empleo en nuestro país.
PRECIOS DISTINTOS
El aumento de la producción de petróleo y gas en los Estados Unidos ha hecho que el precio del crudo caiga en ese país en comparación con el de Europa. Este 21 de marzo el West Texas Intermediate se cotizaba en 92 dólares por barril, 25 dólares menos que los 107 dólares del Brent del mar del Norte.

No hay comentarios.: