por Daniel J. Ikenson
En su discurso al congreso a principios de mes el Presidente Obama
ofreció un respaldo poco entusiasta a la idea de que reducir las
barreras comerciales podría ayudar a crear empleos en EE.UU. Pero si el
presidente en realidad quiere crear empleos, debe tomar acciones más
decisivas para fomentar el comercio y la inversión y rechazar el proteccionismo.
Eso significa convencer a los demócratas hostiles al comercio de los
méritos de los acuerdos comerciales —pendientes desde hace mucho— con
Corea del Sur, Colombia y Panamá, los cuales él planea enviar al
congreso este mes o el próximo. También necesitará convencer al congreso
de no provocar una indeseable guerra comercial con China.
El acceso a los mercados extranjeros es importante, no obstante, algunos
de los obstáculos más importantes al éxito de las exportaciones
estadounidenses no están en el extranjero sino en casa. Si el presidente
de verdad está comprometido con fomentar el crecimiento económico y la
creación de empleos, deberá promover la reducción o la eliminación de
los aranceles que los productores estadounidenses pagan por la
importación de materias primas crudas y componentes que necesitan para
manufacturar. Esto aumentaría instantáneamente la competitividad de los
productos estadounidenses tanto en casa como en el extranjero.
La misma demografía que ha creado crecientes mercados extranjeros
también significa que hay más proveedores extranjeros de materia prima,
insumos industriales y otros bienes intermedios utilizados por los
productores estadounidenses en sus propios procesos de producción. El
año pasado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.
recaudó $30.000 millones en aranceles sobre importaciones de $2
billones, 55% de las cuales eran ingredientes para la producción
estadounidense —tales como químicos, minerales y partes de maquinaria.
La compra de insumos importados constituyó más de $1 billón de los
costos de producción en EE.UU., un precio que fue alrededor de $15.000
millones más alto de lo que hubiese sido sin los aranceles a las
importaciones.
¿Cuál es la finalidad de negociar una reducción de 5% en un arancel
extranjero a favor de ciertos exportadores estadounidenses mientras se
ignora que para producir esas exportaciones como productores domésticos
se les requiere que paguen un impuesto a la importación de 50% sobre las
materias primas más importantes? Reducir las barreras a las
importaciones tiene el mismo efecto sobre las ganancias que mejorar el
acceso a mercados extranjeros, pero con el beneficio agregado de
aumentar la competitividad de EE.UU. Y esto podría lograrse sin esperar el consentimiento de los extranjeros.
El presidente Obama entiende esto. El año pasado, cuando firmó la Ley de
Fortalecimiento a las Manufacturas de 2010 (una ley para reducir o
eliminar temporalmente los aranceles sobre algunas materias primas
crudas importadas) el presidente reconoció que la nueva ley “reducirá
considerablemente los costos para las empresas estadounidenses alrededor
de todas las industrias de manufacturas —desde los carros hasta los
químicos; desde los equipos médicos hasta los productos deportivos” y
“aumentará la producción, respaldará buenos empleos en casa y reducirá
los precios para los consumidores estadounidenses”.
Ahora el presidente debería presionar al congreso para reducir o
eliminar, de manera permanente, todos los aranceles sobre los insumos
industriales para que los productores estadounidenses sean más
competitivos en la economía global y para que EE.UU. sea una destinación
más atractiva para la inversión extranjera directa. Esa estrategia ha
producido buenos resultados en Canadá, donde el gobierno ha estado
reduciendo los aranceles sobre los insumos de manufacturas durante los
últimos años.
Mientras tanto, algunos aranceles a las importaciones pueden ser
eliminados con una firma del presidente. Primero deberían eliminarse los
aranceles antidumping impuestos sobre insumos requeridos por
los productores estadounidenses. La ley antidumping supuestamente
penaliza a los productores extranjeros acusados de perjudicar a las
empresas estadounidenses por vender en EE.UU a precios más bajos que en
su país. Algunas industrias estadounidenses cabildean de manera vigorosa
para que tales aranceles existan simplemente porque obstaculizan a la
competencia del extranjero.
Aún así más de 80% de casi 300 medidas antidumping de EE.UU. vigentes
hoy restringen las importaciones de materia prima y bienes intermedios,
penalizando de esta manera a los productores estadounidenses. Los
aranceles antidumping sobre el magnesio o el cloruro de polivinilo o el
acero laminado en caliente puede que permitan que los productores
domésticos de esos insumos eleven los precios y consigan mayores
ganancias. Pero perjudican a un grupo mucho más numeroso de productores
en EE.UU. de partes de autos, pinturas y aplicaciones, quienes consumen
esos insumos en sus procesos de manufacturación y quienes tienen mayor
probabilidad de exportar y crear nuevos empleos que las empresas que
buscan restricciones al comercio.
A principios de este año el Representante Comercial de EE.UU., Ron Kirk,
inadvertidamente argumentó a favor de reformar el antidumping mientras
que describía las consecuencias de las restricciones de China a las
exportaciones de nueve materias primas. El indicó que “estas medidas
distorsionan el mercado en contra de EE.UU. y otros países al crear
beneficios competitivos sustanciales para los productores chinos que
utilizan estos insumos en la producción y exportan numerosos productos
de acero, aluminio o químicos procesados y un amplio rango de productos
todavía más procesados”.
Lo que Kirk no dijo es que el gobierno estadounidense mantiene
restricciones antidumping sobre tres de esas materias primas, lo cual
eleva los costos de producción de la misma manera que él lo describió
pero también expulsa hacia el extranjero a los productores
estadounidenses, donde esos insumos están disponibles al precio de los
mercados globales (Mi reciente estudio, “Economic Self-Flagellation: How U.S. Antidumping Policy Subverts the National Export Initiative”,
explica cómo las restricciones antidumping sobre el magnesio y el metal
de silicona están promoviendo industrias de valor agregado alto en el
extranjero).
Mejorar el acceso a los mercados extranjeros, mediante los acuerdos
comerciales y otras medidas, será esencial para un continuo crecimiento
económico en EE.UU. Pero para obtener un efecto mayor, el presidente
debería promover firmemente la eliminación de aranceles sobre las
importaciones de insumos de manufacturas y otros impedimentos
domésticos a la competitividad de EE.UU., tanto en el extranjero como en
casa.
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