11 abril, 2013

Cinco maneras de invertir en la libertad de Venezuela

Cinco maneras de invertir en la libertad de Venezuela

“Las dictaduras democráticas, lamentablemente, han descubierto y perfeccionado un elixir mágico que nutre su “éxito”: dividir al país en dos grupos, uno que se beneficia del gobierno y otro que no, al tiempo que hace a más y más personas dependientes del Estado.”

Alejandro Chafuen
Latinoamérica rara vez aparece en los noticieros estadounidenses de hoy en día. El anuncio de la muerte de Hugo Chávez ha sido una excepción y los canales televisivos de noticias dedicaron días a la cobertura y el análisis. Las venideras elecciones presidenciales del 14 de abril también captarán considerable atención en los medios. A pesar de este interés, aún no he leído ninguna recomendación sobre la manera de ayudar a los venezolanos a recuperar sus libertades republicanas perdidas y evitar una situación como la ocurrida en Argentina con el “Peronismo sin Perón”. He aquí mi intento de hacerlo.


En 1999, mientras empacaba mis valijas para el que sería mi primer viaje a Venezuela con Chávez como presidente, éste lanzó una advertencia a quien sería nuestro orador principal en el evento que habíamos organizado: “Acá lo esperamos con plomo”. En este contexto, “plomo quiere decir “balas”. Nuestro invitado era el reputado escritor y luchador contra el totalitarismo Mario Vargas Llosa. Desde muy temprano, Vargas Llosa se había dado cuenta de que Venezuela se enrumbaba por un camino peligroso.
A pesar de las amenazas y los obstáculos, sobrevivimos a ese viaje. Chávez incluso permitió que su ex vicepresidente, José Vicente Rangel, hablara en el evento. Fui el moderador de la intervención de Rangel y posteriormente compartí un panel con el actual candidato presidencial Henrique Capriles. En ese momento Capriles contaba con apenas 27 años (nació en julio de 1972) y ya era Presidente del Congreso.
Regresamos a Venezuela en 2009. Esta vez Chávez no nos esperó con plomo, sino con agentes de inmigración entrenados en Cuba apostados en las oficinas de chequeo de pasaportes. Importunaron y detuvieron a Vargas Llosa durante varias horas en el aeropuerto. Chávez luego lanzó un programa de televisión interminable, de 24 horas de duración y transmitido en todo el país, dedicado a hablar y criticar a nuestros grupos en la televisión nacional. Nunca antes un centro de análisis y debate había generado tanta atención. Chávez solo se detuvo cuando Vargas Llosa lo retó a un debate y él se rehusó. El objetivo de Chávez era aprovechar la ocasión no tanto para intimidarnos, sino para dividir todavía más el país apelando a las masas crédulas.
Este tipo de comportamiento quizás le haya conseguido adeptos en su país, pero no necesariamente en el exterior. Latinobarómetro, que realiza uno de los sondeos regionales de opinión más respetados, informó que en su encuesta el ahora fallecido mandatario aparecía como uno de los líderes latinoamericanos más impopulares. Incluso en países con tendencia a la izquierda como Argentina y Bolivia el desaparecido presidente está apenas por encima de los cuatro puntos, de un máximo de 10. El régimen chavista quizás haya logrado comprar el apoyo de los líderes de varias naciones, pero no el de sus pobladores.
Las dictaduras democráticas, lamentablemente, han descubierto y perfeccionado un elixir mágico que nutre su “éxito”: dividir al país en dos grupos, uno que se beneficia del gobierno y otro que no, al tiempo que hace a más y más personas dependientes del Estado. Así ocurrió con Juan Domingo Perón en Argentina, está sucediendo en Venezuela y tal vez también pudiera pasar en los Estos Unidos.
Sin duda alguna, Estados Unidos es el socio comercial más importante de Venezuela. Aproximadamente 40% de sus exportaciones petroleras van hacia el territorio estadounidense, así como 30% de sus importaciones provienen de éste. China ocupa el segundo lugar, con aproximadamente 12% del comercio total. Una Venezuela libre y próspera, la nación con más oportunidades que cualquier otra de convertirse en el Canadá del Sur, sería muy beneficioso para los Estados Unidos. ¿Habrá algo que podamos hacer para ayudarlos a encaminarse por esta vía? Tal vez. He aquí cinco sugerencias:
  1. Invertir en CEDICE: Catalogado como uno de los principales centros de análisis y debate en la región, CEDICE cuenta con un portafolio sobresaliente de programas para formar a la sociedad civil. Algunos de estos programas, tales como sus comerciales de televisión, se concentran en amenazas inmediatas, mientras que otros se enfocan en la preparación de futuros líderes. Una forma indirecta de respaldarlo es ampliando las relaciones de negocios con las compañías y los donantes de CEDICE. Ésta es una manera realmente “liberal” de promover la libertad.
  2. Respaldar la Fundación de Derechos Humanos (HRF): Fundad y dirigida por Thor Halvorssen Mendoza, HRF es una organización no partidista dedicada a defender los derechos humanos en el mundo entero, con especial énfasis en el continente americano. Halvorssen nació en Caracas en 1976. La diversidad y el prestigio de la junta directiva de HRF, así como el compromiso de su personal, directivos y aliados les da una considerable credibilidad en la lucha por la libertad humana y la dignidad individual. El Foro de Oslo sobre la Libertad, que se realizará a mediados de mayo en Noruega, contribuye a resaltar los abusos contra los derechos humanos ante una respetada audiencia internacional.
  3. Apoyar a centros de análisis y debate y a cibernautas independientes de Estados Unidos y el extranjero: Los centros de análisis y debate que están fuera del alcance del gobierno local también pueden desempeñar un papel. La concentración de esfuerzos en Venezuela por parte del Centro para la Libertad y la Prosperidad Mundiales del Instituto Cato son un excelente ejemplo. Su líder, Ian Vásquez, ha organizado varias conferencias estudiantiles en Caracas y otras ciudades venezolanas. En 2008, el Instituto Cato concedió su premio más prestigioso, el Premio Milton Friedman, al joven líder democrático venezolano Yon Goicochea, quien en ese momento tenía 24 años de edad.

    Varios sitios web regionales, tales como Hispanic American Center of Economic Research (dedicado mayormente a América Latina), La Prensa Popular, El Ojo Digital, así como El Diario Exterior y Libertad Digital en Europa, también desempeñan un importante papel de respaldo al republicar los mejores artículos y noticias provenientes de Venezuela.
  4. Respaldar sociedades intermedias: Aquellas organizaciones que pertenecen a redes que atraviesan las clases sociales y económicas, tales como las iglesias, hermandades y asociaciones internacionales, también pueden cumplir una función significativa. Todas ellas son atacadas por el régimen venezolano, pero esos ataques generan un impacto negativo que trasciende las fronteras nacionales. Si su iglesia favorita, hermandad, ONG internacional o asociación gremial o académica tiene miembros en Venezuela, busque la manera de ayudar a través de ellos.

    Los gobiernos totalitarios apuntan a todas las organizaciones que se interponen entre el Estado y los individuos que escapan a su control. Si pueden convertir la sociedad en un conjunto de individuos aislados de la familia, la iglesia, las asociaciones gremiales y otras instituciones independientes de mediación, harán de la “democracia” un juego de números y en los juegos de números, los muchos ganan. A fin de captar a aquellos motivados por razones sociales, los regímenes totalitarios crean organizaciones que parecieran ser “mediadoras”, pero en realidad están controladas por el Estado.

    Durante los años de Chávez, el gobierno creó las Milicias Bolivarianas, un ejército casi paralelo de combatientes populares. Su objetivo es llegar a tener más de 1,000 batallones. Bajo la estructura de la llamada “ley del poder popular”, establecieron sus propios consejos comunales y vecinales.

    Tanto las milicias como los consejos son utilizados no solo para captar y controlar las actividades sociales, sino también como un medio para evitar cualquier freno constitucional que aún persista en el país. El gobierno también ha avanzado en sus esfuerzos por contar con sus propios sindicatos y, gracias al recién instaurado “Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SiBCI)”, hoy cuenta con su imperio comunicacional. Brindar apoyo a quienes compiten con éste es una buena inversión en la libertad de Venezuela.
  5. Contribuir a desenmascarar a los que en Estados Unidos trafican con los totalitarios: En vista de los ingentes recursos controlados por el gobierno venezolano y sus aliados tanto dentro como fuera del país, desde todos los lados del espectro político habrá muchos buscando cómo sacar ventaja económica y política mediante negocios con el actual régimen. Jugosos contratos, cabildeos y consultorías se ofrecen a quienes deseen defender a los amigos de Chávez en los Estados Unidos. Uno puede comprender que Joseph Kennedy II elogie las glorias de Chávez, pero sería muy triste que quienes supuestamente luchan por los ideales republicanos caigan en la misma trampa. Los amigos de la libertad deben desenmascarar a aquellos que en Estados Unidos se hacen de la vista gorda cuando el gobierno venezolano condena al olvido a las víctimas inocentes de los antiguos aliados de Chávez. Quienes en los Estados Unidos trabajamos en pro de la libertad venezolana estamos muy lejos del yugo de su justicia politizada. Sin embargo, abogados bien pagados pueden llegar a iniciar demandas frívolas en territorio estadounidense y poner en peligro a quienes tratamos de arrojar cierta luz sobre las transacciones oscuras.
Analizando muy bien algunas de las recomendaciones hechas hasta ahora, el lector interesado podría encontrar otras maneras de invertir en la libertad de Venezuela.
No me he concentrado en otras formas económicas y políticas de ayudar. Creo que una política de libre comercio más proactiva por parte de los Estados Unidos mejoraría su posición en la región. Asimismo aumentaría los incentivos de los líderes políticos venezolanos para iniciar el camino de regreso de su socialismo del siglo XXI. En la arena política, estoy con quienes enfatizan la necesidad de proseguir los esfuerzos para formar y conservar coaliciones. La unidad de la oposición debe continuar aunque Henrique Capriles pierda las elecciones del 14 de abril. El camino hacia la continuidad post-Chávez ha sido allanado con millardos de dólares y una cuidadosa manipulación. Cambiar de curso requerirá de inversiones inteligentes en los esfuerzos por la libertad que complementen otras estrategias políticas y económicas.

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