08 abril, 2013

Cómo murió realmente Oswaldo Payá

por Mary Anastasia O'Grady
Mary Anastasia O’Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.
Cuando en un país civilizado alguien es asesinado y la policía abofetea a un testigo y oculta pruebas, se le llama encubrimiento. En Cuba lo llaman "reforma". Que viva Orwell.
El "ministerio de la verdad" de Cuba quiere que el mundo crea que los hermanos Castro están abandonando el uso de la represión del Estado para mantener el poder. El paseo glamoroso que Jay-Z y Beyoncé dieron la semana pasada por la Vieja Habana estuvo diseñado para apoyar ese esfuerzo. Pero nuevos detalles de los eventos que rodearon las muertes en julio de 2012 del destacado pacifista Oswaldo Payá (ganador en 2002 del Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia otorgado por el Parlamento Europeo) y de otro disidente, Harold Cepero, sugieren lo contrario.


La prensa estadounidense informó en marzo sobre el testimonio de Ángel Carromero, el español que conducía el auto en el que iba el par de disidentes justo antes de morir. En diciembre, Carromero, que estaba en una prisión cubana, fue dejado en libertad y viajó a España. El conductor dice que un Lada rojo los había estado siguiendo y que el accidente ocurrió porque fueron chocados por otro vehículo. Carromero dice que cuando relató esto a las autoridades cubanas, fue golpeado, más de una vez.
Pero eso no es ni la mitad de la historia. En una entrevista el jueves en las oficinas de The Wall Street Journal, la hija de Payá, Rosa María, me contó: "Debo decir que cuando hablé con Ángel, no me enteré de nada nuevo. Confirmó cosas que ya sabíamos. Teníamos el mensaje de texto. Ya sabíamos que un auto los chocó por detrás intencionalmente".
Lo que la mujer sabía vino directamente de la boca de un capitán de la policía de Cuba, Fulgencio Medina, quien tomó declaraciones de testigos y las leyó en voz alta en el hospital en la ciudad oriental de Bayamo donde las víctimas fueron trasladadas después del accidente. Amigos de la familia Payá estuvieron allí, se identificaron como representantes de la familia y reportaron todo por teléfono a La Habana.
Pero después a la familia se le negó el acceso al reporte de la policía. Tampoco pudieron ejercer su derecho de realizar una autopsia independiente y fueron informados de que todas las cámaras de refrigeración en todos los hospitales del área estaban dañadas, así que la autopsia tenía que hacerse de forma inmediata.
Doctores amigos de la familia no pudieron ingresar al hospital de Bayamo a inspeccionar el cuerpo. También se le negó a la familia asientos en un vuelo de La Habana a Bayamo, así como una copia del reporte de la autopsia.
Someter a Carromero a juicio y acallar al resto parecía como una solución perfecta. Pero el problema para el régimen, dice la hija de Payá, de 24 años, es que "en Cuba todo el mundo habla".
La familia tiene muchos amigos en la zona de Bayamo y algunos de ellos lograron ingresar al hospital antes de que el ejército les impidiera el paso. "Nuestros amigos en el hospital hablaron mucho con la policía en esos primeros momentos".
Payá dice que el gobierno nunca le notificó oficialmente a la familia sobre la muerte de su padre. Pero en el hospital, el capitán Medina leyó las declaraciones de los testigos "frente a mis amigos y otros policías, enfermeras y doctores".
Los testigos hablaron de un Lada rojo, el mismo modelo y color del auto sospechoso que Carromero describió. También dijeron haber visto a los ocupantes del Lada sacar a los extranjeros (Carromero y el político suizo Aaron Modig) del auto inmediatamente después del choque. El español preguntó: "¿quiénes son ustedes? ¿Por qué nos hacen esto?".
Las declaraciones no decían si Payá estaba "vivo o muerto", me dijo su hija. "Pero los testigos dijeron que Harold (Cepero) estaba pidiendo ayuda. No sé si hablando o con sus manos, pero dijeron que se tocaba el pecho. Así que sabemos que estaba vivo y consciente", dijo Rosa María. Ella quiere saber lo siguiente: ¿Por qué, entonces, el personal del hospital les dijo a los amigos de la familia que tenía "muerte cerebral", cuando lo vieron tirado en una camilla en un área general sin recibir ningún tipo de cuidado intensivo por (lesiones) traumáticas?
Hay algo más interesante sobre el reporte de las declaraciones de testigos del capitán Medina, según aquellos que lo escucharon leerlas en voz alta: no hubo mención al hecho de que el auto se estrellara contra un árbol. Esto cuadra con el testimonio de los extranjeros, quienes han dicho que no hubo ningún choque contra un árbol.
Rosa María Payá dice que un periodista, que pudo ver el juicio a través de televisión de circuito cerrado, le dijo que el capitán Medina declaró contra Carromero y nunca mencionó el Lada rojo o las preguntas que los testigos dicen que lo escucharon hacer mientras lo sacaban del vehículo.
Se suponía que este iba a ser un caso que se abría y se cerraba fácilmente, con énfasis en el cierre. Pero ahora que las contradicciones se han vuelto de conocimiento público, la versión del régimen huele mal. Esto perjudica al ministerio de la verdad. Ocho senadores estadounidenses liderados por el republicano de Florida Marco Rubio y el demócrata de Illinois Richard Durbin han solicitado una investigación. Rosa María Payá, quien regresará a Cuba la próxima semana, está preocupada por la seguridad de su familia, y quizá tenga buenas razones para ello.

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