26 abril, 2013

Cómo Oaxaca cedió educación a XXII

Carlos Ramírez -

El 8 de octubre de 1992, el gobernador oaxaqueño Heladio Ramírez López firmó una Minuta con la Sección XXII del sindicato de maestros para literalmente entregar el manejo de la educación pública estatal a los sindicalistas. El entonces gobernador electo Diódoro Carrasco Altamirano avaló la decisión.

Esa Minuta es el origen del poder coercitivo de la Sección XXII que ha mantenido de rodillas a la educación pública en el estado durante más de 20 años. La cesión del control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca a la XXII fue una condición para que en Oaxaca se validara el Acuerdo nacional para la Modernización Educativa de Salinas, en mayo de 1992. El camino fácil fue cederle la educación a la XXII.


Lo malo de la Minuta radica en el hecho de que incluyó no sólo temas educativos sino de derechos humanos -Acuerdo Segundo-, anulación de las averiguaciones previas contra maestros sindicalizados procesados por el uso de la violencia -Acuerdo Cuarto- y dinero para instalaciones sindicales -Acuerdo Noveno-, entre otros asuntos ajenos a la educación.

Pero los puntos clave fueron 3, de acuerdo con el texto íntegro en poder de Indicador Político y a disposición en www.grupotransicion.com.mx:

QUINTO. El gobierno del estado, por conducto del Instituto Estatal de Educación Pública, proporcionará recursos económicos suficientes para los proyectos permanentes de actualización del personal docente, tomando en consideración las propuestas magisteriales, así como dotará gratuitamente de materiales didácticos, estímulos económicos y académicos a los instructores y asistentes participantes en esos proyectos.

Y los dos Acuerdos más polémicos que involucraron a la XXII en la designación de funcionarios del área educativa:

DECIMO PRIMERO. El gobierno del estado, a través del IEEPO, respetará el procedimiento ya institucionalizado en la selección y nombramiento de funcionarios de los distintos niveles educativos de la estructura orgánica del Instituto Estatal de Educación Pública.

DECIMO SEGUNDO. La selección y nombramiento futuro de funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública, como resultado de las propuestas de la representación seccional, serán respetadas en la forma y términos acordados con antelación, aun cuando cambie la estructura orgánica del Instituto.

Por tanto, en un hecho bizarro en el que los trabajadores deciden quiénes deben ser funcionarios del organismo que los emplea; así, la educación pública en Oaxaca tiene un monstruo de dos cabezas: la Sección XXII que realiza marchas, plantones y agresiones para exigirle a la oficina de educación pública más beneficios económicos y políticos y la Sección XXII que controla el Instituto de Educación Pública, sucedánea de la SEP estatal. Si los gobiernos priistas de 1992 a 2010 se sometieron a esa Minuta, el actual gobierno panista-perredista-obradorista de Gabino Cué le ha otorgado a la XXII un papel prioritario en su gobierno: "reconocemos a los maestros y maestras como columna vertebral de la administración estatal".

Vía la Minuta de 1992, la Sección XXII es el pilar fundamental de la hegemonía popular que desplazó a la hegemonía priista, por lo que la XXII goza de impunidad para hacer paros no reconocidos por las leyes laborales, instalar plantones en puertas de empresas privadas para impedir su funcionamiento y agredir a los que se oponen a sus dictados autoritarios.

De ahí que la reforma educativa en Oaxaca pasa por el camino de la anulación de la Minuta, si es que realmente el Estado quiere recuperar la rectoría educativa en Oaxaca y que no tenga que someter los nombramientos de funcionarios educativos al beneplácito de la sección sindical, como si el gobierno federal tuviera que presentarle al SNTE para su aprobación la designación del secretario de Educación Pública. Mientras exista la Minuta, la educación en Oaxaca será propiedad de la Sección XXII de maestros.

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