14 abril, 2013

El argumento económico, y demográfico, para una reforma inmigratoria

Por SOL TRUJILLO Y CÉSAR M. MELGOZA

Desde la elección [presidencial] de noviembre, se escucha mucho en Washington y dentro del circuito de expertos, comentarios sobre la cambiante cara de Estados Unidos, especialmente el "voto latino" y la nueva realidad de hacer campaña política. También ha habido discusiones considerables sobre inmigración y lo que significa para un país que es una nación de inmigrantes pero que está más poblado que antes.
El debate sobre inmigración es significativo para la política y cultura estadounidenses, pero también es crucial para la economía del país, un tema que recibe poca atención. Seamos francos: la fortuna y bienestar de los estadounidenses —es decir, la seguridad económica, la seguridad nacional, la innovación empresarial, el crecimiento del PIB y el estatus en el mercado global—, requieren una solución exhaustiva a los problemas crónicos causados por una política migratoria deficiente. En particular, el estatus de 11 millones de inmigrantes latinoamericanos indocumentados que viven en EE.UU. debe ser resuelto.
imageAssociated Press
Un grupo de inmigrantes espera frente a la Coalition for Humane Immigrant Rights, en Los Ángeles, en agosto de 2012, con la esperanza de inscribirse en un programa del gobierno que suspendería su proceso de deportación.
La economía es sencilla: los latinos generan demanda. Setenta por ciento del Producto Interno Bruto del país es alimentado por el consumo. Eso significa que la población latina, grande, en expansión y cada vez más próspera, jugará un papel clave en el futuro económico de EE.UU.


Los latinos son ahora de lejos el segmento de mercado más grande entre las minorías del país. Incluyendo los residentes indocumentados, la población latina supera los 54 millones (sin tener en cuenta los cerca de cuatro millones en Puerto Rico). Los afroamericanos, en segundo lugar, son 39 millones. Desde 2000, la población latina ha crecido en más de 52%. En el mismo período, la población blanca no latina creció menos de 2% y la afroamericana 14%.
De acuerdo con pronósticos de la Oficina del Censo de EE.UU., la población latina de EE.UU. alcanzará los 133 millones en 2050. Esos 133 millones de latinos superarán las poblaciones de Japón y Rusia, cuyos números ya están a la baja.
Con el crecimiento de los números llega más gasto: el poder adquisitivo de los latinos supera ahora los US$1,2 billones (millones de millones) y, según el Centro Selig de la Universidad de Georgia, superará US$1,5 billones para 2015. Desde una perspectiva global, eso significa que el mercado latino de EE.UU. será la decimoprimera economía más grande del mundo, por debajo de Francia, Italia y México, y por encima de Corea del Sur, España e Indonesia. A US$20.400 per cápita, el poder de compra de los latinos en EE.UU. ya supera el PIB per cápita de los cuatro países que conforman los BRIC: Brasil, Rusia, India y China.
Pero el beneficio económico de los latinos no se limita a la demanda. Un elemento vital es la mano de obra, desde los más talentosos que inventan productos o crean empresas, hasta aquellos que recién empiezan a escalar posiciones, ya sea a través de una educación formal o capacitación en la práctica.
Cerca de uno de cada seis trabajadores estadounidenses (16%) es latino, y casi 23 millones de personas con origen latinoamericano trabajan en EE.UU. Quizá no se lo hayan contado los informes de prensa sobre inmigración, pero los latinos tienen la mayor tasa de participación (casi 67%) en la fuerza laboral que cualquier otro grupo demográfico estadounidense.
Poco más de un cuarto de los menores de 18 años en EE.UU. son latinos. Según las tendencias existentes, al menos 1,1 millones de latinos cumplirán 18 años anualmente durante las próximas dos décadas. Los políticos quizás vean 1,1 millones de nuevos votantes cada año, pero los dueños de negocios ven 1,1 millones de nuevos trabajadores con una sólida ética laboral. Dado el envejecimiento de la generación de la posguerra del país, que se jubilará a una tasa de 10.000 por día en los próximos 18 años, el fortalecimiento de la economía está cada vez más ligado a la promesa de estos jóvenes trabajadores.
Los problemas demográficos amenazan a las economías en muchos países desarrollados y EE.UU. no es inmune a los retos impuestos por una población que envejece. Pero el problema será mitigado considerablemente por inmigrantes que revitalizan la fuerza laboral. El estadounidense maduro promedio, cuya expectativa de vida se ha casi duplicado durante el siglo XX, ya se pregunta: ¿quién va a pagar por las promesas de Seguro Social y Medicare del gobierno federal?
La respuesta: la cada vez más extensa y joven población inmigrante de EE.UU., otra razón que destaca la importancia para el interés nacional de ofrecer oportunidades educativas de todo nivel a todos los residentes.
Revitalizar la economía estadounidense requiere acción en muchos frentes: reformas tributarias y regulatorias, nuevas estrategias energéticas, educativas y de salud. Pero nada es más importante que la reforma migratoria. A pesar de la impresión dejada por gran parte de la retórica en Washington, la reforma migratoria no es solo cuestión de política. Se trata de empleos, crecimiento y competitividad, seguridad económica, que a su vez significa seguridad nacional.
Para alcanzar estos beneficios, las políticas y las prácticas de inmigración deben acoger a los inmigrantes con ganas de trabajar duro y al mismo tiempo lidiar de manera justa e inteligente con aquellos que ya están en el país sin importar su estatus. La inmigración legal, incluido un programa de trabajadores temporales que impulsará la productividad del empresariado estadounidense, debe ser expandida en una forma inteligente que promueva la inversión y el crecimiento. Las fronteras de EE.UU. necesitan ser aseguradas contra olas adicionales de inmigración ilegal.
Washington debe enviar una señal clara, a los estadounidenses y a todos los niveles del gobierno, que una política migratoria coherente y que se puede cumplir existe y está para quedarse.
—Trujillo es presidenta de la junta directiva de Trujillo Group LLC y copresidenta de la junta de Latino Donor Collaborative. Melgoza es presidente ejecutivo de Geoscape International Inc.

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