Ella se
quería lavar las manos del escándalo. El General Tomás Ángeles Dauahare
estaba en la cárcel. El militar de más alto rango que alguna vez haya
estado tras las rejas en México. Por eso Marisela Morales Ibáñez estaba
preocupada. Desde su escritorio de procuradora general de la República
mandó llamar a la esposa del confinado ex subsecretario de la Defensa
Nacional.
La señora Leticia Zepeda de Ángeles Dauahare llegó al despacho oficial
con un familiar. Recia, de mirada segura, sin miedo, se sentó frente a
la procuradora y uno de sus más cercanos colaboradores. No le apantalló
el poder. No parecía asustada por la dependencia.
La reunión, a fines de octubre de 2012, fue ríspida desde el primer
minuto. El General llevaba cinco meses encerrado. Las señoras no se
cayeron bien y los caballeros mejor se callaron. Según me revelaron
fuentes, Marisela Morales explicó a la familia del General que ella no
tenía nada que ver en el caso que había conducido a Tomás Ángeles
Dauahare al penal de máxima seguridad de El Altiplano.
Abundó que la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada
(UEDO), aunque formalmente pertenece a la PGR, estaba de facto entregada
al Ejército, quien la operaba de manera autónoma, y que era un egresado
de la Procuraduría Militar quien la encabezaba: el mayor Gerardo
Salazar Bolaños, en mancuerna con el polémico coronel Abigaíl Vargas
Tirado.
Que ellos habían orquestado todo, bajo la supervisión y orientación de
la Secretaría de la Defensa Nacional, concretamente de su entonces
titular el General Guillermo Galván Galván y su cercanísimo General
Moisés García Ochoa.
"Si me quiere creer, créame. Si no, pues ni hablar", remató, endurecida
también, Marisela Morales a su interlocutora. El encuentro, me confían,
terminó frío pero cortés.
Casi medio año después, el General Tomás Ángeles Dauahare quedó libre
porque la PGR, ya en el nuevo Gobierno, determinó que las acusaciones en
su contra eran un invento del testigo protegido con nombre clave
Jennifer, un parlanchín ex operador del cártel de los Beltrán Leyva.
¿Quién hizo hablar a Jennifer así? Esa es otra historia.
"¿Y si se encontrara a Marisela Morales en la calle, General?", pregunté
a Ángeles Dauahare el viernes en Radio Fórmula. "¿Qué le puedo decir?
¿Qué le puedo reclamar?... ¿Qué gano? ¿En qué me beneficia eso? Aunque
me pida mil disculpas el daño está hecho, es irreversible, es pasado",
contestó en voz de resignación. Abundó que desde su punto de vista, la
procuradora sólo fue la operadora de una venganza política en su contra.
Saciamorbos
Boda en hacienda de Yucatán. El anfitrión fue el ex Presidente. Las presencias exhiben. Las ausencias también. |
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