23 abril, 2013

El problema con la reforma integral de la inmigración. Dr. James Carafano



Hay una buena noticia: el Congreso se está preocupando por tratar de arreglar nuestro fallido sistema de inmigración y la permeabilidad de nuestras fronteras.
La mala noticia es que quieren hacerlo mediante una solución que se parece un montón a Obamacare: el proyecto de ley integral de más de 840 páginas de la llamada “Banda de los Ocho”.
Además hay una noticia triste y es que esta solución de “gatillo fácil” no mejorará nuestro sistema de inmigración.
La historia demuestra que los grandes proyectos de ley diseñados para resolverlo todo terminan creando tantos problemas como los que intentan abordar. Terminan repletos de pagos ocultos destinados a intereses particulares y a menudo introducen medidas que funcionan de forma contradictoria.
En definitiva, un proyecto de ley “integral” fracasa desde el principio. Aquí tiene las cinco razones principales por las que fracasaría este proyecto de ley:


1. Amnistía. Este proyecto de ley concede una amnistía. Crea un marco para la legalización de unos 11 millones de personas que residen ilegalmente en Estados Unidos. Cualquier persona que residiese en Estados Unidos antes de 2012 se puede acoger a ella, pero hay demasiadas oportunidades para cometer algún tipo de fraude, puesto que no se requiere ninguna prueba de que los solicitantes hayan residido aquí durante varios años.
2. Costos fiscales para los contribuyentes. Este plan no da cuenta de los beneficios públicos, especialmente la asistencia social y los derechos a beneficios, que se les pagaría de por vida a quienes fuesen legalizados. Los costos adicionales para los contribuyentes serían enormes. Hay quien argumenta que una amnistía conllevaría beneficios económicos, pero en realidad estos los recibirían los propios inmigrantes anteriormente en situación ilegal. Por tanto, la legalización implicaría escasos beneficios económicos para el resto de nosotros.
3. Gasto público. Este proyecto de ley es un caballo de Troya para el gasto público y, en algunos casos, parece que su financiación no tiene restricciones o está mal definida. Un simple ejemplo son los $6,500 millones del “Fondo de Reforma Integral de la Inmigración”, que incluye un “fondo de dinero especial” para la seguridad fronteriza de $2,000 millones.
Nuestro gobierno federal gasta actualmente $1 billón más de lo que ingresa cada año, de modo que sumar un nuevo compromiso de gasto ilimitado no tiene sentido en absoluto. El costo total de la implementación de este proyecto de ley no se ha fijado todavía. Es más, este proyecto de ley destroza la disciplina fiscal, aprovechando “un vacío legal de la Ley de Control Presupuestario (BCA) que le permite al Congreso gastar más de lo permitido según los límites de gasto adoptados en 2011”.
4. “Mecanismos de protección fronteriza”. Este proyecto de ley requiere la certificación de unos “mecanismos de protección fronteriza” para contener la marea de personas que cruzan ilegalmente la frontera antes de que se puedan poner en marcha medidas adicionales en el proceso de legalización.
Sin embargo, el Departamento de Seguridad Interior ha estado tratando sin éxito de definir desde 2004 un sistema de medición creíble de la seguridad fronteriza. Incluso si tuviera unos “mecanismos de protección” efectivos, estos no garantizarían la existencia de una frontera segura. Las situaciones para cruzar la frontera cambian constantemente, por lo que incluso si se consigue el objetivo, no habría garantía de que la situación se mantuviese estable.
La amnistía crea un incentivo para que se cruce la frontera y se permanezca en el país de forma ilegal. Así, la estrategia expuesta haría aumentar el costo que supone asegurar la frontera. No tiene sentido desperdiciar sin más nuestro dinero en la frontera. Son más importantes las políticas de actuación que se adopten a ambos lados de la misma.
Por ejemplo, la Guardia Costera está notablemente mal financiada y preparada. Las costas de Estados Unidos ya están viendo un significativo incremento de entradas ilegales desde el mar, una tendencia que ha estado creciendo desde 2007.
6. Reforma de la inmigración legal. El proyecto de ley “moderniza” las visas para inmigración legal y las no destinadas a inmigrantes. Estas modernizaciones incluyen una reducción sustancial de la migración “en cadena”, la abolición de la lotería de la diversidad, la ampliación de la dispensa de visas, un aumento de la inmigración de alta calificación y una ampliación de los programas para trabajadores temporales.
Reformar el sistema de inmigración legal es, en principio, loable. Pero tratar de elaborar medidas precisas dentro de un proyecto de ley tan enorme como este es complicado. Por ejemplo, aunque suene inocua, una de las disposiciones de esta legislación podría conllevar otros problemas mayores, ya que permite que se utilicen documentos “emitidos por una tribu india reconocida a nivel federal” para cuestiones de identificación y empleo. Existen numerosas tribus indias a lo largo de la frontera sur, como los kikapúes de Texas, los tihua del sur y la mayor de ellas, los pápagos o tohona o’odham. Las reservas indias ya funcionan como autopistas de la droga y se suelen citar como los puntos débiles de la seguridad fronteriza. Ante esta situación, ¿realmente tiene sentido añadir esta exención a una legislación destinada a minimizar el fraude en las identificaciones?
Una vez que entendamos eso, habrá un firme respaldo por parte de ambos partidos a la idea de que la prioridad debería ser la modernización de la inmigración legal. El Congreso debería poner su empeño en lograr ese objetivo, avanzando hacia un terreno en el que el acuerdo sea mayoritario, mientras se gana tiempo para debatir los temas sobre los que no haya un consenso tan firme.
Merecemos algo mejor, todos. Los empleadores merecen algo mejor que tener que examinar cuidadosamente identificaciones falsificadas o arriesgarse a incumplir la ley. Las familias de las comunidades que soportan la carga del impacto de la inmigración ilegal sin duda merecen algo mejor. De hecho, todo aquel que aprecie a una sociedad que se compromete a que Estados Unidos siga siendo tanto una nación de inmigrantes como un país que respeta sus leyes merece algo mejor.
La reforma de la inmigración puede avanzar en muchos frentes al mismo tiempo, poniendo su atención en algunas iniciativas de sentido común que empiecen a abordar los retos prácticos a los que se enfrenta nuestro sistema de inmigración. La clave es comenzar trabajando en las soluciones sobre las que todos podemos ponernos de acuerdo, en lugar de insistir en un enfoque integral que nos divide.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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