Montgomery, Alabama. Diciembre
1, 1955. Como cuenta Susan Cain en su libro Quiet: The Power of
Introverts in a World That Can´t Stop Talking, un camión público se
detiene y una mujer cuarentona, vestida modestamente se sube a él.
Camina de manera erguida y con gran dignidad a pesar de haber pasado el
día planchando en una sastrería. Sus pies están hinchados, le duelen los
hombros. Se sienta en la primera fila de la sección para negros y mira
calladamente mientras el autobus se llena de pasajeros, hasta que el
conductor le ordena que le ceda su asiento a un pasajero blanco.
La mujer pronuncia una sola palabra que desata la protesta civil más
importantes del Siglo 20, una palabra que ayuda a Estados Unidos a
encontrar su mejor lado.
La palabra es "No".
El conductor amenaza con arrestarla.
"Puede hacerlo" dice Rosa Parks. Y al responder así cambia el curso de
la historia. Poco después Martin Luther King pronuncia un discurso sobre
cómo llega un momento en que la gente se cansa de que la pisoteen.
Y como individuos, como sociedad, ha llegado el momento de decir "No"
colectivamente a los maestros que marchan porque quieren seguir
heredando su plaza universitaria. "No a los maestros inconformes de
Guerrero y Morelos y otros estados que consideran la venta o la herencia
de plazas magisteriales como una verdadera "conquista" sindical. "No" a
quienes les pagan aunque no trabajen. "No" a los que consiguen lo que
quieren tomando casetas en las carreteras. "No" a los que se
enorgullecen de dejar a 400 mil niños sin clases. "No" a quienes exigen
no ser evaluados. "No" a quienes poco les importa el mérito o la
competencia. "No" quienes han conseguido un coto. "No" como le dijo Rosa
Parks a quien trató de obligarla a ceder su asiento a un hombre blanco.
Yo siempre me había imaginado a Rosa Parks como alguien imponente,
audaz, capaz de enfrentarse a un camión lleno de pasajeros enojados y
racistas. Pero cuando murió, las esquelas la describían como "tímida e
introvertida". Y saberlo me reconfortó: hasta los más inseguros o
temerosos o callados pueden encontrar la fortaleza para oponerse a la
injusticia o a la estupidez. Pueden decir "No" a aquellos maestros a
quienes no les quita el sueño saber que en las evaluaciones PISA de
educación, siete de cada 10 mexicanos concluyen primaria con niveles
elementales o insuficientes de español y matemáticas. "No" a que
regresen al aula los siete de cada 10 maestros que presentaron el examen
para concursar por una plaza y lo reprobaron. "No" a los que defienden
las cosas tal y como están y gritan por las calles: "El hambre nos
vence, pero el orgullo nos levanta". "No" a quienes quieren jugar un
papel en la cancelación del futuro para nuevas generaciones.
"No" a los que a cambio de dar clases sin ser evaluados, cierran los
ojos ante la forma en la cual los gobernadores intervienen en la venta
de plazas, asegurando con ello un negocio jugoso. "No" a los maestros
chantajistas que defienden esa conquista sindical a la que se accede por
la vía de "la costumbre", como sucede en el sindicato de Pemex y de la
CFE. "No" a los que están tratando de recuperar –mediante la permanencia
en el puesto- la inversión que hicieron al comprar una plaza.
"No" a los que usando el mejor lenguaje del nacionalismo revolucionario
que tanto les ha servido para proteger sus privilegios, toman casetas y
bloquean carreteras y paralizan escuelas. "No" a la práctica de
intercambiar plazas por servicios sexuales. "No" al privilegio de que un
maestro jamás pueda ser despedido aunque no haga bien su trabajo. "No"
al privilegio de beneficiar a parientes cercanos con una plaza
magisterial. "No" a quienes en esta "batalla heroica" sólo está tratando
de conservar el botín.
"No" a quienes marchan en contra del mérito, gritan en contra del
reclutamiento riguroso, fustigan la capacitación, la evaluación y el
desempeño, alzan el puño en contra de la transparencia, pelean en contra
de la rendición de cuentas, no se preocupan por el tráfico de
influencias. "No"a quienes defienden su conquista a como dé lugar. "No" a
quienes aceptan el mantenimiento de uno de los lugares más bajos en las
evaluaciones PISA de educación. "No" a la conquista de un feudo
lucrativo en manos del SNTE. "No" a la conquista de la estabilidad
laboral a costa del avance académico. "No" a la conquista de la plaza
vendible y heredable a costa de los niños del País. "No" a quienes
rechazan la reforma educativa y la perpetuación de un sistema que no
obliga a sus docentes a dar lo mejor de sí. "No" a quienes –como La
Maestra- sigan parándose del lado de la mediocridad, el atraso, el
conformismo.
"No" a quienes niegan que la reforma educativa sea una gran oportunidad
para muchos maestros de sacudirse el yugo sindical. "No" a quienes
rechazan la posibilidad para recuperar el orgullo profesional y levantar
la cabeza, mientras insisten en mantenerla agachada ante el liderazgo
del CNTE. "No" a quienes desde hace demasiado tiempo han mantenido a los
niños de México en la parte de atrás del autobus. Ese autobus que es su
País. |
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