29 abril, 2013

Explota la demanda de onzas de plata en México. ¿Por qué?

Guillermo Barba
Hoy en este blog le traigo una noticia tan buena como exclusiva: la demanda de onzas de plata Libertad, explotó en México desde el desplome inducido de precios de los metales preciosos monetarios, que inició como tal el 12 de este mes.
Los ahorradores nacionales están despertando así de un largo sueño, que provocó que en 2012, se tuviera una fuerte caída en la demanda de estas monedas, como lo reportamos en enero.
Luego de ese “descanso” del año pasado, los inversionistas mexicanos están regresando no a liquidar sus onzas, sino a comprar todas las que pueden. 



Y es que según datos proporcionados por el propio Banco de México (Banxico) a este periodista, a través del oficio OFI006-8614, tan solo al corte del miércoles 23 de abril, iban ya vendidas más de 174 mil onzas en este mes.
En otras palabras, en solo 23 días se vendieron más que en los tres primeros meses del año juntos, y lo más probable es que la mayoría de ventas haya ocurrido durante las últimas dos semanas. En enero, febrero y marzo, el total de estas monedas puestas en circulación fue de 46,714; 82,634 y 44,063, respectivamente.
¿Por qué se venden como pan caliente? Bueno, de entrada las monedas Libertad de plata están en precios que no se veían desde 2010, alrededor de 350 pesos cada una a la fecha. Un 40 por ciento más baratas que justo hace dos años –finales de abril de 2011, cuando tocaron su récord histórico por encima de 610 pesos.
La mayoría de los bancos las ofrecen a sus clientes, pero le sugiero que compare precios antes de comprar.
Lo más importante es comprender que la causa principal de que esta demanda se haya disparado, es que el oro y la plata son los refugios financieros por excelencia, el dinero real, que se ha puesto de oferta a la mitad de la crisis económica que está muy lejos de terminar en el mundo.
Es como si alguien se hubiese puesto a regalar salvavidas en un barco que se hunde.
Es grato saber que México no es la excepción a la regla, ya que en otras partes del planeta se está viviendo también esta fiebre por los metales preciosos físicos.
En Estados Unidos, la Casa de Moneda (US Mint) tuvo que suspender esta semana la venta de sus monedas de un décimo de onza de oro, pues se agotaron sus existencias. Al día de hoy acumula ventas por 203 mil 500 onzas de oro, más que los dos meses previos juntos y que el total de enero.
En una entrega anterior, dimos cuenta de cómo el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés), ha descrito como una “ola masiva” el apetito de los inversionistas por los metales preciosos monetarios. También de cómo en China e India, los principales consumidores a nivel internacional, hay reportes de altos premios, es decir, sobrecostos, que la gente está dispuesta a pagar con tal de hacerse de monedas o lingotes, que por otro lado, escasean en Dubai.
Estas señales contrastan con las descomunales ventas de oro y plata papel en el mercado de futuros, que son las responsables de haber tirado los precios por la borda.
Para decirlo muy claro, tenemos que insistir en que detrás de estas abruptas caídas, existen poderosos intereses financieros encabezados por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que han tenido siempre un especial interés por mantener deprimido el precio del oro.
La razón es muy sencilla. Éste es el termómetro que nos dice sin error, lo mal que andan las cosas en la economía, y en particular, en el sistema financiero global. Su calidad de dinero universal, más su “pecado” de no poder ser reproducido a voluntad de los gobiernos, lo convierten en el enemigo público número uno de sus corrompidas divisas fíat (dólares, euros, libras, etc.).
Por eso su herramienta ideal son los derivados, “oro” y “plata” papel que pueden ser creados también sin límites, por supuesto, siempre que sus tenedores no demanden la entrega material de su tesoro, pues no hay metal que alcance para todos. Un fraude.
En este sentido, en cada ataque como el atestiguado a mediados de este mes, hay evidencia de masivas acciones coordinadas de venta de estos papeles para influir, o sea manipular, la cotización de estos metales preciosos a la baja. Del resto se encargan técnicamente traders, robots y algoritmos, que magnifican los efectos negativos al tocar niveles críticos.
La mala noticia para los manipuladores es que se puede crear todo el metal papel que quieran para vender, pero las existencias físicas son limitadas y la gente está yendo por ellas. Los datos de demanda física creciente son elocuentes, como también el desplome como nunca antes de los inventarios existentes en el COMEX (Commodity Exchange).
¿Qué ocurrirá cuando los tenedores de ese oro papel quieran que se les entregue materialmente?
Así es, a alguien se le quedará mal. No es difícil prever que de llegar ese día, a los afectados se les liquidará con dinero papel bajo cláusulas de “fuerza mayor”. El mercado, al final, siempre se impone. Por eso, la racha alcista del oro y la plata, luego de esta corrección acelerada artificialmente, continuará en esta década hacia límites desconocidos.
Cada día más gente conoce esta realidad y cómo en el juego de las sillas, mejor se están llevando su oro y plata a casa, antes de que acabe la música junto con la diversión, y se queden sin lugar, con las manos vacías.

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