23 abril, 2013

La derecha mexicana amaga con abandonar el Pacto con Peña Nieto

La respuesta del presidente de México a una denuncia de desvío de recursos para las elecciones enerva a sus socios

México
Firma del Pacto por México. / PRESIDENCIA DE MÉXICO

El presidente Enrique Peña Nieto se enfrenta a su primera gran crisis política. El líder del Partido de Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, representante de la derecha mexicana, ha dejado este lunes en suspenso el Pacto por México, un centenar de acuerdos con los que sacar adelante las reformas clave del país, por la forma de actuar “lamentable” de Peña Nieto ante un escándalo donde se ha revelado una operación con fines electorales de fondos gubernamentales en Veracruz.


Madero había demandado la semana pasada la suspensión temporal de Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), la institución que maneja los programas sociales, y del gobernador de Veracruz, Javier Duarte, para que se investigaran sus responsabilidades en un esquema de entrega de recursos a los más pobres a cambio de votos para el PRI, el partido del presidente, en las elecciones regionales del 7 de julio.
Madero presentó una grabación de 30 minutos en la que se escucha a funcionarios de Sedesol y del gobierno veracruzano concretar detalles sobre el asunto, aunque existen alrededor de 13 horas registradas de este tipo de conversaciones. En varios de los audios se escucha la forma en la que hay que comprar votos.
En medio del escándalo, Peña Nieto no corrigió a sus compañeros de partido, sino que minimizó lo sucedido y presentó a Robles como una víctima. “Rosario no te preocupes, hay que aguantar porque han empezado las críticas, han empezado las descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política y las elecciones”. Igualmente desperdició el domingo la oportunidad de apercibir al polémico gobernador de Veracruz durante el 99 aniversario de la defensa heroica del puerto.
Eso ha terminado de enojar a Madero, que rompe por el momento con un pacto que había dibujado a Peña Nieto como un hombre de consenso y a los líderes de la oposición como políticos de Estado que buscaban el bien común del país. “No voy a asistir a ningún pacto o a presentación del Pacto por México”, reveló Madero el lunes al mediodía a la periodista Denise Maerker en radio Fórmula. Madero fue a más: “Esto es lamentable, es patético, es la peor respuesta que se pudo haber esperado del presidente”. El panista anunció que no acudirá a la presentación esta semana de la reforma financiera que pretende abrir el crédito bancario a las pequeñas y medianas empresas mexicanas. A su vez, convococará a los miembros de su partido para determinar el rumbo político a tomar tras esta inesperada crisis.
La destitución de siete funcionarios de Sedesol y la apertura de una investigación sobre las acusaciones de compra de votos no fueron suficientes para la derecha mexicana. El PRI había pedido que se investigue a fondo el tema pero no termina de convencer. Ernesto Cordero, presidente del Senado, panista y ex secretario de Desarrollo Social él mismo, declaró que teme que el “prestigio internacional” de los programas sociales del país se pierdan “porque alguien está manipulando los programas sociales con fines electorales”.
Tampoco los movimientos del Gobierno convencen a la izquierda. Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado, ha pedido este lunes que Robles dé explicaciones sobre lo ocurrido. “Si incumplió con la ley que se preocupe, aunque alguien le diga que no lo haga”, ha expuesto. La política, exmilitantes de izquierdas, es la única mujer que ha estado al frente del gobierno del Distrito Federal y es también ex presidenta del PRD. Su decisión de integrarse al gabinete del presidente le valió muchas críticas.
La polémica pone en entredicho las importantes reformas que se iban a llevar a cabo en el Congreso mexicano, muchas de ellas congeladas durante décadas por las pugnas entre partidos. Supone también la primer gran escollo al que se enfrenta Peña Nieto desde que asumió el cargo hace cuatro meses y medio. La arquitectura sobre la que se ha edificado la presidencia de Peña Nieto ha entrando en zona de riesgo, al tiempo que diversos analistas han calificado de errada la respuesta del presidente mexicano en su primera crisis.

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