22 abril, 2013

La historia se repite

Ana Paula Ordorica
La discusión sobre migración se está manchando por un atentado terrorista, como sucedió en septiembre de 2001. 
La historia se repite
Con matices, pero la historia se repite. La discusión sobre migración que traía muy buena inercia en el Legislativo de Estados Unidos se está manchando por un atentado terrorista, como sucedió en septiembre de 2001.
Entonces la “enchilada completa” quedó sepultada debajo de los escombros de las Torres Gemelas.
En la misma semana en que Vicente Fox visitaba a George W. Bush para avanzar en un arreglo para el sistema migratorio, los atentados perpetrados por migrantes que entraron por Canadá a Estados Unidos, acabaron con el sueño de más de diez millones de indocumentados.


Ahora los antimigrantes parecían estarse quedando sin argumentos y todo indicaba que la propuesta de la Pandilla de los Ocho senadores (de la que dimos cuenta en este espacio la semana pasada) lograría actualizar las leyes migratorias que han permanecido intocadas desde el gobierno de Ronald Reagan. Desde 1986 cuando se aprobó la Reforma al Acta de Control y Migración.
Quienes argumentaban que la ilegalidad crecía por los que entran a EU sin papeles y que regularizarlos sería premiar a quienes habían entrado rompiendo la ley, ya no podían seguir con ese discurso porque la propuesta de más de 800 cuartillas que dieron a conocer los senadores Marco Rubio y Chuck Shumer justamente se encarga de ello.
Esta propuesta busca legalizar a quienes no tienen papeles pero están ya en EU de una forma bastante parecida a la reforma de Ronald Reagan pero con penalidades monetarias más elevadas y con mayores requisitos para el migrante que quiere obtener una green card.
Mientras la reforma de Reagan requería que el migrante pagase una multa de 184 dólares, aprobara un examen de inglés y después de 18 meses podía obtener la green card; la reforma propuesta por Rubio-Shummer requiere que el migrante pague dos mil dólares, apruebe el examen de inglés y tras diez años puede obtener la green card.
Para ello hay cuatro chequeos bastante exhaustivos sobre el pasado y las posibilidades económicas del aspirante.
Todo esto tiraba por tierra a quienes hablaban de amnistía y a quienes decían que estos migrantes le quitan empleos a los estadunidenses.
Pero ante la violencia y el terrorismo vivido en Boston la semana pasada, sembrado por los hermanos Tsarnaev, de origen checheno, no han faltado ya quienes quieren tirar la reforma migratoria argumentando que los indocumentados son un peligro para Estados Unidos.
El senador Chuck Grassley fue ya el primero en vincular negativamente la migración con lo vivido en Boston.
Es evidente que ni el mejor registro ni la mejor ley pueden evitar que un joven como los Tsarnaev cometan las atrocidades que llevaron a cabo en Boston. Si un criminal está dispuesto a matar, aun con la posibilidad de perder la vida, no por haber escuchado que el joven dijese que tras diez años en Estados Unidos no tenía a un solo amigo estadunidense, se va a activar una alarma en contra de este individuo. EU es una sociedad de libertades.
Ojalá que una buena propuesta como la que se está discutiendo ahora en el Senado no quede enterrada por el miedo y la paranoia de algunos.

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