09 abril, 2013

Los Monreal: las hipótesis

Martín Moreno

Los Monreal: las hipótesis
Una de las hipótesis respecto al atentado frustrado contra los hermanos Monreal es la lucha por el poder en Zacatecas. El senador David Monreal aspira nuevamente —con fuertes posibilidades de triunfo— a la gubernatura zacatecana… pero tiene muchos enemigos en el camino.
Hay grupos de poder que no quieren a los Monreal —ni a Ricardo ni a David— enquistados en Zacatecas cuando llegue la elección para gobernador dentro de tres años, y en esta red de intrigas, complots y revanchas, hay un apellido clave: los Guardado.
El empresario zacatecano Arturo Guardado Méndez —de acuerdo a las primeras pesquisas— está a la cabeza del operativo para matar a los Monreal. Desde ahora se pretende enterrar cualquier posibilidad de que los Monreal se empoderen —aún más— en Zacatecas.


Cierto: hay una línea de investigación en la que Guardado culpa a los Monreal de no mostrar interés suficiente ante la desaparición de su hermano, José Luis (o Juan Carlos) Guardado, registrada en febrero de 2011 en Durango, y que era estrecho colaborador de David Monreal, a tal grado que José Luis relevó en la presidencia municipal de Fresnillo a David cuando éste dejó el puesto para buscar la gubernatura en 2010, contienda en la que ya fue derrotado (Reforma, Abel Barajas y Claudia Salazar, 6/IV/2013).
Ni a Guardado ni a otros grupos antagónicos a los Monreal en Zacatecas les convendría la victoria de David Monreal como gobernador. Ya sea por venganza personal, por interés político o por una combinación de ambos factores, pero lo importante era desaparecer a los Monreal.
¿Cómo? Matándolos.
Los sicarios detenidos —aún no se confirma si están ligados a Los Zetas— habrían revelado que el plan para matar a los Monreal fue urdido por Arturo Guardado; inclusive uno de los frustrados homicidas tenía registrado en su teléfono el número del radio del empresario zacatecano.
“No voy a especular ni a presuponer móvil o autoría alguna…”, dijo de manera pública Ricardo Monreal el viernes pasado, acompañado por su esposa y sus dos hijas.
Difícil creerle a Monreal. ¿Por qué?
Lógica pura: todos los políticos saben —sin excepción— quiénes son sus enemigos.
Los Monreal —tanto el diputado Ricardo como el senador David— al menos sospecharían quiénes los quieren matar. Improbable es que ni siquiera tuvieran la mínima idea de quién los quiere eliminar.
Nos remontamos a mayo de 2009.
En Fresnillo se confiscaron 14.5 toneladas de mariguana que estaban en una empresa deshidratadora de chiles propiedad de Cándido Monreal. Sí, hermano de Ricardo y de David.
La PGR calderonista aclaró que no se investigaba al entonces senador Ricardo Monreal por lo ocurrido en Fresnillo con la empresa de su hermano Cándido.
Sin embargo… algo brincó.
Resulta que dos de los trabajadores de la deshidratadora de Cándido MonrealJorge Cervantes Rodríguez y Reinaldo Piña Resendez— pertenecían a los 53 reos fugados días antes del Centro Penitenciario de Cieneguillas, mediante un operativo montado por un comando al servicio del crimen organizado.
“No tenemos nexos con el narcotráfico…”, señaló, a la sazón, el senador Monreal.
Y dentro de las investigaciones que se realizan en torno al caso Monreal, hay una pregunta clave:
¿Qué significaba José Luis Guardado en las actividades —personales y profesionales— de David y de Ricardo Monreal? ¿Cuál era, en realidad, su relación con el hermano de quien, poco después de un año de aquella misteriosa desaparición, contrató a pistoleros para matar a los poderosos Monreal?
Y por supuesto que, hoy por hoy, nadie se traga que los Monreal no saben quién o quiénes los quieren matar.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
DERROTADOS TODOS. No nos confundamos: no hay triunfo para nadie cuando los federales disuelven por la fuerza un bloqueo de maestros. Derrotado el magisterio porque se impusieron los radicales. Derrotada la capacidad de diálogo del gobierno federal porque no pudieron ni supieron ni quisieron sentar las bases para resolver un conflicto vivo por décadas, y la prueba mayor es que tuvieron que llegar escudos, cascos y toletes. Lo demás es discurso. Derrotados los miserables de Guerrero y Oaxaca, humillados por años con falsas promesas de gobierno, utilizados por los gobiernos en turno, olvidados y sometidos por los Figueroa y los Ulises Ruiz, Murat y compañía. Condenados al hambre y a la desesperanza por la demagogia oficial. Derrotada la educación en manos de profesores más preocupados por desestabilizar que por educar. Derrotados todos. No: nadie ganó. Todos perdimos.

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