12 abril, 2013

México: La victoria del chantaje – por Manuel Suárez Mier

Una cosa fue descabezar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que paradójicamente servía en alguna medida para acotar el crecimiento y poder de la organización disidente, y otra por lo visto más complicada es enfrentar a la CNTE y acabar en definitiva con su inmunidad y su impunidad.
Una de las razones que me indujeron a emigrar de mi querida ciudad de México fue la zozobra permanente que se apoderó de mí frente a las continuas manifestaciones, marchas de protesta, plantones, toma de instalaciones y bloques de calles y avenidas frente a la más completa pasividad de las autoridades o incluso con su complicidad.


El tomar a la ciudadanía como rehén de grupúsculos chantajistas, como los mal llamados “maestros” de la CNTE, se volvió un acto cotidiano a tal grado que la población simplemente buscaba la forma de darle la vuelta a estos obstáculos para poder llegar al lugar de trabajo o regresar a casa.
Todos los años a principios de la primavera, como ahora, descendían sobre la ciudad de México hordas de miserables “maestros” de Oaxaca y Guerrero para hacer sus desmanes, de paso haciéndole la vida imposible a quienes pagamos impuestos con los que se contratan a policías para que supuestamente nos protejan.
Recuerdo el absurdo que se dio cuando los “maestros” bloquearon el edificio de la Bolsa Mexicana de Valores en el Paseo de la Reforma y Río Rhin, sin saber que había un pasadizo subterráneo con el edificio contiguo, la Torre Avantel, por lo que los empleados de la Bolsa simplemente entraron a éste y subieron a sus oficinas.
Percatándose de lo que ocurría, al día siguiente los “maestros” bloquearon los accesos a ambos edificios con lo que se tuvo que montar un “puente aéreo” entre los helipuertos de un hotel de la Zona Rosa y el de la Torre Avantel para que el personal de la Bolsa pudiera abrir el mercado accionario.
¿Qué hicieron la fuerzas del “orden público” ante esta escena ridícula y costosísima? En el mejor de los casos nada o, peor aún, cuando algún trabajador de esos edificios trataba remover a los “maestros” bloqueadores para poder ingresar a sus oficinas, era amenazado por los policías con llevarlo a la delegación.
Estos chantajes, inaceptables en cualquier país civilizado, se multiplican y agravan cada vez más porque tienen éxito en conseguir sus propósitos, completa impunidad más beneficios y prebendas por no trabajar, como lo acabamos de ver en el bloqueo de la Autopista del Sol tomada por “maestros” guerrerenses.
El impresentable gobernador de Guerrero Ángel Aguirre, un neo-perredista que ya había probado su incompetencia como gobernador substituto en los años noventa, de inmediato cedió a las demandas de los “maestros,” suspendió las órdenes de aprehensión por hechos vandálicos anteriores y dio marcha atrás para Guerrero en la reforma educativa federal que su legislatura había aprobado unos días antes.
Durante las nueve horas que duró el bloqueo de la carretera federal a Acapulco, el flamante secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong tampoco hizo nada para proteger a miles de rehenes ciudadanos literalmente privados de su libertad, a pesar de que su renovada oficina tiene hoy todos los elementos para actuar.
¿De qué sirve una policía federal con casi 40 mil elementos entrenados y equipados para resolver conflictos como éste? ¿Qué hará el gobierno federal con la contrarreforma educativa de Aguirre? ¿Cómo actuará en otros estados, como Oaxaca y Michoacán, donde la CNTE también es poderosa?
Una cosa fue descabezar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que paradójicamente servía en alguna medida para acotar el crecimiento y poder de la organización disidente, y otra por lo visto más complicada es enfrentar a la CNTE y acabar en definitiva con su inmunidad y su impunidad.
Lo que logró el gobierno federal no actuando con decisión en este primer “cale” de la CNTE, fue darle alas a un movimiento que ya amenaza con convocar al magisterio para oponerse a la reforma educativa en todo el territorio nacional, y asegurarse que habrá chantajes futuros que pondrán a las autoridades en entredicho de nuevo.
Una de mis fantasías favoritas cuando vivía en la sufrida ciudad de México, era que ante la falta una autoridad que defienda los derechos de los ciudadanos, que surgiera un superhéroe como los de las caricaturas, que castigara a los villanos, despejara las calles y avenidas bloqueadas y restaurara la paz y el orden.
Por lo visto, es más probable que mi fantasía se vuelva realidad a que las autoridades en todos los niveles actúen conforme a lo que se comprometieron cuando se hicieron cargo de sus responsabilidades: cumplir y hacer cumplir las leyes vigentes. ¡Ojalá me equivoque!
Fuente: Asuntos Capitales (México)

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