26 abril, 2013

Narco, guerrilla y Pacto


 Narco, guerrilla y Pacto
Pablo Hiriart

Los acontecimientos de esta semana nos enseñaron que no hay tal rebelión en contra de la reforma educativa.

Iban a encender la mecha de todas maneras y eligieron la primera reforma que se aprobó. Escogieron mal, porque se evidenciaron como lo que son: alfiles de los intereses del narco y de la guerrilla.

Nadie en su sano juicio incendia la sede del PRI, apalea las computadoras del PAN y ataca con hachas y machetes la oficina del PRD y el Congreso de Guerrero, para evitar una privatización de la educación que nadie ha propuesto.


Se delataron los energúmenos del magisterio guerrerense.


Actúan de manera coordinada con las normales y los miembros del magisterio michoacano y el oaxaqueño (ojo con Chiapas, que ahí viene).


Desde hace años estos grupos y la guerrilla han experimentado una suerte de simbiosis, aunque unos dan la cara y otros operan en la tenebra.


Esperaron inútilmente que López Obrador llamara a las armas en las pasadas elecciones, lo que nunca ocurrió.


A Cuauhtémoc Cárdenas lo desprecian desde que calificó al EPR como una “pantomima”, luego de su aparición en Guerrero en la segunda mitad de la década de los 90.


Sus aliados están en otro lado, no en los partidos ni en los liderazgos políticos tradicionales de la izquierda, que no han rebasado los límites de la violencia.


Su alianza es con grupos de narcotraficantes que, paradójicamente, tienen en esos estados sus santuarios, sembradíos y campos de entrenamiento.


Las fuerzas de autodefensa que aparecieron de la noche a la mañana son hijos de ese explosivo maridaje entre narco y guerrilla.


Es mentira que éstos vengan desde decenas o cientos de años atrás. Lo que siempre ha habido, en ciertas comunidades indígenas, son policías comunitarias, desarmadas, que colaboran con la autoridad. Nada que ver con los llamados “grupos de autodefensa”.


Pero en la costa, ¿qué comunidad indígena hay? Ahí hay guerrilla, ahora comunicada con el narco.


Sólo un ingenuo —muy pero muy ingenuo— podría creer que las fuerzas de “autodefensa” marchan armadas en Guerrero para ayudar a los maestros a evitar que las escuelas públicas sean privatizadas.


Un país descontrolado beneficia al narco. Y la reforma educativa no es motivo para una rebelión provocadora y violenta como la que vemos.


Corresponde ahora al gobierno actuar con eficacia para desarticular ese coctel que en otras latitudes —Colombia— sembró el terror y la inestabilidad política.


Decir que el gobierno actúe con prontitud y con el menor costo social posible, se dice fácil.


Obviamente no lo es. Pero es una de las tareas que hay.


La otra tarea es mantener el Pacto por México, porque sin Pacto y movimientos violentos auspiciados por el narco y conducidos por la guerrilla…



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