REFLEXIONES
LIBERTARIAS
SÍ, ES LA ECONOMÍA
PRESIDENTE PEÑA
Ricardo Valenzuela
El presidente Peña
Nieto hizo una afirmación por demás interesante en su escala en Tokio de su
visita al oriente. ”México no se va a conformar con los crecimientos económicos
raquíticos que hemos tenido. México debe crecer al doble del promedio que ha
experimentado los últimos 40 años.” Bien dicho presidente pero ¿Cómo lo
haremos? Aquí le envío una serie de ideas que vale la pena considerar.
Como consecuencia
de la muerte del comunismo, el mundo ahora se debate entre los pensadores que
abogan por los crecimientos económicos agresivos permitiendo a los mercados
funcionar libremente, y los que prefieren un crecimiento medido, controlado,
manoseado, supuestamente por miedo al fenómeno que fue el coco de los
economistas durante los años 60s y 70s; la inflación.
Sin embargo, las
políticas económicas keynesianas siguen infectando el debate público a pesar de
que ya por décadas en el campo intelectual han sido desprestigiadas por economistas
de las diferentes escuelas de pensamiento
y finalmente la misma realidad.
En estos momentos
el debate se centra en la siguiente cuestión: ¿pueden las economías crecer
demasiado rápido?
Las respuestas
tradicionales a esta duda siempre bordan en lo siguiente: A) Sí, y los bancos
centrales deben adoptar políticas restrictivas para prevenir inflación. B) No,
las economías como tradicionalmente han crecido, todavía tienen mucho campo
para expanderse antes de las presiones inflacionarias. C) Si, pero el reducir
la inflación no justifica el precio traducido en desempleo.
El que éste enfrentamiento
aun tengo vida, inclusive en los EU, prueba el que muchos segmentos de la
sociedad permanecen siendo esclavos del economista John Maynard Keynes. La
premisa fundamental del debate, es la noción Keynesiana de que los
planificadores gubernamentales pueden provocar aumentos en la producción y
reducir el desempleo, pero a costa de también provocar aumentos en los procesos
inflacionarios; o que ellos pueden provocar bajas en la producción reduciendo
la inflación, pero teniendo como costo un aumento en el desempleo.
De hecho uno de los
argumentos mas interesantes presentado en las elecciones que acaban pasadas en
los EU, fue el de Steve Forbes quien, como buen Supply—Sider, les demostró a
los candidatos cómo los EU puede crecer a niveles de 7 y 8% sin inflación,
simplemente reduciendo impuestos y terminando el proceso de liberación iniciado
por Reagan.
La premisa
Keynesiana es totalmente falsa. No hay esa relación entre producción, inflación
y desempleo. Lo único que los planificadores pueden provocar y provocan, es
caos. La producción depende del trabajo, capital, información, conocimiento, y
lo más importante, depende de libertad. El empleo depende de una serie de factores
institucionales incluyendo las destructivas políticas intervencionistas de los
gobiernos en los mercados de trabajo. Inflación es la consecuencia de políticas
monetarias irresponsables. La intervención gubernamental distorsiona las
señales del mercado impidiendo la coordinación de la actividad económica. El
mundo fue Keynesiano desde la avenida de Roosevelt hasta que, en los años 70,
lo envió a una espiral de inflación con resección que desestabilizó los
mercados llevando al poder a la Thacher y a Ronald Reagan.
Entonces, ¿por qué
ante lo obvio que es el fracaso Keynesiano sus políticas continúan en el debate
público? Por una simple y sencilla razón; poder, control. Los miembros del
establishment lo que buscan es el control y el poder a través del activismo
gubernamental. Hay burócratas que si creen en la planeación gubernamental.
Ellos no piensan que una buena y virtuosa sociedad resultará cuando sus
miembros tienen la libertad de actuar en un ambiente igual; libre. Pero la
mayoría de los burócratas del mundo lo saben perfectamente, las políticas
Keynesianas fallaron en producir prosperidad, pero no han fallado en cuanto a
mantenerlos en control.
Para los miembros
del establishment mundial las políticas económicas liberales son como la
kryptonita para Superman. No les interesa una sociedad libre, independiente y
responsable porque se les terminan sus cotos de poder, el control y la mina de
corrupción. Mientras mas dependiente sea la sociedad, mas se justifican sus
intervenciones, los subsidios, los bancos de promoción, las aduanas, las
secretarias de gobierno, las empresas descentralizadas, las miles de
dependencias oficiales que son los focos de corrupción. Uno de los rencores más
grandes de la nomenklatura en contra de Salinas, fue la venta masiva de
empresas del gobierno, se les acababa su modus vivendi.
En el mismo EU
cuando la economía empieza a crecer agresivamente, de inmediato se le mete el
freno vía aumento de intereses argumentando; “ahí viene la inflación.”
Especialmente a los gobiernos demócratas no les interesa que la economía crezca
más de lo previsto, se les acaba la industria de la pobreza. Una tercera parte
del presupuesto americano se destina a “gasto social.” Los políticos americanos
jamas van a permitir que esos miles de millones de dólares ya no tengan
aplicación. Jamas van a permitir que toda esa burocracia que vive del manejo de
la “distribución de la riqueza,” se quede sin modus vivendi. Hay demasiados
intereses de por medio.
La economía
mexicana no solo puede crecer al 8% anual como lo afirma el presidente Peña.
Puede crecer a un 12% sin problemas inflacionarios. Son los crecimientos que
han tenido Hong Kong, Chile y de hecho México lo llegó a tener en los 60s. Pero
eso era atentar contra el control absoluto de la burocracia que nos ha oprimido
durante toda nuestra vida independiente, por eso Echeverría de encargó de darle
reversa y enviar a los mexicanos a una espiral de pobreza y atraso vistos solo
en la época postrevolucionaria. La economía mexicana puede crecer a los niveles
que experimenta China en estos momentos, pero a los revolucionarios se les
acaba la mina de explotación más importante de su retórica, se les acaban los
pobres.
La clase
gubernamental no estará nunca dispuesta a llevar el Keynesianismo a los archivos
de la historia solo porque falló. Las políticas económicas keynesianas se
desarrollarán de nuevo—así como el marxismo evolucionó a la “corrección
política” y socialismo está evolucionando en lo que ahora elegantemente le
llaman “la tercera vía”—pero no las dejarán morir. Las causas del poder en los
gobiernos expansivos son demasiado importantes para la clase de los perfectos
idiotas mundiales y no las dejarán morir, de ellas depende su sobrevivencia, su
vida misma.
Entonces, Keynes
vive, y vivirá hasta que los pueblos hartos de los controles y la opresión se
rebelen contra sus verdugos. Cuando los pueblos se den cuenta del poder de una
sociedad civil en conjunto, del poder del voto ciudadano, los pueblos se habrán
liberado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario