12 abril, 2013

SÍ, ES LA ECONOMÍA PRESIDENTE PEÑA



REFLEXIONES LIBERTARIAS
SÍ, ES LA ECONOMÍA PRESIDENTE PEÑA
Ricardo Valenzuela

El presidente Peña Nieto hizo una afirmación por demás interesante en su escala en Tokio de su visita al oriente. ”México no se va a conformar con los crecimientos económicos raquíticos que hemos tenido. México debe crecer al doble del promedio que ha experimentado los últimos 40 años.” Bien dicho presidente pero ¿Cómo lo haremos? Aquí le envío una serie de ideas que vale la pena considerar.

Como consecuencia de la muerte del comunismo, el mundo ahora se debate entre los pensadores que abogan por los crecimientos económicos agresivos permitiendo a los mercados funcionar libremente, y los que prefieren un crecimiento medido, controlado, manoseado, supuestamente por miedo al fenómeno que fue el coco de los economistas durante los años 60s y 70s; la inflación.
 
Sin embargo, las políticas económicas keynesianas siguen infectando el debate público a pesar de que ya por décadas en el campo intelectual han sido desprestigiadas por economistas de las diferentes escuelas de pensamiento  y finalmente la misma realidad.

En estos momentos el debate se centra en la siguiente cuestión: ¿pueden las economías crecer demasiado rápido?

Las respuestas tradicionales a esta duda siempre bordan en lo siguiente: A) Sí, y los bancos centrales deben adoptar políticas restrictivas para prevenir inflación. B) No, las economías como tradicionalmente han crecido, todavía tienen mucho campo para expanderse antes de las presiones inflacionarias. C) Si, pero el reducir la inflación no justifica el precio traducido en desempleo.

El que éste enfrentamiento aun tengo vida, inclusive en los EU, prueba el que muchos segmentos de la sociedad permanecen siendo esclavos del economista John Maynard Keynes. La premisa fundamental del debate, es la noción Keynesiana de que los planificadores gubernamentales pueden provocar aumentos en la producción y reducir el desempleo, pero a costa de también provocar aumentos en los procesos inflacionarios; o que ellos pueden provocar bajas en la producción reduciendo la inflación, pero teniendo como costo un aumento en el desempleo.

De hecho uno de los argumentos mas interesantes presentado en las elecciones que acaban pasadas en los EU, fue el de Steve Forbes quien, como buen Supply—Sider, les demostró a los candidatos cómo los EU puede crecer a niveles de 7 y 8% sin inflación, simplemente reduciendo impuestos y terminando el proceso de liberación iniciado por Reagan.

La premisa Keynesiana es totalmente falsa. No hay esa relación entre producción, inflación y desempleo. Lo único que los planificadores pueden provocar y provocan, es caos. La producción depende del trabajo, capital, información, conocimiento, y lo más importante, depende de libertad. El empleo depende de una serie de factores institucionales incluyendo las destructivas políticas intervencionistas de los gobiernos en los mercados de trabajo. Inflación es la consecuencia de políticas monetarias irresponsables. La intervención gubernamental distorsiona las señales del mercado impidiendo la coordinación de la actividad económica. El mundo fue Keynesiano desde la avenida de Roosevelt hasta que, en los años 70, lo envió a una espiral de inflación con resección que desestabilizó los mercados llevando al poder a la Thacher y a Ronald Reagan.

Entonces, ¿por qué ante lo obvio que es el fracaso Keynesiano sus políticas continúan en el debate público? Por una simple y sencilla razón; poder, control. Los miembros del establishment lo que buscan es el control y el poder a través del activismo gubernamental. Hay burócratas que si creen en la planeación gubernamental. Ellos no piensan que una buena y virtuosa sociedad resultará cuando sus miembros tienen la libertad de actuar en un ambiente igual; libre. Pero la mayoría de los burócratas del mundo lo saben perfectamente, las políticas Keynesianas fallaron en producir prosperidad, pero no han fallado en cuanto a mantenerlos en control. 

Para los miembros del establishment mundial las políticas económicas liberales son como la kryptonita para Superman. No les interesa una sociedad libre, independiente y responsable porque se les terminan sus cotos de poder, el control y la mina de corrupción. Mientras mas dependiente sea la sociedad, mas se justifican sus intervenciones, los subsidios, los bancos de promoción, las aduanas, las secretarias de gobierno, las empresas descentralizadas, las miles de dependencias oficiales que son los focos de corrupción. Uno de los rencores más grandes de la nomenklatura en contra de Salinas, fue la venta masiva de empresas del gobierno, se les acababa su modus vivendi.

En el mismo EU cuando la economía empieza a crecer agresivamente, de inmediato se le mete el freno vía aumento de intereses argumentando; “ahí viene la inflación.” Especialmente a los gobiernos demócratas no les interesa que la economía crezca más de lo previsto, se les acaba la industria de la pobreza. Una tercera parte del presupuesto americano se destina a “gasto social.” Los políticos americanos jamas van a permitir que esos miles de millones de dólares ya no tengan aplicación. Jamas van a permitir que toda esa burocracia que vive del manejo de la “distribución de la riqueza,” se quede sin modus vivendi. Hay demasiados intereses de por medio. 

La economía mexicana no solo puede crecer al 8% anual como lo afirma el presidente Peña. Puede crecer a un 12% sin problemas inflacionarios. Son los crecimientos que han tenido Hong Kong, Chile y de hecho México lo llegó a tener en los 60s. Pero eso era atentar contra el control absoluto de la burocracia que nos ha oprimido durante toda nuestra vida independiente, por eso Echeverría de encargó de darle reversa y enviar a los mexicanos a una espiral de pobreza y atraso vistos solo en la época postrevolucionaria. La economía mexicana puede crecer a los niveles que experimenta China en estos momentos, pero a los revolucionarios se les acaba la mina de explotación más importante de su retórica, se les acaban los pobres.

La clase gubernamental no estará nunca dispuesta a llevar el Keynesianismo a los archivos de la historia solo porque falló. Las políticas económicas keynesianas se desarrollarán de nuevo—así como el marxismo evolucionó a la “corrección política” y socialismo está evolucionando en lo que ahora elegantemente le llaman “la tercera vía”—pero no las dejarán morir. Las causas del poder en los gobiernos expansivos son demasiado importantes para la clase de los perfectos idiotas mundiales y no las dejarán morir, de ellas depende su sobrevivencia, su vida misma.

Entonces, Keynes vive, y vivirá hasta que los pueblos hartos de los controles y la opresión se rebelen contra sus verdugos. Cuando los pueblos se den cuenta del poder de una sociedad civil en conjunto, del poder del voto ciudadano, los pueblos se habrán liberado.   

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