15 abril, 2013

Venezuela se ha suicidado



Venezuela se ha suicidado
Rubén Cortés

Al votar por la continuidad del chavismo, Venezuela canceló sus aspiraciones democráticas. El chavismo abomina de la libertad, con su control electoral, expropiaciones y chantaje a los trabajadores del Estado, que en 14 años aumentaron de 800 mil a 2.4 millones.

El sistema chavista, de manipulación de las necesidades de las clases medias y bajas, es indisociable del totalitarismo. Ningún sistema como el chavista puede establecerse sin una policía política, la cual implantó Chávez con seguidas vueltas de tuerca desde 1999.


Pero la dictadura total será imprescindible para Nicolás Maduro, político poco instruido y sin imaginación, que en 15 días de campaña tuvo que mencionar siete mil 255 veces a quien lo designó candidato en su testamento.


Chávez tenía personalidad propia y una malignidad política similar a la de Hitler, que le permitió dividir para siempre a la sociedad venezolana con base en campañas de odio al más puro estilo fascista: los “burgueses” (como para Hitler los judíos) tenían la culpa de todo.


Chávez pudo barrer bajo la alfombra uno de los mayores desastres económicos en la historia del mundo: desde 1999 gastó mil veces mil millones de dólares: más dinero en 14 años de lo que Venezuela recibió en sus primeros 175 años de independencia.


Y lo que consiguió fue, convertir a su país en una cueva de Alí Babá y una clase política ladrona, sin ningún tipo de control ciudadano: según Transparencia Internacional, ocupa el puesto 165 de 174 de los países más corruptos, atrás de Chad, Etiopía, Irak y Afganistán.


Sin embargo, con un gobernante gris como Maduro, el chavismo no podrá permitirse el maquillaje de la oposición que admitió Chávez  y terminará por someter la libertad individual al Estado para destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley.


Maduro, quien ganó ahora por sólo 234 mil 935 votos (aun con todo el poder del Estado y una campaña de apenas 15 días para impedir el crecimiento de la oposición) sabe que jamás ganará en buena lid y tendrá que ignorar la Constitución y dictar leyes sin la aprobación del Congreso.


Sólo así podrá manejar un país quebrado absolutamente, que no se sostiene sobre una economía real, sino sobre la deuda, sextuplicada desde 1999 hasta ubicarse hoy entre 190 mil millones y 230 mil millones de dólares: aproximadamente 60 por ciento del PIB.


La iniciativa privada está casi extinguida y Venezuela es el último país del continente en inversiones extranjeras desde que Chávez expropió, de 2006 a 2012, empresas cementeras, el sector eléctrico privado, bancos, la siderúrgica Sidor, cadenas de supermercados y tiendas agrícolas.


La única solución a este desastre, en un sistema como el chavista, es recurrir a alguna forma de Gestapo.


Es lo que hará Maduro.

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