Al votar por la continuidad del chavismo,
Venezuela canceló sus aspiraciones democráticas. El chavismo abomina de la libertad, con su control electoral,
expropiaciones y chantaje a los trabajadores del Estado, que en 14 años
aumentaron de 800 mil a 2.4 millones.
El sistema chavista, de manipulación de las
necesidades de las clases medias y bajas, es indisociable del totalitarismo.
Ningún sistema como el chavista puede establecerse sin una policía política,
la cual implantó Chávez con seguidas vueltas de tuerca desde 1999.
Pero la dictadura total será imprescindible
para Nicolás Maduro, político poco
instruido y sin imaginación, que en 15 días de
campaña tuvo que mencionar siete mil 255 veces a quien lo designó candidato
en su testamento.
Chávez tenía personalidad propia y una
malignidad política similar a la de Hitler, que le permitió dividir para
siempre a la sociedad venezolana con base en campañas de odio al más puro
estilo fascista: los “burgueses” (como para Hitler los judíos) tenían la
culpa de todo.
Chávez pudo barrer bajo la alfombra uno de
los mayores desastres económicos en la historia del mundo: desde 1999 gastó
mil veces mil millones de dólares: más dinero en 14 años de lo que Venezuela
recibió en sus primeros 175 años de independencia.
Y lo que consiguió fue, convertir a su país
en una cueva de Alí Babá y una clase política
ladrona, sin ningún tipo de control ciudadano: según Transparencia Internacional, ocupa el puesto 165 de 174
de los países más corruptos, atrás de Chad, Etiopía, Irak y Afganistán.
Sin embargo, con un gobernante gris como
Maduro, el chavismo no podrá permitirse el maquillaje de la oposición que
admitió Chávez y terminará por
someter la libertad individual al Estado
para destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley.
Maduro, quien ganó ahora por sólo 234 mil
935 votos (aun con todo el poder del Estado y una campaña de apenas 15 días
para impedir el crecimiento de la oposición) sabe que jamás ganará en buena
lid y tendrá que ignorar la Constitución y dictar leyes sin la aprobación del
Congreso.
Sólo así podrá manejar un país quebrado absolutamente, que no se sostiene sobre una economía real, sino sobre la
deuda, sextuplicada desde 1999 hasta ubicarse hoy entre 190 mil millones y
230 mil millones de dólares: aproximadamente 60 por ciento del PIB.
La iniciativa privada está casi extinguida y
Venezuela es el último país del continente en inversiones extranjeras desde
que Chávez expropió, de 2006 a 2012, empresas cementeras, el sector eléctrico
privado, bancos, la siderúrgica Sidor, cadenas de supermercados y tiendas
agrícolas.
La única solución a este desastre, en un
sistema como el chavista, es recurrir a alguna forma de Gestapo.
Es lo que hará Maduro. |
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