02 mayo, 2013

Cuando Obama y Peña se reúnan hoy

Leo Zuckermann
Los presidentes tratarán de defender los intereses de cada una de sus naciones.Es su papel. 
Cuando Obama y Peña se reúnan hoy
Es evidente que alguien en Washington está enojado con el nuevo gobierno mexicano. No es gratuito que, a unas horas de que el presidente Obama visite nuestro país, se publiquen dos artículos sobre la cooperación entre las dos naciones en materia de seguridad, uno en The Washington Post y otro en The New York Times.
Ambos son muy claros en dos asuntos. Uno: que durante el gobierno del presidente Calderón se incrementó de manera sustancial el involucramiento de Estados Unidos en la llamada “guerra en contra del crimen organizado”. Se habla de la mayor participación de la historia de agentes de la DEA en México, de un incremento desmesurado de vuelos de drones estadunidenses sobre territorio nacional, de certificación de agentes mexicanos por parte de las autoridades estadunidenses y de un intercambio sin precedentes de inteligencia.


El segundo asunto de estos artículos es que, desde que llegó el nuevo gobierno de Peña, ha habido un cambio en la postura mexicana que preocupa a algunas agencias estadunidenses. En el discurso y en algunos hechos, hay una reticencia de la administración actual a seguir permitiendo que los estadunidenses sigan metidos hasta el cuello en la persecución de los cárteles de la droga. Además, al vecino del norte también le disgusta la idea de que la cooperación tiene que pasar ahora, toda, a través de la Secretaría de Gobernación.
Eso es lo que dicen, en una nuez, los artículos de los dos prestigiosos diarios de Estados Unidos. Llama la atención que el énfasis sea en el tema de la seguridad cuando la Secretaría de Relaciones Exteriores de México ha expresado la intención explícita de bajarle el perfil a este tema durante la visita de Obama el día de hoy. Entonces, por un lado, parece que hay interesados en Washington de que el tema de la cooperación en materia de seguridad siga siendo central y, por el otro, que en la Ciudad de México quieren “desnarcotizar” la relación con Estados Unidos para volver a colocar otros temas importantes como el migratorio, el comercial y el educativo.
Creo que, en el fondo, esto refleja una divergencia de intereses de los dos países.
Es natural que Estados Unidos quiera meterse cada vez más en el tema de la seguridad mexicana. Así son las súper potencias: les gusta controlar, sobre todo en territorios de vital importancia como los vecinos. Todo apunta a que Calderón les abrió la puerta grande y ellos se metieron hasta la cocina. Ahora no quieren salirse porque les conviene. Para ellos es mejor combatir a los cárteles que exportan drogas a su país aquí en México que en territorio estadunidense. Es lo que llaman la “política de interdicción”, es decir, evitar que las drogas lleguen a su país a través del monitoreo, detección, intercepción, disrupción, erradicación y detención en las naciones exportadoras como México.
Pero la guerra contra las drogas es su guerra, no la nuestra. Y, por cierto, si algo han aprendido desde que Nixon declaró esta guerra, es que nunca la van ganar. La solución al consumo y adicción de drogas es más de educación y salud públicas, que de seguridad. Algunos estados de la Unión Americana ya lo entendieron y por eso han legalizando la mariguana. No así el gobierno federal estadunidense que sigue empeñado en combatir las drogas a balazos, de preferencia fuera de su territorio.
Muy bien. Pero, como mencioné, esa guerra es de ellos, no de nosotros. Ese es su interés, no nuestro. Para los mexicanos, como ha dicho el presidente Peña, la prioridad es parar la violencia interna, más que combatir a los cárteles del narcotráfico. El interés de México es bajar los delitos que más agravian a los mexicanos —homicidios, secuestros y extorsiones— no la exportación de drogas. Además, en el interés nacional está el bajarle el perfil a este tema para resolver otros asuntos de la mayor importancia (educación, telecomunicaciones, energía, etcétera). Si algo aprendimos de la administración de Calderón es que, como país, no reditúa que un gobierno sea monotemático con el asunto del combate al crimen organizado.
En la reunión de hoy, los presidentes tratarán de defender los intereses de cada una de sus naciones. Es su papel. Y, aunque haya divergencias, siempre es posible ponerse de acuerdo. Para eso sirve la política. Lo bueno es que tanto Obama como Peña son dos políticos profesionales que entienden esto.

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